Unicaja-Breogán: Velocidad de crucero (87-70)

El Unicaja mastica a un serio Breogán para conseguir su quinta victoria seguida, tercera en ACB

Gran ambiente de nuevo en el Carpena para empujar al equipo

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Los jugadores aplauden al final del partido.
Los jugadores aplauden al final del partido. / Carlos Guerrero

El Unicaja va cogiendo la velocidad de crucero. Demolió al Breogán (87-70), cada vez va sumando más tramos de partido a un nival alto en los dos lados de la pista. Las desconexiones duran menos y, con estos mínimos, es realmente es inabordable para los equipos de la segunda mitad de la tabla. Son tres victorias seguidas en ACB para colocarse de nuevo en balance positivo (4-3), que son si se junta con las dos de la BCL, donde el nivel de las actuaciones fue algo inferior. Pero la alerta que sonó tras el 1-3 se ha conseguido desactivar. Asentado en puesto de play off, hay un buen tramo de calendario para seguir escalando. Al calor de un Carpena que volvió a tener un entradón frisando los 9.000 espectadores, el Unicaja se va ensamblando y permite mirar con optimismo a los meses venideros. Ya no hay esa necesidad de la temporada pasada de convencerse y convencer. Y ello permite jugar mejor con los tiempos para aproximarse en las mejores condiciones a los momentos candentes de la temporada.

Desprovisto de un Kendrick Perry con el que se llegó a la entente de no forzarlo por los golpes en el hombro que recibió ante el Le Mans y que le impidieron entrenar en las vísperas, el Unicaja jugó un partido solvente pese a un primer cuarto pobre. Sí está siendo una constante esta temporada que el equipo malagueño ese arranque lejos del tope y es algo que hay que corregir (15-22) tras 10 minutos. Es cierto, hay que darle crédito a un Breogán bien entrenado por Veljko Mrsic, que tuvo el equipo gallego un acierto bastante elevado en el triple, especialmente con Momirov. Tiene el Breogán jugadores interesantes, pensando también en clave cajista para un hipotético Kalinoski futuro en las figuras de Jogela y Juan Fernández. Pero no tiene la profundidad malagueña ni los picos físicos que puede alcanzar cuando se defiende como en un segundo cuarto tremendo.

Mrsic había planteado una incómoda zona que al inicio al Unicaja le había costado superar. Cuando el nivel defensivo subió, se aseguró el rebote y se pudo correr, la historia cambió completamente. Sin Perry se pierde al santo y seña del estilo, pero encontró fórmulas el Unicaja para voltear la situación. Voló también con Alberto y Carter para un cuarto demoledor que permitía liderar al descanso por 11 puntos (44-33).

La segunda parte transcurrió en esa frontera entre los 10 y 20 puntos. Con tirones, pero con un digno rival impidiéndolo. A Osetkowski le sacaron del partido las faltas, pese a ello fue clave. Como Ejim o Djedovic. Cualquiera de los 12 puede resultar determinante, como un día lo será Saint-Supéry, que va sumando minutos de vuelo en momentos de verdad, con los partidos en juego. Con un Carpena que hacía la ola y cantaba a pulmón el himno. A veces hay que mirar para atrás para saber de dónde se viene. 8.985 espectadores para ver un Unicaja-Breogán. Sin alardes pero con constancia, el Unicaja se va acercando a su mejor versión. La que gana casi siempre.

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