La orgullosa selección femenina española, también una de las mejores generaciones colectivas del deporte español, visitaba por primera vez Málaga. Sufrió un palo duro en el Eurobásket de Valencia hace un par de semanas. Se quedó fuera del próximo Premundial, que otorgaba las plazas para viajar a Australia en 2022. No pudo contar con, quizá, la jugadora de mayor talento de la historia del baloncesto nacional, Alba Torrens. Ya repuesta del Covid-19, la mallorquina compareció por Málaga y fue un chute de autoestima para un grupo al que no hay que descartar para nada en Tokio. Subcampeonas olímpicas en Río’16, aún sigue un núcleo de aquel grupo ganador. Y en Málaga recordó, ante el subcampeón de Europa en Valencia y rival asiduo en los tramos finales de las competiciones en los últimos años, que aquí están.

Después de ir por detrás en el marcador durante el grueso de la primera mitad, hasta por 10 puntos, y en el inicio del tercer cuarto, las chicas de Lucas Mondelo viraron el partido. Con Torrens, pero también con esa generación joven que debe tomar el relevo de las grandes: Raquel Carrera, María Conde o Maite Cazorla, nacidas de 1997 en adelante. Quedó menos público en el Carpena con el horario, pero se lo pasó en grande viendo cómo España sacaba adelante un partido que da vitaminas a un grupo indomable.