Crónica y resultado del Casademont Zaragoza-Unicaja

Un ciclón verde (63-92)

  • El Unicaja firma el partido más completo de la temporada en Zaragoza y se lleva una victoria redonda

  • Volvió Jaime Fernández ocho meses después

Francis Alonso celebra con Gerun una canasta.

Francis Alonso celebra con Gerun una canasta. / acb photo

Cómo sale el Unicaja de Zaragoza. Allí perpetró una de sus victorias más redondas de la temporada. Está de La Fonteta, con mucho significado por aquel contexto, pero arrasó en el Príncipe Felipe. Se marchó con 37-37 al descanso y a falta de tres minutos ganaba por 54-84. Una exhibición atrás y adelante, justo lo que necesitaba en un momento donde podía volver las dudas. Salieron las metralletas, Francis Alonso y Bouteille, para romper el duelo. Hubo colmillo cuando el Casademont bajó de marcha. Y hubo seriedad y concentración para cerrar un triunfo de mucha valía.

Alberto Díaz volvió a dar otra tarde de sobresaliente, a unos números discretos. Abromaitis es una navaja suiza, siempre está. Y se subieron al barco Gerun y Waczynski, que tuvieron protagonismo. Una victoria colectiva en un día de mucha felicidad y que tuvo su guinda. Volvió 257 días después Jaime Fernández. No se le esperaba y fue una gran noticia verle de nuevo. Jugó algunos minutos de la verdad y demostró chispa. Es el pilar del proyecto y llega en un momento de la temporada importante. Habrá que ser paciente con él, pero debe darle un salto a este Unicaja.

Había barro en el Príncipe Felipe, cada canasta valía oro. Era Brussino, con el colmillo afilado cuando ve verde delante, quien percutía primero (9-5). No podía el Unicaja, al que le faltaba fluidez, pases. Estaba cegado Bouteille, en la línea de las últimas semanas. Tiene un potencial anotador innegable el francés, pero le está costando no restar cuando no mete. Su primera canasta llegaba tras más de 15 minutos y al quinto tiro. Era una rémora en el inicio, con mucho bote. Lo mandó al banquillo Casimiro y el equipo cambió. Entraron Gerun y Waczynski. El ucraniano, uno de los que parecía estar fuera, daba mucho oxígeno. Tres canastas seguidas del pívot, cada una de una manera, permitían abrir hueco. Pero habían sido dos triples de Francis Alonso los que habían puesto el trampolín. Del 9-5 se pasaba al 10-15 y al posterior 13-19.

Había cambiado el sentido del viento, pero pronto se reenganchaba el Casademont. No había constancia en ninguno de los dos. Hlinasson con una canasta más adicional volteaba (23-22). Para entonces ya se había dado la grata sorpresa de la tarde. Jaime Fernández volvía a competir ocho meses después (con zapatillas para la ocasión). Es una alegría y un lujo para el ojo verle sobre una pista de baloncesto. Tiene ganas el madrileño, al que se le veía con frescura en las piernas. Intentaba diabluras nada más entrar, lo que es síntoma inequívoco de que se siente bien. Tiene confianza y tras más de medio año fuera eso es mucho. En sus primeros segundos sacaba una falta en ataque y daba una bonita asistencia en el otro lado para triple de Waczynski.

Una canasta precisamente del polaco ponía la máxima cajista (23-28). Pero ahí emergió Jason Thompson, un cinco con partidos en las piernas en la NBA y en la Euroliga, para que los de Diego Ocampo, que no empezaron bien en la ACB, volvieran. 10 puntos metía en el segundo cuarto el estadounidense, al que no podía frenar ni Nzosa (tres faltas a la media parte) ni Rubén Guerrero. El entrenador manchego no probaba con Gerun. Bouteille metía dos canastas en ese tramo y parecía que se conectaba. Se iría la pequeña renta visitante por el sumidero después de un 2+1 de DJ Seeley, que ponía el 37-37 al descanso. Un marcador que reflejaba lo que se veía.

Tiene mucha pólvora este Unicaja, es una de las pocas cosas que se le puede discutir. Salió en moto de vestuarios y decidió romper el partido. Sólido atrás, con Alberto Díaz como valladar, adelante era una apisonadora. Bastan los números para contar lo que pasó en ese tramo en el parqué. Del 40-41 se pasó al 40-57. Casi seis minutos sin anotar del Casademont Zaragoza. Y fue un ciclón el equipo malagueño, con dos de sus mejores estiletes. Francis Alonso (ocho puntos) y Bouteille (seis) se combinaban para hacer sangre.Los maños tenían la persiana bajada. Benzing permitía salir del túnel, pero ya se partía desde muy atrás.

Casimiro devolvía a la pista a Jaime Fernández y Gerun, que sumaban buenos minutos. También Waczynski. Se le pueden reprochar algunas cosas, pero está demostrando profesionalidad y carácter. Es importante tener una rotación amplia en esta trituradora que coincide con el final de octubre y el principio de noviembre. El que salió con el partido decidido fue Carlos Suárez, que está varios pasos por detrás. "No miréis el marcador, la clave está en la defensa", decía el técnico verde. Le pondría bien el broche el Unicaja, con 30 arriba se ponían tapones lo que demostraba el hambre que hay, que suma la cuarta victoria de la temporada en la ACB. El balance es 4-4 y el camino a la Copa se va allanando. El domingo hay otra buena oportunidad para seguir echando triunfos al zurrón. Y otro desafío. Sumar el primero en el Carpena. Espera el Obradoiro, un hueso. El Unicaja llega volando.

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