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Velocidad de crucero

  • Un tremendo Shermadini (26 puntos y 34 de valoración) se alinea con Jaime Fernández (14 puntos y siete asistencias) para guiar el triunfo en Bar

  • Primera victoria a domicilio

El Unicaja sigue con la velocidad de crucero, con buen viento, y rascó una victoria fuera de casa, que en Europa siempre vale más. Doblegó a un anárquico Mornar Bar (85-96) para conseguir el primer triunfo a domicilio y encarrilar su pase al Top 16. Soberbio partido de Shermadini, un Gulliver en el aro local. 26 puntos, siete rebotes y 34 de valoración en 21 minutos para una actuación descomunal. Gran Jaime Fernández otra vez (14 puntos, siete asistencias y cuatro rebotes) y vitamina para Waczynski (13 puntos), algo alicaído en este inicio de competición, en esa particular lucha en la posición de alero.

El resumen del Mornar Bar-Unicaja

Dentro de un partido en el que hubo altibajos, se celebra el crecimiento de varios jugadores. Shermadini es un hombre destinado a tiranizar ante rivales con juegos interiores precarios. Véase contrarios de la segunda mitad de la tabla en ACB o más débiles en Eurocup. Casimiro le considera pieza angular ofensiva, recibe constante alimento. Tiene buenas dotes no sólo para anotar, puede distribuir. Henchido de confianza, ayer hasta metió su primer triple con el Unicaja en Sportska Dvorana Topolica. Fue el escenario de su mejor partido como jugador cajista.

113Valoración. Muy alta cifra para el Unicaja, completo en las facetas del juego

También brilló Jaime, que había rendido a mejor nivel en ACB que en la Eurocup. Se sintió cómodo el pequeño duende madrileño en Montenegro y dio otro recital, en anotación y dirección, leyendo bien para pasar en las continuaciones.

Le costó, no obstante, al Unicaja entrar al duelo, el Mornar es un equipo al que cuesta descifrar, pero de rango menor. No rebosa talento, pero su tirador Koenig es peligroso, sus americanos animosos y algunos de sus jugadores locales muestran algún detalle interesante. Es clase media-baja en esta primera Eurocup, pero sus recientes resultados merecen el respeto. Y no se lo faltó el Unicaja, por más que tuviera algunos momentos de desconexión.

Perdía el Unicaja 11-6 cuando salió a pista Alberto Díaz, que acabaría el partido tocado con una dolencia muscular. Cinco minutos después mandaba el Unicaja 13-19. El malagueño le dio brío defensivo y sentido ofensivo al equipo. Shermadini, por el que los ataques pasaban en un alto porcentaje, reinaba en la zona rival y las eléctricas penetraciones de Jaime Fernández dividían la defensa montenegrina. El más optimista no imaginaba un rendimiento así del madrileño, una centella que tampoco podía descifrar el Bar.

Dominaba el Unicaja para romper el duelo (23-29), pero Lessort se embolicó. El francés erró cinco tiros libres casi seguidos, se empeñó en subir la bola más allá del centro del campo y propició confusión. Tiene que entender mejor cuándo procede y cuándo no ese bote tras rebote. Se valora su capacidad para acelerar el juego, es un buen factor sorpresa, pero es parte del proceso. Suma números fácil, hizo un doble doble (11 puntos y 10 rebotes).

El regreso de Jaime Fernández llevó el partido del 29-29 al 31-43. Con Shermadini de nuevo en pista se combinaron para poner una renta interesante al descanso (37-47). Minutos para Dani Díez en la posición de cuatro, una vía para ganarse más minutos de los que hasta ahora ha jugado el madrileño. Está en una disyuntiva en la que debe ser duro mentalmente. Si lo es, acabará siendo importante.

El Unicaja se salió de la línea seria del segundo cuarto, otra vez contagiado de la anarquía local. Lessort seguía bullucioso pero no atinado, no se encontraba a Wiltjer y Roberts no imponía sus reales. Milosavljevic daba algo diferente, pero el Mornar se resistía y achicaba agua. No es que hubiera un ambientazo precisamente, pero veía posible competir el partido (52-54).

Sucedieron minutos brillantes del Unicaja, con alguna canasta de bella factura. Por ejemplo un contraataque sin bote entre Milosavljevic, Jaime y un Shermadini que llegaba como trailer para hacer un gran mate. Otra vez el georgiano y el madrileño eran las armas definitivas del ataque verde. La coincidencia de Suárez y Alberto Díaz mejoró la defensa. Shermadini salió casi al centro del campo para robar junto a Jaime un balón y culminar con una canasta más adicional. Lo hizo dos veces en el partido el gigante. Plaza insistía en alejarle del aro para practicar el flash y parecía una temeridad. Casimiro ha insistido, va cogiendo soltura y, en ocasiones, surte efecto.

Ocho puntos casi seguidos de Waczynski, al que le hacía falta un buen partido, aumentaban la renta (64-77). Y Shermadini se venía arriba del todo cuando recibía en el poste alto y lanzaba un triple que entraba limpio. Era la sentencia psicológica para otro partido agradable que deja al Unicaja a la estela del Unics de Kazán, con el que habrá un duelo tremendo el próximo martes en el Carpena con el liderato del grupo en juego.

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