Unicaja

Melvin Ejim, de pastor a jugador de vóley

  • El crecimiento del canadiense en el play off impulsa su dependencia en el Unicaja, preciso para empequeñecer a Mirotic y al Barça

  • El grandioso tapón a Jokubaitis es el colofón, del que bromeaba después Ibon Navarro

  • Melvin Ejim, la navaja suiza

Ejim, justo en el momento del tapón a Jokubaitis.

Ejim, justo en el momento del tapón a Jokubaitis.

El ascenso de Melvin Ejim en los play off es imparable, el encargado de enmarcar la exhibición del Palau, enésima hazaña del Unicaja esta temporada, ojalá nunca acabe, familiarizado el conjunto malagueño con dar tardes de gloria y gozo. Todos tienen su cuota de responsabilidad en esa poesía, pero el loco canadiense, en el sentido constructivo, merece una distinción especial. Qué semanas de Ejim, con un preludio interesante con Lenovo Tenerife, ya se encargó de dar forma al pase a semis en el Santiago Martín, y ahora frente al Barça ha sido multiplicarse, un pit bull que es capaz de reducir a un Nikola Mirotic que aún (peligro de gafe) apenas ha comparecido en la serie, salvo un primer plano cuando concluía el segundo partido, superado, y alguna que otra acción puntual. Pero Ejim volvió a ser el director de orquesta atrás, tan majestuoso el trabajo de los malagueños en su canasta, que puede presumir el Unicaja de haber ganado cómodamente en el Palau. Honor.

7 puntos, 9 rebotes (otro curro excelso en esa faceta) y 13 de valoración. Que para ser Ejim son registros fuera de lo ordinario; su impacto en el Palau fue descomunal a la hora de atajar los ataques del Barça, cortocircuitar a un equipo muy acostumbrado a este tipo de escenarios, pero muy empequeñecido por momentos. El pastor que movilizaba a sus compañeros, en una sinfonía perfecta de qué hay que lograr para asaltar una plaza de este nivel. Su trabajo en esos intangibles se da por descontado, si ya se suman los 14 puntos, 6.8 rebotes y 14.8 de valoración en estos play offs, es un jugador del que ahora mismo se depende, una especie de calibrador. Si Melvin Ejim luce, el Unicaja tendrá gran parte de la tarea hecha.

Y como culmen un tapón a Jokubaitis que es una de las secuencias de la temporada. Qué brinco y cuánta limpieza en ese palmo. Una obra de arte. Poco conocimiento tendría el lituano del miura que tenía enfrente, la evolución del que endosó a Abromaitis hace unos días, que ya parecía inmejorable. En un momento además espinoso, con el 57-61 y a punto de terminar el tercer cuarto, la introducción a diez minutos posteriores excelsos, donde el Unicaja logró sacar de la pista al Barça, un equipo que no había perdido en su feudo en Liga Endesa; aún genera incredulidad de cómo es posible que el plan de Ibon Navarro domara a los azulgranas de esa forma tan aplastante. "Buen entrenamiento de vóley", le bromeaba el técnico vitoriano después en el vestuario. Esa conjura de hace unos días donde hubo vóley playa, ahí empezó a afinar el swing el de Toronto.

"Se va cuajando tu rol, sabes mejor qué pide concretamente el entrenador de ti. Tomó su tiempo, porque a veces mi rol es realmente impredecible. Ahora sí tengo un gran conocimiento de lo que le puedo dar al equipo, de lo que necesita, cómo puede ser efectivo. El equipo me conoce, conozco al equipo y es más fácil hacerlo. Creo que estoy haciendo un buen trabajo una vez la temporada siguió su curso y comprendí mejor todo. Cada jugador de este equipo puede anotar a alto nivel y defender a alto nivel. Y algunas veces es cuestión de timing, oportunidad y situación. Durante mi carrera he estado en situaciones donde era una opción de anotación clara y en otras no. Todo el mundo en este equipo tiene la capacidad de cambiar un partido en ataque o en defensa. Es lo que el equipo necesita y el trabajo que eres capaz de darle", desarrollaba el canadiense en Málaga Hoy de cómo ha evolucionado en sus prestaciones. Cuánto se le quiere.

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