Unicaja Baloncesto - Valencia Basket | Crónica

Derrota y Aíto (69-72)

  • El Unicaja tocó la posibilidad de ser primero pero acabó perdiendo ante el Valencia

  • Waczynski tuvo el tiro decisivo y falló

  • El Alba Berlín será el rival en cuartos de final

Lessort, cabizbajo en un lance.

Lessort, cabizbajo en un lance. / Javier Albiñana

Un gran Unicaja durante tres cuartos, uno pobre, sin ideas y quizá sin fuerzas, en el último. Tocó la posibilidad de ser primero de grupo, al menos de depender de sí mismo, dominando por 11 puntos a finales del tercer cuarto y acabó entregando el partido (69-72) al Valencia Basket, un fenomenal equipo. Haciendo un ejercicio de realismo, mejor que el Unicaja, con más calidad y más profundo. 16 victorias en los 17 últimos partidos así lo atestiguan. La carambola de resultados hace intrascendente la última jornada a efectos de posiciones y asegura el rival en cuartos de final: el Alba Berlín de Aíto García Reneses, ya primero de su grupo.

Fue un partido para soñar, con momentos de un vendaval de baloncesto de alto nivel ante un gran equipo, pero la moraleja final es que es osado pensar en algo grande. Las bajas de Suárez y Díaz restan ese cuidado por el detalle por el que muchas veces se van los partidos. Ese rebote que se va, esa ayuda que no llega, ese despiste... No se puede reprochar nada en términos de entrega al equipo, contagió y metió al Carpena en una espiral de fe bonita. Pero hay que meterlas o evitarlas.

No hay, no obstante, nada dramático en la derrota, sólo la fotografía de la realidad a finales de enero, en la antesala de la Copa y de las eliminatorias europeas. Está ahí el Unicaja entre los ocho mejores y no hay equipos de más nivel que el Valencia en la competición. Acaso algún ruso pueda acercarse por potencial. Pero no por juego. En manos de Casimiro y sus jugadores está mejorar.

El Unicaja plantó sus reales en un comienzo de partido vertiginoso, en el que un torbellino envolvió al Valencia. En cuatro minutos pletóricos en defensa y ataque, 13-1 de salida, el +12 perseguido. Lógicamente, era un espejismo la facilidad con la que se había conseguido. Sorprendió Casimiro con un quinteto inusual. Roberts y Jaime juntos, algo frecuente antes de la lesión de Alberto y ahora menos, y, menos habitual, Lessort junto a Shermadini. Dos generadores de juego y más músculo y centímetros cerca del aro. Le salió bien la jugada a Casimiro, que fortificó el rebote de su equipo. No cedió ninguno en aro propio en el primer tiempo.

Y en ataque se encontraban resortes interesantes, especialmente un Jaime Fernández iluminado que era el de los dos primeros meses. Repleto de confianza, veía el aro como una piscina y creaba para el resto de compañeros. El partido se normalizó y el Valencia recortó distancias. Poco a poco salía a flote la calidad y profundidad del equipo de Ponsarnau, con un Matt Thomas en su mejor momento desde que aterrizó. Tiene mucha facilidad para meter el ex del Obradoiro. Doornekamp encontraba algunos resquicios en la defensa cajista, que bajó de nivel cuando llegó la rotación. Boatright, excepto su ya clásico 3+1, estuvo menos lúcido. Tampoco Wiltjer veía aro. Era extraño que coincidieran sin anotar Díez, Salin y Milosavljevic. Pero el problema estuvo atrás para que el Valencia igualara. Sucede que el nivel defensivo tiene demasiada correlación con el acierto ofensivo.

En el segundo cuarto el Valencia volteaba el partido (29-30), pero el Unicaja, en un Carpena con ambientazo de noche europea, remaba. Y con el regreso de los titulares retomaba las riendas del partido. Otra vez sensacional Jaime, que al descanso ya llevaba 16 puntos sin fallo en el tiro hasta un triple en mala posición en la última jugada, en la que no pudo fabricarse una ventaja. Lessort se hacía fuerte bajo los aros, Roberts apuntillaba en su versión escolta y Shermadini también se fabricaba sus puntos. Y el resultado era una ventaja bastante interesante al descanso (45-35).

El partido seguía por cánones de extrema igualdad e intensidad tras el descanso. El Valencia apretaba bastante, San Emeterio daba brochazos de su experiencia. Ponsarnau cambiaba marca a Jaime para intentar frenar al madrileño. Conseguía detener su anotación, pero no su capacidad para crear. Daba tres asistencias de mucha calidad casi seguidas. Grandes minutos de Waczynski, de los mejores que se le recuerdan en un partido de máxima exigencia, con dos triples mu imy oportunos. El partido se movía en la franja de entre cinco y 10 puntos a favor del Unicaja. Alcanzaba los 11 (60-49) tras un tiro libre de Jaime, pero pegaba el Valencia antes del final del tercer cuarto (60-54).

Le dio cancha, incluso, Casimiro a Viny. Mediado el tercer cuarto puso en cancha al congoleño para mantener esa estructura de dos interiores fuertes junto a Lessort. El objetivo era contener a Will Thomas y no salía mal. Metió un dos más uno Okouo, que pecheó con Dubljevic, gastó las faltas oportunas y dio un relevo de cierto nivel al equipo. Wiltjer fue el damnificado.

Al Unicaja se le habían apagados las luces ofensivas. Siete minutos sin anotar estuvo y, en partidos así, eso se paga caro. Boatright no encontraba espacios, se había roto la vía de abastecimiento a los pivots y el Valencia endosaba un parcial de 0-11 para empatar el partido (60-60). Tuvo un chispazo con una canasta de Dani Díez y un triple de Jaime Fernández, pero una entrada fulgurante del madrileño tras una excelente defensa para colocar al equipo con siete de ventaja no culminó y la respuesta fue un triple de Doornekamp y ahí se acabó ya el sueño del +12 para depender de sí mismo en Belgrado para ser primero de grupo. Con cuatro minutos por jugar, la batalla iba ya por ganar el partido tras otro triple de Vives (65-66).

Dubljevic castigaba en el riñón a Shermadini desde el poste bajo aunque fallara los tiros libres. A Jaime también se le habían apagados las luces y no encontraba aro en un partido convertido ya casi en una cuestión de honor. Cada canasta era un parto. Con 69-70, el Unicaja tuvo un ataque a falta de 26 segundos para ganar el partido. La jugada fue un tanto atribulada y el balón cayó en manos de Waczynski. A un minuto falló un triple para irse por cuatro y esta vez también lo falló. Vives sentenció desde la personal. Y el camino conduce a Aíto en cuartos de final.

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