Resultado y crónica del MoraBanc Andorra-Unicaja

Desconexiones letales (83-74)

  • Un lamentable tercer cuarto condena las opciones de un Unicaja pobre en Andorra

  • El equipo no progresa y ha encadenado tres derrotas consecutivas en la prioritaria ACB

Brizuela, a aro pasado.

Brizuela, a aro pasado.

La alarma se ha encendido. El Unicaja fue también netamente inferior, salvo en el segundo cuarto, al MoraBanc Andorra. Como lo fue en Manresa dos semanas antes. En clave ACB, la prioridad del club, realmente apenas ha sido superior a Breogán y Obradoiro, más la victoria de Murcia. El resultado final (83-74) fue maquillado, pero dominó el partido el cuadro andorrano. El equipo malagueño no progresa desde que comenzó la temporada, sigue estancado en el juego y ahora también los roles que parecían claros se han difuminado. Son tres derrotas seguidas en Liga Endesa. Son rivales de la liga propia, que el Unicaja debería encabezar por presupuesto. Pero no, el equipo de Katsikaris se diluyó otra vez en el Principado y la Copa empieza a complicarse bastante. No es sólo eso, que es mucho. Que el equipo no se vaya de los partidos está bien, aunque dé para perder por 10 puntos en pistas en las que hay que arrancar victorias para estar arriba. Pero se viene advirtiendo desde semanas atrás que hay cierto colapso atacante, que sólo se desatasca por el talento individual o cuando se defiende a cuchillo y se puede correr. Algo que pasa poco.

La puesta en escena del Unicaja volvió a ser deficiente. Es un problema que, se gane o se pierda después, hay que corregir. Los jugadores, salvo Cole, tienen experiencia en la ACB, saben a qué pista van, cómo exige el rival y cuál será el nivel arbitral, no hay excusa de desconocimiento. Remar río arriba de manera constante es un problema y denota que la aproximación a los partidos no es la correcta. Y debe hacerse una reflexión colectiva. Tras unos primeros minutos de tanteo y alternancia, desconexión y un parcial de 12-0 para los andorranos, del 8-11 al 20-11. Errores de comunicación en los cambios defensivos y laxitud en el 1x1 propiciaban demasiadas canastas fáciles para los de Ibon Navarro.

Agitó Katsikaris, que sigue optando por el Cole-Brizuela de inicio, el banquillo. La salida de Alberto Díaz, Jonathan Barreiro y Rubén Guerrero hizo más sólido al equipo malagueño. El pívot marbellí no anotó, pero dio consistencia defensiva y engrasó el ataque. Es cierto que debe ser más agresivo y contundente cara al aro, pero ejerciendo de repartidor en el poste medio habilitó tiros cómodos de sus compañeros. Barreiro igualaba el partido (25-25) y había tiempo muerto de Navarro.

Son frecuentes en el baloncesto moderno los parciales continuos, los altibajos. Tras dos malos ataques cajistas, 8-0 para los andorranos, con algún mal balance propiciado por un mal ataque. Es esa cuerda que siempre está conectada en el baloncesto entre los dos aros y que requiere de continuidad en la fuerza aplicada. El orden es fundamental.

Recuperó Katsikaris a Guerrero y al esqueleto del equipo que había igualado. Brizuela soltó dos destellos tras estar fallón en el arranque, pero todo partió desde atrás, de una mejora que permitió también anotar canastas fáciles. Un robo de Abromaitis y un bonito aro pasado de Francis Alonso (intenta ganarse minutos con actitud defensiva) más una última canasta de Cole con la izquierda con tiro corto permitía al Unicaja mandar en el marcador al descanso (37-38) cuando poco antes perdía por ocho puntos.

Toda la mejora se fue al garete en un lamentable tercer cuarto de museo de los horrores del equipo malagueño. Un parcial de 17-0 en cinco minutos y el partido perdido. El Unicaja terminó de colapsar mientras Hannah manejaba los registros del partido con mucha solvencia. Parar, acelerar, mandar. El ataque del Unicaja era un despropósito. Jaime Fernández ha bajado del tremendo nivel con el que comenzó, pero tampoco parece lógico el descenso drástico de minutos que ha decidido Katsikaris. Tenía al equipo en la mano y ahora ya no. Y se juega mal, va bajando el promedio anotador.

Pese a ello, después de perder por 16 el Unicaja bajó a seis a falta de cinco minutos. Cole intentó hacer la guerra por su cuenta y falló para colocarse a cuatro. Fue la última opción real, Hannah respondió demostrando cómo se maneja el tempo. Y vuelve el Unicaja con una derrota que hace daño en la tabla y en la imagen. El equipo juega cada vez peor.

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