La Euroliga no cede ante la FIBA

Esperada era la decisión de la Euroliga tras su reunión, a la que acudió el presidente del Unicaja Eduardo García, de Barcelona para ver en qué posibilidad podía desenquitarse la situación de tensión en el baloncesto europeo. No aceptó la organización presidida por Jordi Bertomeu el retraso de los partidos de las ventanas de jueves a viernes propuesta por la FIBA y la situación vuelve al punto inicial. Por tanto, lo previsto, si no se da cambio alguno, es que el torneo continental no pare durante la clasificación para el Mundial de China de 2019.

Esgrime la Euroliga que no da su brazo a torcer porque aunque lo haga no estarán todos los jugadores disponibles para las selecciones, en clara referencia a los de la NBA, que no acudirán en ninguno de los escenarios. Justifica esta decisión argumentando que es una "desventaja competitiva puesto que se produce una discriminación entre los jugadores de la misma nacionalidad".

Otro de los porqués bajo los que sustenta su postura la Euroliga es que el cambio "aumenta la carga de viajes y juegos para los jugadores, obligándoles a jugar numerosos partidos en un período de tiempo reducido, sin tener días de descanso, causando excesivas horas de viaje acumuladas que en algunos casos superan hasta las 30, 40 y 50 horas, aumentando así el riesgo de fatiga y lesiones". Así, el tiempo apremia, la primera ventana es en noviembre, y el acuerdo parece más lejano.