Unicaja

Milosavljevic levanta su techo

  • El alero establece su nuevo tope anotador en su partido más completo desde su llegada a Málaga

Dragan Milosavljevic intenta taponar a Jeff Taylor.

Dragan Milosavljevic intenta taponar a Jeff Taylor. / acb photo

La primera derrota en la ACB del curso ofrece lecturas positivas sobre las que cimentar. La capacidad de reacción seguramente sea la principal, más en un escenario gigante, pero hay otras que subyacen. Una de ellas es el partido de Milosvljevic, el mejor que se le vio desde que llegó a Málaga. El serbio opositó en la casa del Real Madrid a lo que aspiraba ahora hace justo un año, ser un hombre importante en el engranaje cajista.

El alero exploró sus límites en el parqué capitalino. Anotó 15 puntos, su máximo como jugador del club de Los Guindos. Sobrepasó los 14 que tenía de El Pireo, otra plaza grande a nivel continental. Actuación que esconde un dato interesante y es que se trata del encuentro donde Gagi más veces lo intentó en la pintura. Buenas elecciones la mayoría, lo que evidencia un paso adelante en lectura, uno de sus principales lunares en su primer año, donde la ansiedad se apoderaba de un jugador con múltiples herramientas para anotar.

Amplio repertorio que demostró ayer ante defensores de primer nivel como Taylor, habitual perro de presa de Pablo Laso. Cogió el volante en el tercer cuarto y fue uno de los puntales para voltear en ese tercer cuarto brillante. De los 28 tantos que sumó el grupo, ocho llevaron su sello. Curiosamente, tras ser el primer encuentro en la Liga Endesa en que no sale de inicio. Lo hizo Díez, al que sustituyó luego Waczynski. Entró el último en esa extraña rotación en el tres, aunque disputó los minutos importantes. De hecho, Casimiro le premió con toda la segunda parte.

Hay expectativas altas en el seno del Unicaja con las posibilidades de Milosavljevic, ante una temporada trampolín para él. La apuesta para su llegada fue importante y quizá le pudo lastrar en su desembarco. Ahora, quiere recuperar ese rol protagonista en un estilo de juego que casa más con sus características. Un vértigo en el que se siente cómodo, en el que también debe aprender a controlar esos impulsos individuales que le obcecan en su camino hacia el aro. Los 15 puntos en Madrid abren una vía interesante para el serbio, con rabia por meterse en los raíles. El de ayer puede ser buen punto de partida para encontrar ese punto intermedio.

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