La afición cajista convierte el centro de Málaga en un mini Carpena

Málaga se preparaba para vivir otra gran noche histórica. A más de mil kilómetros de la capital malagueña, el Unicaja buscaba hacerse con la Copa del Rey frente al Real Madrid, el tercer título de la temporada. Y lo consiguió tras un 93-79. Los aficionados que no pudieron acompañar al equipo en Gran Canaria y no querían perderse la cita, vivieron el encuentro en Le Grand Café Centro. La marea verde se concentró en este punto y abarrotó el restaurante.

Pocos huecos visibles, aficionados de pie, multitud de camisetas verdes, bufandas al aire y varios seguidores encomendados a las imágenes católicas más reconocidas de Málaga, como el Cautivo. Minutos previos al inicio del encuentro la afición entonó, al unísono, el himno del Unicaja. Sonó al Carpena en un encuentro cualquiera. Si no podían estar en Gran Canaria querían hacer, de alguna manera, un mini Carpena en el centro de la ciudad.

El gran comienzo del cuadro de Ibon Navarro sobre el parquet del Gran Canaria Arena permitió que, en Le Grand Café Centro, se concentrase una energía positiva. Cada canasta del conjunto cajista era motivo para levantarse de la silla y celebrar con el de al lado. Y las acciones del Real Madrid que no gustaban, evidentemente, se protestaba. Y cada fallo del conjunto blanco era otro motivo más de alegría para la afición malagueña.

El que Unicaja fuese siempre por delante el marcador mantuvo vivo el buen ambiente entre los aficionados cajistas. Una atmósfera de felicidad recorría cada metro cuadrado del establecimiento. Estaban disfrutando del encuentro. Una afición que no tuvo nada que reprochar a un equipo que lo estaba dando todo sobre la pista e imponiéndose al Real Madrid.

Con el paso de los minutos y el ritmo que Unicaja estaba dando al encuentro, la euforia crecía. Poco a poco, veían al equipo de sus amores más cerca de alzarse con el título.

El entusiasmo se apoderó del lugar con los minutos finales en los que al Unicaja le salió todo y mantenía una ventaja considerable en el marcador. Y significaba también que el conjunto malagueño estaba a pocos minutos de proclamarse campeón. Con el tiempo ya cumplido, cada cajista saltó de su asiento porque sí, Unicaja se proclamó campeón de la Copa del Rey.