Unicaja

Fuenlabrada - Unicaja: Un vendaval de baloncesto en la ACB (85-117)

  • El Unicaja vuelve a bordar el baloncesto en Fuenlabrada, donde consigue el récord anotador de su historia (85-117) y ratifica que es un equipo en un momento de forma espectacular

  • Las fotos del partido

Darío Brizuela deja una bandeja.

Darío Brizuela deja una bandeja. / ACB Photo

El vendaval baloncestístico del Unicaja continúa devastando la ACB. El equipo malagueño está en el mejor punto de funcionamiento colectivo y de brillo en el último lustro. Es diciembre y aún, por desgracia, no se pueden obtener notas definitivas en la temporada ni realizar conclusiones sumarias, lo más importante es lo que viene. Pero la pista no engaña y el Unicaja lleva mes y medio arrasando a cualquier rival (salvo el Obradoiro, al volver de la ventana) que se le pone por delante, como hizo en Fuenlabrada (85-117). Es cierto que el calendario no ha sido de extremada dificultad, pero ir a Santiago, Valencia o el sur de Madrid era (lo sigue siendo para muchos) un dolor de muelas. Y el Unicaja saca victorias con la solvencia de los equipos grandes, sin dejar un resquicio, con el frac y con el mono de trabajo de manera indistinta. No dio una sola opción. Batió su récord histórico de puntos en encuentro oficial, además de manera simbólica, con una canasta de Mario Saint-Supéry, la joya de Los Guindos.

El Unicaja, como suele, empezó con energía, marcando territorio desde el inicio. En su estado de gracia actual, el componente psicológico también intimida a los rivales. No había rastro de la gripe que había propiciado la baja de Nihad Djedovic. Transmite una seguridad el equipo de Ibon Navarro extraordinaria, con las ideas claras y con un plan nítido que se va cumpliendo con exactitud. Cuando en el minuto 12 de partido se va ganando por 20 puntos (21-41) es que las cosas se hacen de manera extraordinaria.

El crecimiento del Unicaja va llegando ofensivamente por el conocimiento progresivo de la plantilla, cada vez con más mecanismos y con un juego sin balón que fue espectacular en el primer tercio de partido. Hay jugadores inteligentes también, más allá de la mejora del físico. La ocupación de espacios es esencial en el baloncesto moderno porque cada vez se cubre más campo. El movimiento de los jugadores destrozó la defensa del Fuenlabrada, que no fue un prodigio de dureza, cierto es. El Unicaja arrasaba la zona local, con continuaciones en las que un David Kravish excelso y un Will Thomas recuperando la línea creciente, igual que un Jonathan Barreiro que ha crecido bastante en el último mes, metían continuas canastas sencillas, con un movimiento muy ágil y el balón circulando. Cuando el Fuenlabrada se cerraba un poco más, la medicina llegaba desde el exterior.

Mediado el segundo cuarto, el porcentaje del Unicaja rozaba el 80% en tiros de campo, insostenible en el tiempo. El equipo malagueño mantenía un nivel bastante decente atrás que le permitía aguantar ese bajón. Se habla poco seguramente de la labor de Augusto Lima, el mejor protector de aro pero también un engrasador ofensivo que no necesita puntos para ser importante. Llegaba a mandar por 24 puntos (30-54), con un festival de canastas. En la última rotación antes del descanso, el equipo bajó algo el pistón e Ibon Navarro echó una buena bronca en un tiempo muerto a minuto y medio para el descanso tras un parcial de 0-7 fuenlabreño. Kromah y Ristic hacían algo de daño, es imposible parar siempre al rival, pero la diferencia al descanso (37-56) permitía pensar en una nueva victoria cajista.

La diferencia se estabilizaba entre los 15 y los 20 puntos. El Fuenlabrada había elevado el nivel defensivo y las fuerzas se habían equilibrado, Eyenga y Kromah hacían más daño. El Unicaja encontraba a Tyson Carter para situaciones más desesperadas. Ibon Navarro había cambiado todo el quinteto inicial menos Barreiro en el arranque tras el descanso y se había aguantado bien el previsible tirón de orgullo local, aunque el habitualmente ruidoso cubil del sur de Madrid no lo era tanto. La defensa cajista bajaba de nivel y el Fuenlabrada metía con más facilidad, pero ahí estaban Kalinoski, que hizo dos faltas rápidas y no había tenido mucho protagonismo, y Will Thomas para meter un par de triples (60-78).

Con 62-83 se llegaba al final del tercer cuarto, tras una canasta en reverso tremenda de Kravish. El partido estaba en el bolsillo, se habían sorteado momentos de alguna dificultad en el tercer cuarto, pero el Unicaja es extremadamente rocoso y es continuo, un trueno difícil para aguantar. Ha vencido a todos los rivales de zona media-baja, normalmente con mucha holgura. Y pisó el acelerador en el cuarto final hasta llegar a los 32 puntos de renta, renta para el average, se puede pensar en ser cabeza de serie. Se cierra un periodo no amable pero sí de menor dificultad de calendario con una bendita sensación de poderío, ausente en Málaga en años. Habrá que gestionar cuando lleguen las derrotas, ver cómo se responde tras un traspié. Mientras tanto, son ocho victorias seguidas, seis en ACB. La Copa está atada y se trata de crecer. Y de disfrutar quienes podemos contemplar a este equipo que honra al baloncesto y a la camiseta y al escudo que viste. Un récord de anotación histórico firmado por Saint-Supéry fue el gran colofón.

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