Málaga ha vuelto a demostrar que respira y vive por la pelota naranja. Pocas veces se puede vivir una final de un Mundial entre España y Estados Unidos y mucho menos en casa, por eso la afición malagueña se ha volcado para llevar en volandas a los guerreros de Javi Zamora. Y eso que es de una categoría sub 17. La Selección Española ha ilusionado a un Martín Carpena que llevaba tiempo dormido, deseando gritar al unísono con un baloncesto de calidad.

Las banderas, las camisetas de los jugadores actuales o de los que ya han hecho historia e incluso el pintacaras no falta en las gradas. Es un día para dejarse la garganta, porque quién sabe si esta será la próxima generación dorada... Ya lo dijo Pau Gasol en su visita al vestuario tras la semifinal: "Queda uno". ¿Será el Carpena el inicio de esta gran generación?

De momento, Álvaro Folgueiras, uno de los representantes malagueños, pidió tras el partido que se llenase el pabellón y así ha sido. La FIBA ha tenido que ampliar el aforo ante la alta demanda de cara a la final ante Estados Unidos.