Entrevista a Luis Casimiro, entrenador del Unicaja Baloncesto

“El Unicaja no es un club cómodo, dentro la exigencia es máxima”

  • El entrenador del Unicaja repasa la temporada con 'Málaga Hoy' en una extensa entrevista

  • "En Málaga tenemos todo y lo que más deseo es ir con el equipo al máximo", asegura

Luis Casimiro posa con un balón para 'Málaga Hoy'.

Luis Casimiro posa con un balón para 'Málaga Hoy'. / javier albiñana

Luis Casimiro (Villamayor de Calatrava, 1960) se sienta con Málaga Hoy para conversar durante una hora sobre su primera temporada completa en el Unicaja. El entrenador volvió más de un lustro después para seguir escribiendo un libro que había empezado. Hubo varias curvas sinuosas en el camino, sobre las que el manchego reflexiona de forma pausada. Una charla de puro baloncesto.

–Es el tercer parón de la temporada. ¿Viene en un buen momento?

–Creo que cuando empieza la temporada lo que quieres es tener un ritmo constante y en ésta, por las razones de las ventanas FIBA y ahora por la final de la Eurocup de Valencia, estamos teniendo más parones de los que nos gustaría. Vienen como vienen y tenemos que aprovechar el tiempo. Esta es totalmente diferente y lo estamos aprovechando para trabajar duro e intentar trabajar bien para lo que nos queda. Intentar cargar las pilas.

–Se refirió varias veces a que el objetivo es mejorar a diario, ¿hay algún objetivo más concreto para este final?

–Podemos decir cualquier objetivo y que sea vendible como titular, pero lo que nos va a llevar a poder hacer el máximo en la competición es mejorar día a día. Con estas semanas largas el foco lo tenemos que poner en intentar mejorar. Creo que lo estamos haciendo y debemos seguir esa línea. Si somos capaces de mantenerla el máximo de minutos posibles durante los partidos, al final no sé qué objetivo podremos conseguir, pero seguro que será bueno.

–Una de las mejorías evidentes parece la defensa. ¿Ve al equipo más sólido atrás?

–Es que si Joventut no hubiera hecho un 27% en tiros de tres posiblemente nos hubiera metido más puntos y seguramente estemos hablando de la misma defensa. Cuando un equipo hace tiros de tres la norma es intentar contestar el tiro lo mejor posible y no hacer falta al tirador porque te cuesta tiros libres. Si tú haces la mejor defensa posible y contestas ese tiro, pero tienen el acierto, para mí como entrenador sigue siendo la misma defensa de buena o regular tanto si anota como no anota.

–¿Cómo mide eso?

–Puedes estar haciendo una muy buena defensa en todos esos conceptos defensivos que tenemos de cara a contestar el tiro o puntearlo, pero luego si un equipo tiene un 46% de acierto... Luego los titulares de la prensa es que hay buena defensa o mala defensa. No depende de eso. Depende del acierto, del número de posesiones que pueda haber... Hoy en día con las estadísticas avanzadas no puedes quedarte en una valoración tan simple de si te anotan pocos puntos es una buena defensa y si te anotan mucho es mala. El baloncesto tiene mucha más riqueza que todo eso y debemos analizarlo como profesionales en toda la extensión.

–El partido de la temporada que más descolocó fue la derrota con el Alba en casa, ¿qué pasó ahí?

–No recuerdo ya exactamente, pero la serie con el Alba es a muchas posesiones. Nosotros tiramos con pocos segundos si tenemos un buen tiro y ellos también lo hacen así. Creo que recordar que el acierto en triples estuvo rondando el 50%. Si ellos están acertados, tienen buen equilibrio con la pintura y acierto desde el tiro libre, pues se van a bastantes puntos. Evidentemente no estamos satisfechos con que nos hagan muchos puntos si es producto de mala defensa. Por supuesto, aquel partido en que teníamos la llave de poder superar la eliminatoria no fuimos capaces durante un tramo del mismo y al final te acabas dejando llevar. Cuando estás en una serie de play off y ves que en tres cuartas partes manejas tú, pero no te vas y luego ellos cogen una renta que es insalvable pues imagino que nos dejamos ir. De los cual no estamos ninguno orgullosos. Estábamos muy dolidos y, si miramos hacia atrás, no fue plato de buen gusto para nadie.

"El entrenador vive del presente y siempre se está jugando cosas, del primer partido hasta el último"

–¿Condiciona mucho la temporada esa eliminación?

–Condiciona sobre todo la Eurocup y los objetivos que teníamos ahí. En ese sentido, estás en dos competiciones y te eliminan de una. Estás jugando Eurocup, donde tienes muchas expectativas. Evidentemente te condiciona esa parte donde has estado trabajando muchos meses. Y el objetivo que tiene también esa competición. Te toca seguir con la competición que te queda, la Liga Endesa, donde estás bien clasificado y donde nos queda un sprint final que veremos dónde nos lleva. ¿Ahí no se hace alusión a si había algún lesionado en el equipo? Ya que nos ponemos a analizar todo, pues hay que decir que nos faltaban Alberto y Jaime y Carlos estaba recién salido de la lesión. Pero no pasa nada. Cuando se analiza ese tramo de competición casi nunca escucho la otra parte.

–El balance con ellos es muy favorable.

–Tristemente no llegamos con todos.

–Habló alguna vez de la teoría de los jugadores multiplicadores y divisores. ¿Puede explicarla?

–Si tú tienes jugadores que hacen una serie determinada de cosas y las ponen en práctica todos los días, eso tiene un efecto multiplicador en el resto. Por ejemplo, casos de la gente que hemos tenido lesionada. Si tienes a Alberto, que es intenso en defensa, activo, que no para, que está en todas, pues eso se contagia a los que tiene al lado. También Carlos Suárez, que juega con un gran corazón, con deseo, entrega... Eso se produce. Si no los tienes esas cosas te faltan. Eso es lo que se llama efecto multiplicador, van llegando a más gente y se producen más veces. Si no las tienes pues al final acabas haciendo el efecto contrario, el divisor.

–¿Llega con hambre el equipo al final de temporada?

–Sí, sobre todo, hay jugadores que llegan con mucha hambre, que son los que han estado cuatro meses fuera de la pista. Llegan con un hambre terrible porque lo que les gusta y con lo que se divierten y disfrutan es el baloncesto. Estamos llegando con gente con hambre y pueden contagiar a más gente. Estamos en una disposición muy buena en la ACB, ser cuartos depende de nuestro trabajo. Es complicado porque cuando llegas a este momento todos se están jugando muchas cosas. Estamos en buena disposición para acabar lo más arriba posible y que sea nuestro trabajo lo que nos lleve a donde podemos acabar, pero siendo ambiciosos. Estoy intentando transmitir esa ambición y el equipo, por cómo está trabajando, creo que tiene ese hambre.

–¿Que se cierre la vía de la Euroliga influirá en algo?

–No, sería un aliciente más si la opción queda abierta, algo por lo que luchar. Si no, como profesionales que somos, tenemos que intentar llegar al máximo. Donde tenemos una buena posición y podemos disfrutar del tramo final. Tenemos que intentarlo porque nuestra responsabilidad nos lleva a dar el máximo y a intentarlo.

–¿Siente que se juega muchas cosas?

–Siempre. El entrenador vive del presente y siempre se está jugando cosas. No sé donde más allá puede ir tu pregunta. Del primer partido de liga regular hasta el último me juego lo mismo. Intentar que el equipo pueda conseguir lo máximo. No veo otra cosa que no pueda ser eso.

–Va más por si hay un mal final de temporada pueda peligrar su continuidad.

–No me lo planteo siquiera porque no me planteo que pueda haber un mal final de temporada.

–Hablaba de defensa y ataque. ¿Qué tiempo dedica a cada segmento del juego?

–Dedicas mucho, aunque mitad y mitad porque el baloncesto es equilibrio. ¿Cuál es la mejor forma de entrenar el ataque? Intentando estar al 100% en defensa. ¿Cuál es la mejor forma de trabajar la defensa para que tome buenas decisiones y esté al máximo de exigencia? Buenos ataques. El baloncesto la virtud que tiene es que es un juego de tanto equilibrio que tienes que trabajar las dos cosas por igual. Si cabe, como entrenador, te toca más enfatizar en la defensa porque al jugador le gusta atacar, tener la bola... Sin embargo desde muy niños lo que no se potencia tanto es tomar buenas decisiones y que te guste la defensa. Insistes en eso, pero lo que te lleva a eso es que obligas al ataque a estar al máximo.

–Hablaba de niños. ¿Cómo se aficiona al baloncesto?

–Nací en Villamayor de Calatrava, un pueblo un pequeño, y mis padres me llevan a Puertollano. Llego con cuatro años allí y empiezo a jugar en el colegio Ramón y Cajal con ocho años. Desde ahí no dejo de jugar y entrenar.

–¿Empieza pronto a entrenar?

–De niño me gusta. Empiezo a jugar y quien tiene mucha influencia es un entrenador que es profesor de Educación Física. Me transmite un poco la pasión por este deporte siendo niño. Hace un torneo interno y los de octavo somos los entrenadores de cuarto, quinto... Desde ahí empiezo a entrenar y ya no paro. En el colegio cojo alevines, infantiles... En ese momento te das cuenta de que hay mejora deportiva, pero, cuando pasa el tiempo y vuelves por el pueblo, lo que también te transmiten ellos, que son adultos, tienen familia y que tienen puestos altos, es que los valores que en aquel momento les transmitía le están sirviendo para la vida. Cuando eres un entrenador jovencito no te das cuenta de esto. Crees que estás sólo en el deporte y llegas mucho a la persona, a transmitir el valor que tiene la vida a personas que luego se acuerdan. Es la mayor satisfacción que la gente recuerde, no el buen jugador que ha sido porque no lo ha sido, pero sí los valores que vivió en aquel momento.

Luis Casimiro, con una de sus pizarras en el Carpena. Luis Casimiro, con una de sus pizarras en el Carpena.

Luis Casimiro, con una de sus pizarras en el Carpena. / javier albiñana

–Este año ha tenido a muchos jóvenes. ¿Cuesta más transmitirlo ahora?

–Creo que sí porque la sociedad ha evolucionado. No podemos comparar los chicos jóvenes de aquella época, de los 80, de los de ahora que tienen otra formación y sociológicamente es otra historia. Se divierten de otra manera, ha cambiado y evolucionado. Llevo mucho tiempo fuera del baloncesto de formación y los chicos que me llegan ahora aquí vienen ávidos de aprender. Veo una parte muy pequeña de lo que es la formación en la cantera porque aquí llegan abiertos, con ganas de aprender, con mucho deseo. En ese sentido no tengo problema porque están entregados 100%. Sí escucho cuando voy al pueblo que ahora cuesta más llevar a los niños a que hagan deporte y disfruten de él, a que se impliquen en sus horas libres.

–¿En qué momento se da cuenta que quiere ser entrenador profesional?

–Desde que estoy en Puertollano y me dedico en una hora a 24 equipos, como yo digo, y ahí intento llamar a sitios donde hay baloncesto profesional dentro de la región. Nadie me hace mucho caso, pero me mueve el crecimiento de los jugadores, el crecer, el que tu equipo juegue bien y compita. Hay un momento en que se fijan en el Don Benito en mí como posible entrenador, fueron rivales directos míos, para entrenar en Segunda División y no lo dudo. Ahí trabajaba para el Ayuntamiento de Puertollano dando Educación Física y haciendo de todo. Compañeros que estaban conmigo opositaron y llegaron a ser funcionarios. Podía haber sido funcionario del Ayuntamiento. Cuando se me presenta la ocasión no lo dudo porque es un gran cambio. La analogía es que ya me dedicaba 24 horas a un equipo. Me permite sólo pensar en él, analizándolo, aprendiendo baloncesto... Desde ahí no me faltó el trabajo. Segunda División, Primera A, Liga EBA, LEB, entrenador ayudante en ACB y primer entrenador. No puedo quejarme.

–Le obliga al reciclaje continuo, ¿no?

–Sí, en evolución continua y es la clave. Si sólo te quedas en tus cosas... Hay un momento y es cuando sabes lo que quieres para tus equipos y eso me sucede en la temporada 1994/95 entrenando en Alicante. Ahí realmente sé la filosofía que quiero, cuando crees en algo realmente es muy fácil transmitirlo. Ahí es cuando doy un salto de calidad. Sé el estilo que quiero, la forma de defender y atacar, la técnica de entrenamiento. Se nota cómo lo transmites porque crees, me noto que crezco muchísimo. Una vez que tienes lo que crees, tienes que estar en plena evolución en tu filosofía. Hay una cuestión que evoluciona y son los jugadores a los que entrenas, que están en plena evolución física, mental, de técnica individual, táctica... Tienes que evolucionar e ir por delante de ellos para transmitir. Esto que te digo yo que creía se ha quedado muy atrás con el baloncesto que veo y que transmito.

–¿Siente que esta plantilla le cree?

–Sí, porque si no no ganaríamos tantos partidos como hemos ganado. Hemos ganado muchos partidos, hemos jugado muy bien por momentos y hemos competido muy bien. En otros no tanto porque a lo largo de la temporada le ocurre a todos los equipos. Si no tuviera un equipo que creyera en lo que está haciendo no saldrían las cosas como están saliendo. A pesar de todas las dificultades que este equipo ha tenido, ha estado a las puertas de todos los objetivos. Nunca se ha caído. Te eliminan, pero nunca te has caído de estar tocando ahí a la puerta. No pudimos derribarla, pero el equipo siempre tuvo respuesta. Se tuvo que reinventar varias veces a ausencias de jugadores. Si los jugadores no creyeran no habría posibilidad de llegar a donde estamos llegando teniendo en cuenta que no hemos pasado esas eliminatorias que nos hubieran gustado.

–¿Ese milagro de Manresa es lo que le cambia la vida?

–No, ya me había cambiado porque desde esa época iba de un proyecto en otro, seguía creciendo. Cuando salí de Manresa igual. En Valencia para jugar una semifinal de Eurocup, una final, jugar una Euroliga... Siempre he ido creciendo.

–¿Qué pasó en Manresa?

–Dos cosas. Una es que el baloncesto que propongo se ajusta perfectamente a los jugadores que tengo, que tenían mucha ambición. A nivel de tipología y físicamente. Teníamos a un jugador como Chichi Creus que marca un poco la filosofía con sus 39 años en aquel momento. Le propones presionar toda la pista y lo hace. Vamos a un juego muy atlético con los tres jugadores americanos que traemos: Alston, Sallier y Jones. Más Lisard y Jordi Singla, con grandes envergaduras. Éramos los mejores taponadores de la liga y capaces de hacer grandes defensas porque se nos podían escapar hombres, pero llegábamos detrás. Todo se junta para un equipo campeón. Ojalá se haga el símil con lo que tengo aquí. A pesar de quedar sextos en la liga regular, donde podíamos haber cerrado la ventanilla por estar en el play off, siendo un equipo como Manresa. Podía estar por encima de las expectativas de un club humilde como el TDK. Sin embargo, unos jugadores ambiciosos querían más y empezamos a pelear hasta que ser campeones.

–Llega a estar casi fuera de la rueda, ¿le entra miedo?

–Sólo he estado una temporada sin entrenar completa, después de salir de Málaga. Tuve alguna oferta del extranjero, pero no la cogí. Primero estuve esperando la opción de Málaga, que en todo momento Eduardo García fue muy claro conmigo para decirme hasta dónde podía esperar. Cuando estaba claro que venía Jasmin Repesa me dijo que no iba a seguir claramente. Me merecía la pena esperar. Me quedé una temporada sin entrenar y a la siguiente volví. Luego cada vez que me cortaron regresé ese mismo curso.

"A pesar de todas las dificultades que este equipo ha tenido, ha estado a las puertas de todos los objetivos"

-¿Cuándo le pasó?

–Me pasó aquí, que me cortan en Valladolid antes. Luego me cortan en Fuenlabrada y voy a Sevilla. De tres veces, en dos he vuelto a entrenar inmediatamente. No me puedo quejar en absoluto porque desde los 90 sólo tuve una temporada donde no entrené.

–¿Cómo se lleva mentalmente?

–La primera parte te la tomas como reciclaje, no solamente a nivel de estudio individual en casa, sino que me gusta viajar y ver a otros compañeros entrenar. Aproveché para ver a otros compañeros entrenar, charlar y ver otros métodos de trabajo. Esto te dura los dos o tres primeros meses, estás muy motivado. Tienes la esperanza de que cuando llegue diciembre puedas volver a tener trabajo. Pero cuando pasa el tiempo... La peor situación del entrenador es cuando está en casa sin hacer nada. Si estás aquí y te llueven críticas, bienvenidas sean porque estás en lo que te gusta y estás haciendo tu trabajo. Hay veces que a la gente le gusta y te lo valora y otras que no le gusta y te lo critica. Una opinión desde la honestidad yo la acepto. Ahí lo pasas mal porque los últimos meses de la temporada se hacen eternos, parece que el baloncesto se olvidó de ti. Tengo que decir que ahí coincide con los momentos donde menos se mueve el mercado porque se cierra la liga prácticamente, no hay ascensos ni descensos. Hay mucha paciencia. Hay entrenadores ahora con muy buen cartel y que en su día descendieron equipos y no pasaba nada porque sus clubes no movían ficha porque no había que gastar porque al año siguiente seguías en la misma categoría. Desde que se ha vuelto a reactivar el mercado se mueve igual que anteriormente, está siempre activo para conseguir los objetivos, hay más movimientos.

–Hablaba de las críticas, ¿le ha dolido algo esta temporada?

–No. Llevo muy mal que entrecomillen palabras que yo no he dicho. Que la gente opine es lo justo cuando estás en una posición como ser entrenador del Unicaja, entra dentro del juego. Sí pido la honestidad del profesional de transcribir para su público las cosas que dicen los que estamos ahí. Es lo único que de verdad me pone nervioso, que en mi boca pongan palabras que yo no he dicho. Pasó con la pregunta por Boatright. En ningún momento dije que no iba a volver a jugar. Dije: "Sí, es complicado". Nada más.

–¿Lee la prensa todos los días?

–No, pero me llegan cosas, aunque normalmente no la leo. Cuando estás aquí te llegan los titulares, pero no desgrano mucho. Entiendo y acepto la crítica y el halago, como durante muchos meses se produjo. Intento que no me debilite o desestabilice.

–Antes hablaba de la evolución del juego. ¿La apuesta por el triple es imparable?

–Sí, es por la evolución del jugador. Ahora están los siete pies famosos, gente de 2.10 metros. En la NBA se utiliza el point forward, el alero que juega de base. Cuando un niño empieza a ver el baloncesto verá a estos jugadores. Su evolución tiende a esto, jugadores de siete pies que tiran triples, que suben la bola, que asisten... No verás a ninguno ponerse a jugar de espaldas al aro. Tienen la tremenda habilidad de jugar como un jugador pequeño de antaño. El mismo jugador te hace llegar a esa evolución. Los que antes se utilizaban sólo en posiciones interiores ahora son los generadores de las ventajas. Aquí hemos tenido a Porzingis, que yo lo he entrenado, es un jugador de esa tipología. Antes las ventajas se creaban de dentro hacia afuera, en su día el balón tenía que pasar por el interior y tener ahí a alguien que pudiera jugar de espaldas al aro y que pudiera meter canastas fáciles. Eso dejó de existir desde el momento en el que llegaron jugadores más atléticos y no se podía meter una canasta fácil debajo del aro. Se fue a crear la ventaja de fuera hacia adentro. El pick and roll siempre ha existido, pero empieza a ser la situación fundamental del baloncesto. Si no defiendes fuera te meten un triple, pero si lo defiendes se genera el espacio dentro. Hoy en día es muy difícil meter una canasta fácil. Antes estos jugadores grandes eran mastodónticos y lentos en sus movimientos, en llegar a los sitios. Hoy en día el espacio de la cancha es el mismo, pero los jugadores son atléticos y llegan más rápido. Cuando crees que puedes hacer un tiro fácil te lo están taponando. Se ha variado la técnica individual. Haces dos pasos y vas a canasta y, como hagas los dos, te han metido un gorrazo alguien que crees que no va a llegar nunca. Las envergaduras son diferentes, todo ha evolucionado, la habilidad ha crecido en estos jugadores.

Luis Casimiro, en un momento de la entrevista. Luis Casimiro, en un momento de la entrevista.

Luis Casimiro, en un momento de la entrevista. / javier albiñana

–No ve un empobrecimiento del juego, ¿no?

–Es una evolución. De hecho, al final tú coges los datos y es una evolución del juego. En la NBA clarísimamente se habla del juego de pequeños, pero es que LeBron o Ben Simmons juegan como pequeños, pero no lo son. Son casi siete pies o más. Es el baloncesto que hay ahora. ¿Se empobrece? Yo creo que hay que evolucionar con el mismo. Cada día más equipos hacen más uso del triple. Los otros días antes de jugar nosotros en ACB se habían jugado cuatro partidos, que serían ocho equipos. De esos, seis habían tirado más de tres que de dos. Hay algunos que por su filosofía defensiva protegen más la canasta y juegan más al fallo. Si no estás acertado tienen esa posibilidad, pero si lo estás los puedes destrozar. El valor de los estudios que se hacen para tener un 50% en el aro de dos puntos, si lo tienes en el de tres, cada tiro tiene más valor. Si el porcentaje es similar, ¿para qué vas a utilizar el tiro de dos puntos? Todo esto es la filosofía, luego obviamente como entrenador no puedes dejarlo todo en manos de la línea de tres puntos. Intentamos equilibrar el juego interior con el exterior. Nosotros hemos tenido más equilibrio porque durante una época hemos corrido mejor el contraataque, hemos anotado más canasta de dos puntos en transición, donde nuestros postes también llegaban y podían anotar. Hoy en día no tenemos esa fluidez y han bajado nuestros porcentajes de dos, pero por esa razón. Es un análisis más profundo, pero me gustaría tender al equilibrio con una selección de tiros buena. Tendrás éxito o no, pero si la selección y el trabajo hasta ahí se ha hecho bien, sólo tienes que aplaudir.

–Aplicado a la plantilla, ¿un jugador como Shermadini le condiciona mucho?

–Tiene unas características donde es muy bueno y como equipo intentamos explotarlas. Luego él está dando pasos para no ser un jugador que juegue como un siete pies lentos. Él juega con defensas conservadoras de pick and roll, pero también con agresivas saltando. Si está en el baloncesto actual es porque está intentando amoldarse al ritmo de más transiciones, de defensas más agresivas, de cambios, de hacer tiros rápidos y tener que volver muchas veces sin tocar la bola. Se adapta para seguir evolucionando y nosotros tenemos que explotar sus virtudes, que son muchas, y él intenta evolucionar en lo que queremos. Ese tipo de jugador cada vez menos de está dando en el baloncesto actual. Ya no hablamos de Roberto Dueñas o Fernando Romay, esos jugadores hoy han crecido en atleticismo y rapidez y cambian muchos tiros.

–Usted, Plaza antes también, hacen que él salga a ocho metros a defender. ¿Lo ve productivo?

–Forma parte de la estrategia. Cuando planteas la defensa del bloqueo directo piensas en si sacan la ventaja en el hombre del balón o en el roll, o en ninguna de las dos cosas y triangulan. Muchas veces, cuando sale hacia arriba, es porque la tiene el hombre del balón para evitar que tire o pase. Gio tiene el mismo porcentaje de éxito o no cuando hace una defensa conservadora o cuando sale hacia arriba. El tema no es qué haces, sino cómo lo haces. A veces acierta y otras se equivoca, como todos. Si las cosas las haces bien van a salir bien para que el equipo tenga una buena defensa de responsabilidad individuales o colectivas.

–¿Ahí es donde más se nota a Alberto y Carlos?

–Los que están dando esa actividad y energía se nota tanto en las responsabilidad individuales cerca del balón como en las colectivas de buen posicionamiento, de cerrar líneas de pase, de estar alerta para las ayudas, de las rotaciones... Claro que se nota. Son jugadores que multiplican la actividad y la energía. Que ellos estén en la cancha es bueno para que estas cosas puedan suceder.

–El otro interior, Lessort, es el prototipo moderno. Se le ha visto mucha evolución, ¿está de acuerdo?

–Creo que hay prototipos de jugadores. El siete pies hábil que es capaz de jugar por el perímetro y el cinco no muy alto, pero que es atléticamente muy bueno. A todos nos viene Kyle Hines, es pequeño pero tiene una potencia tremenda. Es el pequeño que juega cerca del aro. Los parámetros van cambiando. En ese sentido, Mathias es un prototipo así, podría verse en Hines. Juega con mucha potencia, con mucha fuerza, con mucha atleticismo y cada vez está mejorando más aspectos del juego. De lectura colectiva, de lectura no sólo cuando el foco no está puesto en el balón, donde puede parecer que tiene menos responsabilidad. Hemos ido evolucionando poco a poco y es un jugador que le pone muchas horas a mejorar, que quiere mejorar y está en pleno desarrollo de su madurez para leer el juego en toda su extensión.

–¿Ve a Jaime Fernández como un jugador para ser la referencia de un equipo como el Unicaja?

–Nunca he pedido a nadie que sea referencia, ni le quiero cargar a nadie con esa responsabilidad. Lo que quiero con todos es que hagan las cosas bien, que tomen buenas decisiones y luego lo demás va a venir por añadidura el resto. Que el entrenador te dé más minutos en momentos importantes, para que en los momentos importantes puedas tener el balón para tener tú las iniciativas. Pero como algo que llegue natural, no impuesto. Entonces, en ese sentido, él asume esas situaciones, yo puedo brindárselas como algo natural.

–¿Qué le vio a Alberto Díaz?

–En ese momento necesitábamos a alguien que tuviera capacidad defensiva, de mucho esfuerzo, sacrificio, de ser altruista y con capacidad de pase. Yo conocía a Pepe Pozas, lo había visto más porque era referencia del equipo de LEB. En aquel momento Pepe era determinante y dije de subirlo porque lo conocía y había entrenado varias veces con nosotros. En el momento que nos falta un base, yo no conozco a Alberto, pero me dicen mis ayudantes, estaban Paco Aurioles y Ángel Sánchez Cañete, que yo tenía que verlo. Esa semana los subimos a los dos y los vimos a los dos con el resto del equipo. Al final de semana tomé la decisión, pero por esa razón. A Pepe lo veía como un jugador más ofensivo, que ya era determinante en su equipo y era un perfil que ya teníamos. No porque lo hiciese mal, luego ya ha demostrado lo que ha sido capaz. No voy a ser yo el que lo va a descubrir ahora. Alberto era lo que necesitábamos en ese momento. Esa semana acabamos Eduardo García y yo reunidos con los padres de Alberto, diciéndole que no era un capricho y que iba a jugar en Bilbao, como así fue, y acabó la temporada jugando con nosotros.

–¿Imaginaba esa progresión?

–Es difícil porque en ese momento ves muchas cosas que te vienen bien para ese momento. Lo que está claro es que lo principal no es el talento. Si lo tienes, pero no tienes la perseverancia, el esfuerzo, la constancia para desarrollarlo es como si no tuvieras nada. Gente que pueda tener menos talento, solamente con la constancia, la perseverancia y con el entusiasmo que le pone mejora. Evidentemente el Alberto que yo conocía y luego tuve en Fuenlabrada no tiene nada que ver con el Alberto actual porque a él se le ha puesto entre ceja y ceja que va a crecer en muchas cosas de talento y lo ha hecho. Porque tiene la perseverancia. Cuántos jugadores con talento no han llegado. Es fundamental la actitud y el esfuerzo.

“Alberto se ha puesto entre ceja y ceja crecer en cosas de talento y lo ha hecho"

–Brian Roberts, un jugador con el que siempre ha manifestado satisfacción con su trabajo.

–Es un jugador que conoce el juego, que sabe lo que está pasando en la cancha en cada momento, que con una mirada ya nos estamos comunicando sabiendo lo que queremos. Tener un base que yo con una mirada o un gesto sepa lo que está pasando y lo que queremos hacer pues es fundamental para un entrenador. Que muchas veces no sea egoísta y sólo piense en donde tiene que poner la bola y lo que le diga el entrenador pues no se tiene todos los días. En algún momento sus tomas de decisión no son correctas, como todos los demás. Se equivoca, es valiente para tomar los últimos tiros. Es un jugador que se puede tener. Creo que ha sido el más perjudicado con las lesiones y no con las suyas. Él ha tenido que desgastarse muchísimo por el equipo porque durante muchos meses ha faltado Alberto, Jaime y él ha tenido que asumir muchos más minutos y desgaste que ha ido acumulando. El equipo, cuando se construye, se construye concibiendo parejas. Alberto-Brian, totalmente opuestos. Carlos-Kyle. Cuando se construye así y pasa esto lo que ocurre es que hay un desequilibrio. Cuando es así Brian ha tenido que tomar más minutos que posiblemente le hayan pasado factura para poder estar más fresco y jugar mejor.

–Salin y Milosavljevic son jugadores con los que se puede ir a la guerra, que compiten siempre.

–Son jugadores que tienen un gran corazón siempre y es fundamental para empezar con esa actitud a construir el resto. La defensa, el ataque, las tomas de decisiones... Son jugadores con ese deseo y esas ganas siempre, luego les puede salir mejor o peor. Que conste que has preguntado por Sasu y Dragan. Solamente hablo de ellos dos por eso, que nadie eche en falta a nadie.

–Waczynski es un jugador de unas características diferentes.

–Adam es posiblemente mejor en ataque que ellos dos, tiene muy buen tiro exterior, puede jugar varias situaciones de ataque muy bien. Él sabe que está en plena evolución de mejorar aspectos defensivos que hemos hablado y él sabe que está en ello y ha mejorado durante la temporada. Hay que agradecérselo porque ha llegado a ponerlas en práctica. Le vino la lesión mal porque está haciendo las cosas mejor y mejorando en defensa. Está más satisfecho con lo que está haciendo ahora en defensa que al comienzo porque es algo en lo que hemos insistido, que se la ha corregido y cada día lo pone más en práctica.

–Se le ve pendiente de la cantera. ¿Ve materia prima?

–Es complicado augurar qué va a pasar. Era complicado hacerlo con Alberto y también con ellos, que están en plena formación. Sí puedo decir ya que durante muchos entrenamientos nos han ayudado, no me refiero a las ventanas FIBA. Cuando hemos traído jugadores puntualmente como Tamba, Pablo Sánchez, Lucas Muñoz, Ale Scariolo o Javi Rodríguez siempre han ayudado a entrenar. Que ellos ayuden al primer equipo ya es una labor fundamental de la cantera, además de sus competiciones. La última semanas de Lucas sólo teníamos un base, Roberts, para afrontar una semana de trabajo larga, un partido... Lucas nos ayudó y no nos acordamos de nadie en el trabajo diario. Eso ya es bueno y nos sirve de algo. Luego está el desarrollo competitivo de cada jugador, el tener los valores para llegar. Luego hay que hacer referencia a que el Unicaja está pensando para competir al más alto nivel europeo. Las exigencias son altas. Al jugador de cantera aún le costará llegar mucho más porque las exigencias son muy altas. En el momento que hay un jugador joven que puede tirar para adelante y tiene talento se va a abrir camino solo. Lo que no podemos tirar de gente que no se abre camino solo y que la exigencia del club está por encima de ellos.

–¿Es el Unicaja un club cómodo?

–No lo sé, pero está claro que la exigencia aquí es máxima. La competición diaria es máxima. El perder un partido no se echa en saco roto. Lo que nunca voy a hacer es dejar en evidencia a un jugador mío. El día a día no es nada fácil cuando las cosas no salen y están mal. El día a día es exigencia y competitividad. No es nada cómodo ni relajado. ¿Qué hace buen tiempo y es una ciudad preciosa? Claro, pero eso no quita que para que dentro del club la exigencia sea máxima y la competitividad también para que se trabaje con el máximo esfuerzo. Esto no todo el mundo lo lleva bien. Hay estrés, tensión, momentos de dificultad. Para nada es un club cómodo, al menos lo que yo intento transmitir en el día a día y lo que veo a los jugadores.

–Desechó jugar la Euroliga con el Gran Canaria. ¿No es algo que le motive especialmente o que en ese momento era más atractivo venir a Málaga?

–En Gran Canaria estás tocando techo en el sentido de que ganas con ellos el único título que tienen, haces una buena competición en ACB, jugamos dos finales, perdemos una y ganamos otra de Supercopa; jugamos unas semifinales de Copa, una semifinal de ACB, metemos al equipo en Euroliga... Si no tengo la oferta del Unicaja hubiera seguido peleando donde estaba. Terminaba mi contrato y tengo una oferta y aquello no lo quiero estropear y me motiva muchísimo venir a Málaga, de la que tengo un recuerdo grato de mi estancia anterior. No me planteo si es Euroliga o no. Entiendo que no puedo hacerlo mejor en Gran Canaria y la oferta de venir aquí dos años me motiva muchísimo. No lo pienso dos veces.

–¿Cuál serían aquí esos topes?

–En Málaga tenemos todo y lo que es más me motiva es conseguir cosas con el Unicaja. Lo que más deseo es hacer el mejor trabajo posible para poder conseguir con el Unicaja ir al máximo y conseguir cosas. No veo otra meta, no lo veo como una etapa. Estoy centrado al máximo de interés mío, de responsabilidad, de exigencia propia y también con el equipo. Estoy muy a gusto aquí para intentar conseguir cosas con el Unicaja.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios