Liderato efímero

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El Fuenlabrada retrata dónde debe mejorar el Unicaja, que pierde el rebote y se ve incapaz de generar puntos fáciles

Eyenga (19 puntos), verdugo 'amigo' enfrente

Eyenga pelea por un balón con Carlos Suárez.
Eyenga pelea por un balón con Carlos Suárez. / Reportaje Gráfico: Acb Photo
José Manuel Olías

09 de octubre 2017 - 02:02

En las declaraciones previas de los entrenadores rivales antes de enfrentarse al Unicaja ha habido una nota común generalizada en la era Plaza. "Dominan el rebote", suelen referir. Ayer hubo empate en Fuenlabrada (26-26), pero el equipo malagueño concedió 13 al rival. Segundas opciones de tiro y, al mismo tiempo, el impedimento para ver lo que hace a este equipo más peligroso, tal y como está confeccionado: correr y generar canastas fáciles en transición y/o contraataque. Padece más en estático el Unicaja, que no encuentra a Shermadini con continuidad para que ejerza de contrapeso al desequilibrio exterior. La velocidad de bola se adquiere con conocimiento mutuo y generando espacios. Pero es una pescadilla que se muerde la cola. Hay que poner la piedra a rodar. Y en la era del scouting el ataque cajista es predecible cuando está Nedovic y espeso cuando no está él. El talento del serbio obliga a tenerle como primera opción, no hay duda. Pero más jugadores deben amenazar cuando no hay esa circulación de balón fluida.

El Unicaja tuvo un liderato efímero, se lo dejó en el caliente cubil del Fernando Martín, donde ha rebrotado la fiebre de la mano de Che García, técnico argentino de 52 años que conecta con la grada con ademanes poco usuales en Europa. Gesticula y excita a la grada cuando el rival pide un tiempo muerto y destila pasión. Pero en cuestión de baloncesto parece decidido a coger con las dos manos esta oportunidad que se le ha resistido hasta ahora. El Che oposita a icono en Fuenlabrada, le tiene invicto y convirtió con sus jugadores en un calvario el partido para un Unicaja que pareció controlar en la primera mitad pese a la igualdad reinante, pero al que se le fue el caballo en la segunda. El partido estuvo en cánones anotadores teóricamente lógicos, pero esa fuga del rebote negó puntos fáciles y dio más aire a un Fuenlabrada que aumentó su confianza cuando iba metiendo canastas a final de posesión tras buenas defensas del Unicaja.

Porque es por la defensa por donde debe empezar el equipo malagueño. Plaza optó por el dúo Alberto-Salin, como en Murcia, conocedores de lo que es jugar en Fuenlabrada. Enfrente estaba un tremendo Eyenga, que con 19 puntos fue el hombre del partido. En otra coyuntura contractual se hubiera quedado en Málaga tras su play off pasado, pero ahora está en un equipo con galones donde su físico es el contrapunto al talento anotador del inasequible Popovic y del mexicano Cruz. Eyenga lideró las primeras embestidas de Fuenlabrada en un primer tiempo equilibradísimo, que se movió en un margen de cuatro puntos a favor de uno y otro.

Hay certezas en el Unicaja, como la ascendencia de Nedovic , la fiabilidad de Brooks y la solidez de Augustine, pero también incógnitas por despejar. Cuando se hacen fichajes hay una parte de riesgo aunque sea el mejor pívot de la pasada Liga Endesa, como Shermadini. Buena parte del éxito del equipo esta temporada pasará por que se le integre y por que él se integre. Están lejos esos polos ahora mismo. Produce puntos porque la calidad la tiene, pero no anota una canasta fácil como en Andorra. Parece un ente extraño en la pista. Nedovic (12 puntos y cinco asistencias) metió dos triples estratosféricos pero al descanso reinaba un equilibrio (35-35). Había defendido bien el Unicaja con ese pero del rebote y ello llevaba al equilibrio.

Al Fuenlabrada le vino bien el descanso para reordenar ideas y coger impulso. Un raquítico punto de un Milosavljevic desquiciado que encadenaba pérdidas y errores fue lo único que metió el Unicaja en cinco minutos. Y el Fuenlabrada sí mantenía un ritmo de anotación decente. Tres tiros libres de Eyenga lanzaban al equipo madrileño (45-36) con un parcial de 10-1. El partido había cambiado. Si durante el primer tiempo el duelo parecía bajo control malagueño, a pesar de la igualdad en el marcador, ahora se había vuelto favorable a los locales. La salida de Nedovic desatascó el ataque y Brooks volvía a comprimir el partido con cinco puntos (47-43), pero no tenía el equipo malagueño continuidad ofensiva. Y el Fuenlabrada sí obtenía renta. Una canasta de Brooks dejaba el partido más cerrado al final del tercer cuarto (54-49).

McCallum parecía sobrepasado por el partido, errático y sin ideas, pero en apenas 15 segundos metió al Unicaja en el partido. Robo, con la ayuda en un 2x1 espectacular de Augustine, y mate; robo posterior y asistencia a Nedovic. Y 56-55. Estiró Vargas (63-57), pero ahí lució durante unos minutos el McCallum de pretemporada. Canasta a tabla difícil en rectificado, gran jugada individual y dos tiros libres sacados (63-61). En el intercambio de canastas, no obstante, se sentía cómodo el Montakit Fuenlabrada, la defensa cajista no lograba ajustar. Y triples de Popovic y Cruz más una continuación de Sekulic ponían el partido bastante complicado (73-65) a falta de dos minutos mientras se cegaba el ataque cajista.

Cuesta producir en estático y ahí la llave la tiene en una buena proporción Shermadini. Rara vez recibe el balón en condición ventajosa y le lastra que en defensa los rivales le atacan sin piedad. Hay herramientas de calidad, pero le toca a Joan Plaza optimizarlas. Es el principio del camino y el Fuenlabrada está en la ola buena. Vendrán más derrotas y habrá que acostumbrarse. Este calendario tan loco no concede tiempo para lamerse las heridas por perder sino que obliga a olvidarlas rápido y a aprender de ellas. Lo siguiente en el horizonte, nada menos, es el campeón de Europa.

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