La Minicopa de 2024 será recordada como la de Mohamed Dabone. Un chico de Burkina Faso nacido en 2011 según los datos oficiales, aún podría jugar la temporada que viene la competición. Circula en redes sociales una ficha en un Africano sub 16 de 3x3 con un jugador de Togo con su mismo nombre y genera las clásicas críticas con la utilización de jugadores africanos. Son las reglas que los propios clubes han ido moldeando para esta competición que, en cierta forma, ha ido pervirtiendo el espíritu con el que nació en 2004, con la enorme irrupción de Ricky Rubio, pero que es un formidable escaparate y el primer contacto con el mundo profesional para jugadores infantiles, aunque el porcentaje jugadores que llegará a la élite no supere el 5%.

Tenga 12 o 16 años, Dabone es un impresionante proyecto de jugador, ya capacitado para jugar varias categorías por encima. Físicamente es un unicornio, facilidad de desplazamiento, saltos, segundos y terceros esfuerzos, en ocasiones parece que botara sobre una cama elástica. Técnicamente finaliza bien, su mecánica de tiro es correcta, ha metido algún triple durante el torneo y en la final, el partido más competido, volvió a ser gigante ante un Real Madrid que le plantó cara hasta el final. Son dos pequeñas selecciones mundiales, también con talento autóctono propio. Pero el fenómeno Dabone fue determinante. Acabó el partido con 22 puntos (11/12 en tiros de dos, 0/4 en libres), 26 rebotes, cinco recuperaciones, seis tapones y dos asistencias para 48 de valoración. Algún pase de campo a campo, alguna acción con bote, situaciones que jugadores de su altura no suelen dominar. Aún por crecer bastante, los límites de su juego los irá encontrando, pero parecen altísimos. Con 18,3 puntos, 13,5 rebotes, 4,5 tapones y 34,8 de valoración media, obviamente fue el MVP de la competición.

Dabone oscurece a los demás, pero había también grandes talentos en su equipo, que ya dominó en categoría preinfantil (ganaron el año pasado en Benalmádena en el mejor torneo sub 13 del país). Como Jan Cerdán (19 puntos y nueve asistencias en la final), Jan Martín e Izan Pérez, carne de selección española en su edad. En el Madrid, Pablo Mera, gallego reclutado el año anterior que es el mejor proyecto de 2010 a nivel nacional. Una calidad y una planta tremendas, un exterior ya por encima del 1.90 que firmó en la final 23 puntos y seis rebotes. Debe apuntalar el tiro exterior. También destacó Manel, otro interior africano, que le hizo partido a Dabone (20 puntos y 10 rebotes). Robinson, británico, sumó 13 puntos y el croata Garma, 11. El quinteto ideal estuvo formado por Mera, Robinson, Cerdán, Dabone y el jugador del Unicaja August Moller.