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Unicaja - Baskonia: El huracán Perry no es suficiente (81-89)

  • El Unicaja cae en la prórroga ante el Baskonia (81-89), al que dominaba por 14 puntos mediado el tercer cuarto

  • Los pívots cajistas fueron neutralizados y hubo desequilibrio

  • Las fotos del partido

Perry celebra una canasta.

Perry celebra una canasta. / Pepe Gómez

El Unicaja hizo tambalearse al Baskonia, pero no pudo derribarlo. En un encuentro decidido en la prórroga (81-89), en la que todo lo que podía salir mal salió peor, el equipo vasco demostró en Málaga por qué está por encima en el escalafón. Y recordó que el proyecto malagueño está aún en crecimiento y tiene puntos de mejora. Chocarse contra estos muros debe ayudar a crecer y no crear complejo de inferioridad, al contrario. Se compite con ellos, algo raro en el último lustro, se dominó al Baskonia hasta por 14 puntos en el tercer cuarto. Pero aquí la marcha extra que se puede aplicar con rivales parejos o inferiores no vale, enfrente hay un equipo curtido, con cansancio pero también con ritmo y piernas de Euroliga, un escalón superior. El partido en ataque de los pívots malagueños fue muy pobre. No anotaron Thomas y Kravish y entre Ejim, Sima y Osetkowski sumaron 17 puntos. El peso de la anotación fue exterior, el 80% de los puntos. Si por algo ha dominado el Unicaja es por la fuerza del grupo. Y esta vez fue un buen equipo, competitivo, con un heroico Perry, pero desequilibrado. Es la primera vez que hay dos derrotas en ACB esta temporada.

El Unicaja se sobrepuso a un comienzo calamitoso, en el que sólo metió uno de sus primeros 11 tiros a canasta. Había una tapa en el aro baskonista y los vascos castigaban cada desequilibrio defensivo, con Kotsar dañino en las continuaciones, hasta colocarse 2-14 en el marcador. Con 2-9 ya había pedido tiempo muerto Ibon, pero el partido no cambió hasta que cogió las riendas Kendrick Perry. El de Florida fue un rayo que rajó la defensa rival. Todo partió de un crecimiento colectivo atrás. Se tuvo seis minutos sin anotar al Baskonia. Ello permitía correr y ahí Perry es devastador si nadie le pone el cascabel. Forzó antideportiva, penetraciones, un dos más uno, un triple... Metió 14 puntos seguidos para voltear ese parcial inicial azulgrana para mandar 16-14. No era una manera sostenible esa de ganar el partido porque sólo una canasta había sido con asistencia previa, de Sima, para propiciar ese triple. Pero había sido un recurso de urgencia para engancharse al partido en una situación delicada.

El encuentro era áspero y duro. De nuevo, los árbitros eran protagonistas. Ibon debía usar el challenge para una antideportiva a Perry de libro y para una fuera de Enoch que no habían señalizado correctamente. Hay una sensación generalizada en la ACB y es que el nivel arbitral está por los suelos. A su vez, de que son influenciables a las protestas. Y eso va enrareciendo el ambiente. El Unicaja obligaba al Baskonia a jugar más incómodo de lo que se prometía tras un comienzo arrollador. Y el Carpena estaba incandescente y metido, que siempre es un plus, aunque la sobreexcitación propiciaba alguna precipitación, lógica. Era un partido de digestión dura. Baloncesto de máximo nivel, pero no un gran baloncesto. El Unicaja, llegando al descanso, encontró oro con dos triples de Kalinoski para coger una buena renta (39-30).

Tras el descanso, Djedovic apareció para llevar la distancia a 14 puntos (50-36). Eran minutos en los que Perry también generaba desde el estático, lo cual multiplicaba el peligro para el rival. El Baskonia parecía KO, pero es un equipo con orgullo y carácter y varios jugadores no habían aparecido en ataque. Giedraitis, Heidegger o Marinkovic sacaban la cabeza. Y comprimían el partido hasta pocas posesiones (58-51 tras canasta de Perry al final del tercer cuarto).

El Baskonia iba descontando y el aire del encuentro había cambiado. Los interiores cajistas no aportaban anotación y eso era una rémora importante. Peñarroya concedía el balón a Perry y, aunque seguía metiendo, iba quitando confianza a compañeros. Algún rapto de Brizuela o Djedovic, pero no había frescura y el Baskonia no dejaba de meter. A falta de cinco minutos, Darius Thompson metía un triple que igualaba el encuentro (64-64). Y en el siguiente ataque, ponía por delante (64-67). Había encontrado la vía de agua atacando a Brizuela y después Carter el equipo vasco, que no dejaba de producir, con muchos tiros libres. Faltaron jugadores enchufados en el Unicaja, puntos diversificados, lo que ha sido la fortaleza del equipo en esta temporada, la imprevisibilidad para el rival. Un triple sensacional de Kalinoski iguala el duelo a falta de 25 segundos (78-78), pero la última bola era para el Baskonia. Yankuba Sima aguantó muy bien en el cambio a Darius Thompson y le negó un tiro sencillo, no tocó ni aro la penetración. Ración extra de baloncesto.

Ahí murió el Unicaja. Se rompió Yankuba Sima con una lesión muscular y Heidegger metió dos triples que fueron dos dagas en el corazón del equipo malagueño (79-86). Apenas tres puntos se metieron, ninguna canasta en juego, en el tiempo extra. Thompson gobernó ahora el partido y la victoria se escapó. El proceso para llegar a la cima es duro y largo. Y hay que seguir aprendiendo lecciones.

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