Unicaja Baloncesto - Movistar Estudiantes | Crónica

Billete a la Copa (82-76)

  • El Unicaja completa otro partido irregular, pero sabe sufrir para ganar al Movistar

  • Se alternan momentos brillantes con otros de preocupante fragilidad

Lessort ataca la canasta del Movistar Estudiantes.

Lessort ataca la canasta del Movistar Estudiantes. / Marilú Báez

El Unicaja está aún convalenciente, no está pletórico. Pero ha enlazado un par de victorias balsámicas. Ganar en momentos de flaqueza reconforta y ayuda a encarar con optimismo. El billete copero tras derrotar al Movistar Estudiantes (82-76) tranquiliza. El Carpena estuvo de red cuando el equipo bajó el nivel y hubo cierta capacidad para sortear la irregularidad en la que está inmerso el equipo de Luis Casimiro. Siguen preocupando esas fugas en el rebote y algunos agujeros negros defensivos, sin cuya corrección no se podrá llegar demasiado lejos.

La parte positiva es que hay consciencia de esos problemas, no se niega una evidencia. Hay también una corriente mental negativa que lastra al equipo. En ello andan Casimiro y sus hombres, que dominaron por cerca de 20 puntos al comienzo del último periodo y, como ante el Estrella Roja, acabaron sufriendo.

El arranque de partido tenía al Unicaja como dominador, con reparto de puntos y protagonismo en ataque. Dos faltas rápidas de Darío Brizuela sacaron del partido al máximo anotador de la Liga Endesa y el trabajo de Milosavljevic conseguía aplacar las ansias anotadoras de Alessandro Gentile, un proyecto claro de jugador NBA en su día y que ahora lucha por relanzar su carrera en Madrid. El serbio daba un nivel alto en defensa.

Sin alardes, gobernaba el partido el Unicaja antes de que el Movistar tomara aire con el italiano e igualara el partido. Llegó en ese momento una llamarada de Dani Díez, que ensartó tres triples que permitieron tomar renta (31-23) de nuevo. Se necesita más aportación ofensiva de varios jugadores y el madrileño tiene ese tiro, acaso con más tiempo para armar el brazo cuando juega de cuatro, que puede despejar situaciones complicadas. Entre medias, una bonita asistencia de Salin por la espalda habilitaba a Lessort para que metiera en rectificado.

En esa recuperación progresiva, el equipo malagueño intenta enlazar más minutos continuos, pero le cuesta, no ha recuperado aún la estabilidad de su mejor momento de la temporada. Al menos, limitó los malos. Por ejemplo, Waczynski y Shermadini se conjuntaron en momentos negativos y se malograron varias oportunidades ofensivas para el despegue.

A 3:21 del descanso tomó la alternativa Ryan Boatright. Lo primero que hizo fue meter un triple utilizando un bloqueo con esa suspensión poderosa que emplea. La primera impresión fue buena, pero suelen serla con cualquier fichaje cuando se quiere ver lo bueno. En la penúltima jugada del primer tiempo pareció resentirse muscularmente. Se llegó al descanso con una ligera ventaja cajista (38-34).

El paso por el vestuario llevó a un momento un tanto caótico, con errores por parte de los dos equipos, pero salió antes el Unicaja de la espiral y le sucedieron buenos minutos en ataque. Se encontró a Shermadini en posiciones favorables, básicamente en continuaciones antes que en el poste bajo, metieron Jaime y Roberts triples, Wiltjer hizo un par de buenos movimientos y Milosavljevic metió un contraataque con un pase de campo a campo de Jaime. Tres minutos de acierto y velocidad en el juego que distanciaron al Unicaja a los 12 puntos de renta, obligando a un tiempo muerto de Berrocal (56-44).

El técnico del Estudiantes, en situación límite, dio cancha a Brizuela, que hizo la tercera falta en el último ataque del segundo cuarto. E hizo rápidamente la cuarta, también en ataque. Anotaba con facilidad el Unicaja, que se sentía cómodo porque fortificaba mejor su aro y ello le permitía atacar en situaciones ventajosas en carrera. Y porque, básicamente, metía un alto porcentaje de las buenas posiciones que creaba, algo que le había fallado en anteriores encuentros. Alcanó los 16 puntos de renta, reducidos a 14 con una canasta postrera de Brizuela antes del final del tercer cuarto (66-52), en el que el Unicaja se había sentido cómodo (28 punto metió).

El Movistar no le perdía la cara al partido, Cook metía un tres más uno y Brizuela le daba otro aire al ataque madrileño. Dani Díez marcaba una máxima renta de 17 (69-52) puntos tras un gran pase desde el poste alto de Shermadini.

Pero no tiene garantizada el Unicaja una victoria cómoda en su actual estado de fragilidad mental. Insistía el técnico en un Waczynski pobre en los dos lados de la pista, no quiere perder soldados. Y las dudas llegaban cuando un triple de Brizuela tras otro de Cook recortaban en un visto y no visto a los seis puntos (72-66). Triples de Wiltjer y Waczynski, respondiendo al crédito, daban algo de aire, pero Brizuela concentraba en el último cuarto su anotación y mantenía a su equipo en el partido.

Con tensión y algo de nervios, el Unicaja acabó rematando la victoria. No está bien, ha perdido fiabilidad y constancia. Pero con victorias será más fácil recuperar el oremus. Este martes, otro partido de máxima exigencia ante el Limoges.

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