El Unicaja aplicó en Estrasburgo la medicina habitual con los rivales de la Basketball Champions League. Los contrarios pelean, ganarle al equipo malagueño da prestigio y genera motivación, pero acaban derrengados porque no pueden mantener el ritmo y las piernas cajistas. Aguantan más o menos tiempo, pero el pétreo bloque que ha construido Ibon Navarro se siente seguro, sabe aguardar su momento para meter el turbo. Es también una gota malaya, el desgaste mental y físico de ver que van saliendo jugadores y no baja el nivel, que los del banquillo meten más puntos que los titulares. Aunque haya algún momento lógico de desconexión, al final del duelo la fotografía suele repetirse. Sucedió también en el Rhenus Sport (70-79).

Es algo que también habrá que gestionar en instancias posteriores. Cambia todo en 40 minutos a vida o muerte, pero ese sarampión ya lo pasó el Unicaja el año pasado en Málaga. Puede parecer una temeridad pensar ya en la Final Four y el equipo debe abstraerse, pero cuesta ver a plantillas del nivel costasoleño, los rivales más peligrosos parecen los de la ACB, Lenovo Tenerife y UCAM Murcia. El nivel de la Liga de España es altísimo y ello da más valor aún a la temporada que está haciendo el Unicaja, que en esta temporada está por encima del nivel de la competición, lo que no significa, ni mucho menos, que el título está garantizado.

Prometía el peculiar Massimo Cancellieri, técnico local, que su equipo iría a la guerra, no a jugar al baloncesto. Y durante el primer tiempo hubo equilibrio de fuerzas. Perry tranquilizaba sobre su tobillo saliendo como titular y pegando brincos como suele. Barreiro finalmente no se vistió, el lunes hizo por primera vez un entrenamiento completo y cuesta pensar en verle con rodaje para la Copa del Rey. Tras el 2-9 inicial, el Strasbourg fue poco a poco igualando, con dos hombres haciendo mucho daño. Tyus McGee por fuera y por dentro el interesante Nysier Brooks. A cambio, el Unicaja sí controlaba muy bien a Phil Booth, uno de los mejores jugadores estadísticamente hablando de toda la competición. Con su núcleo jugando una treintena de minutos por duelo, la profundidad de plantilla es menor. Pero tiene el físico y la movilidad el Strasbourg, que está en su valle de la temporada con varias derrotas consecutivas, para hacerle partido al Unicaja. Tuvo alguna ventaja el Strasbourg en el segundo cuarto, hasta por cuatro puntos, pero los malagueños cerraron con un 0-6 de parcial, con un canastón de Perry sobre la bocina (34-40).

La segunda parte comenzó mal, con un parcial de 8-2 para los franceses. Pero ahí cogió el Unicaja el encuentro por la solapa. Encontró situaciones cómodas y el Strasbourg empezó a sacar la lengua. Sí tenía ahora más puntos de Booth, pero se cerraron las conexiones con los pívots. Sí hacía daño en algunas secuencias en el rebote de ataque pero se fueron cerrando las vías de agua. Ejim metía varias canastas, siempre Taylor, ahora Osetkowski.... El Unicaja estaba ya en los 10 puntos de renta, cocinando a fuego lento al Strasbourg, que repicaba y daba alguna respuesta, pero ya sin la consistencia para aguantar al cuadro malagueño, que consigue su tercera victoria en el Round of 16 para acercarse al liderato de grupo ya con las dos visitas en Francia con sendas victorias. Podría ya tener el pase matemático, de hecho, a los cuartos de final la siguiente jornada en función de los resultados. La máquina de Ibon se va dirigiendo de manera inexorable a cumplir los objetivos.

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