Unicaja

Deon Thompson como síntoma

  • El americano juega sus últimos partidos con el Unicaja descendiendo aún más su bajo rendimiento

  • Su caso se repetirá el próximo verano con Tim Abromaitis, con contrato hasta 2022

Thompson pelea por un rebote.

Thompson pelea por un rebote. / ACB Photo

La situación institucional del Unicaja hace que sea complicado vaticinar a día de hoy qué jugadores formarán parte de la plantilla la próxima temporada. Hay un núcleo importante de jugadores con contrato o con opción, pero habrá que aguardar a cuál es el interés del club y de los propios técnicos, jugadores y agentes según resulte del proyecto que se intente diseñar y del dinero disponible, además de otras circunstancias que están en el aire, como si habrá público o no en las gradas la próxima temporada. Un porcentaje significativo de los presupuestos prepandémicos estaba ahí. O de quiénes estarán al mando de la entidad liderando una nueva etapa. Pero sí hay algunas certezas.

Una de ellas es que Deon Thompson no estará en la plantilla la próxima temporada. Quizá su rendimiento es un síntoma de la situación en el que está el club y de los numerosos errores cometidos. Firmó en el verano de 2019, con 31 años, como apuesta para ser referente interior del equipo. Es el jugador mejor pagado de la plantilla. No hay quejas sobre su comportamiento. Buen compañero, integrado como muestra en sus redes sociales. Pero su rendimiento se desploma, más si cabe de lo decepcionante que ha sido. Promedia desde que se acabó la Eurocup 5.8 puntos y 3.4 rebotes en más de 20 minutos por partido con 5.1 de valoración en la Liga Endesa. Defensivamente sigue siendo un agujero. Ha tenido algunos minutos como cinco con la baja de Nzosa, pero tampoco ha resultado.

La cuota de responsabilidad de Thompson es la que es, no ha funcionado ni con Casimiro ni con Katsikaris, pero es injusto responsabilizarle más allá de la decepción particular por su rendimiento. En otra época se le hubiera buscando un recambio o se hubiera tratado su rescisión en verano, pero ahora mismo es una entelequia. Se liberará un contrato importante, pero el problema es que este verano pasado se repitió la operación con Abromaitis, al que se la garantizó, sin corte, un contrato por dos temporadas, hasta 2022. Con un rol de jugador importante que no tuvo ni en su mejor etapa en Tenerife, este verano se volverá a plantear cómo equilibrar una plantilla terriblemente descompensada, con superpoblación en varios perfiles de jugadores y ausencia de otros. Síntomas de un trabajo que fue malo. Y que será difícil remendar.

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