Dentro de los múltiples peligros que tiene el Barcelona, rival del Unicaja en las semifinales de la Liga Endesa, está la conexión checa que forman Tomas Satoransky y Jan Vesely. Los dos llegaron esta temporada, aunque el primero en una segunda etapa tras una inicial en la que saltó a la NBA, para jugar a las órdenes de Jasikevicius. Dentro de la máquina a la que ha dado forma durante este trienio al mando el lituano, a quien fichó el malagueño Nacho Rodríguez, para el puesto, los dos checos tienen un lugar importante.

Satoransky y Vesely son coetáneos (1991 y 1990), forman parte de una generación checa que ha recuperado los mejores niveles históricos del país, con presencia en el último Mundial y los últimos Juegos Olímpicos. Son amigos desde la infancia. Vesely se terminó de formar en el Partizan. Jugó contra el Unicaja en Euroliga cuando era un tres altísimo (2.11 metros) y ahora es un cinco consolidado como uno de los mejores del continente tras su paso por la NBA, que no fue demasiado satisfactorio tras ser elegido número seis en 2011 por los Wizards. Dos años y medio en Washington y medio en Denver antes de volver y estar ocho años en el Fenerbahce siendo jugador esencial en el crecimiento del club. Se echó de menos su impacto en la Final Four de la Euroliga. En ACB promedia 8.9 puntos, 3.8 rebotes y 1.3 asistencias para 10.3 de valoración.

A Satoransky se le conoce más en ACB. Formado en Sevilla, moldeado como base por Joan Plaza, dio el salto a Barcelona como trampolín a la NBA. Se quedó como base con sus 2.01 metros. Una maquinita a la que a veces se reprochó algo de falta de imaginación, compensada con otras virtudes sobradas. Tras seis años en la NBA (Washington, Chicago, Nueva Orleans y San Antonio), decidió regresar a Europa, a Barcelona. 8.5 puntos, 4.2 asistencias y 2.8 rebotes para 12.1 de valoración son sus cifras. Una conexión de dos rocosos jugadores centroeuropeos a los que el Unicaja deberá enfrentarse desde este miércoles en el Palau.