La explosión de Álvaro Folgueiras en NCAA: "Estoy disfrutando muchísimo"

El malagueño relata en Málaga Hoy su crecimiento imparable en el baloncesto universitario, una segunda temporada en Robert Morris que exprime y cuyo ruido traspasa fronteras: "Trabajo en que no se me suba a la cabeza"

Unos números tremendos

Folgueiras, en NCAA.
Folgueiras, en NCAA.

Málaga/Álvaro Folgueiras Campos (Málaga, 2005) ha dado un salto desenfrenado en su segunda temporada de NCAA. Un primer año de peaje en Robert Morris, su universidad en Pittsburgh (Pensilvania), aunque ya cogió velocidad al final de la 23/24, para activar esa explosión en su viaje americano, vía que justifica desde que dejara el Unicaja en 2022, cuando el éxodo empezó a crecer gradualmente. En el club malagueño se monitoriza ese rendimiento, una carpeta que está en el baul, tiene el Unicaja sus derechos en ACB. Parte de una generación con una materia prima de primera, los Aday Mara, De Larrea, Hugo González, Lucas Langarita o Izan Almansa, a Folgueiras se observa desde la FEB como un proyecto clarísimo de selección absoluta. Subcampeón del mundo sub 17 en Málaga y de Europa sub 18, cumpliendo con esa formación. Ha encadenado actuaciones impresionantes en las últimas semanas, parte de la Horizon League, conferencia dentro del paradigma norteamericano.

De 17 a casi 30 minutos por partido, un nivel de impacto altísimo cada vez que juega Robert Morris, donde adquiere y acepta la etiqueta de estrella, dentro de un contexto americano variopinto, difícil no obstante para un Folgueiras que cumplirá 20 años en abril. Con balance positivo en esa Horizon League (6-4, con 4 triunfos seguidos) junto a equipos Ohio, Michigan, Wisconsin, Indiana, Kentucky y Pensilvania. 14-7 en el general, números en conjunto mejores que en la 23/24. Tras un día rutinario en su universidad, Folgueiras atiende a Málaga Hoy desde el vestuario tras completar un entrenamiento, seguro que con una taquilla privilegiada. Con una voz de hombre, no solo se percibe esa evolución en la pista, un tipo locuaz, rápido de mente, con salero, y que disfruta de una charla distentida, con un charco de por medio, y ambas partes haciendo el esfuerzo ante la diferencia horaria. 13 puntos, 9.8 rebotes, 2.9 asistencias, con un 51.4% en tiros de campo, los promedios de la criatura esta temporada.

Folgueiras, durante un partido.
Folgueiras, durante un partido. / M. H.

Folgueiras, para romper el hielo, dice que la cosa "está yendo bien, la verdad. Mejor que el año pasado, pero eso no significa que no queramos más. Tenemos un buen récord en Conferencia, y ahora se viene una serie de partido que son muy factibles ganarlos y nos pueden ayudar a subir ranking en la posición y crecer como equipo. Si ganas los cuatro últimos partidos de play offs te plantas en el March Madness, el punto clave de la NCAA, el llegar lo mejor posible a esa etapa”. Insiste el malagueño en ese March Madness, el torneo universitario con los 68 mejores equipos a vida o muerte. "Sueño con ello. Suficientes límites nos pone la vida como para ponerlos nosotros mismos. Es factible obviamente, y si hay alguien en nuestro vestuario que no lo piense así ya nos encargamos nosotros de convencerlo, por supuesto. Se han dado muchos caso de un equipo que hace una temporada muy mala, que no es nuestro caso, y termina ganando los últimos cuatro partidos y plantándose en el March Madness, y hace un temporadón”. Dylan Osetkowski, Tyson Carter, Melvin Ejim o David Kravish compitieron en ella.

"Aquí el ser novato tiene su peaje y el año pasado lo pagué, aprendí y maduré a base de hostias"

Profundiza el malagueño en esa evolución de una temporada a otra. "Creo que el año pasado hice un buen trabajo y crecí bastante durante la temporada, fue una adaptación. Vine aquí sabiendo lo que me iba a encontrar, la verdad es que los compañeros me aceptan como un jugador referencia y eso me ayuda bastante. He crecido mucho en números, pero no porque ha aumentado mi tiempo en pista, sino porque mi importancia ha crecido, y yo me he ido creyendo que podía hacer más cosas. Principalmente ha sido eso. Nos vamos haciendo mayores y nos vamos haciendo mejores, es ley de vida”, explica. También llegó ese clic en mentalidad. "Aquí ser freshman tiene su peaje. Y el año pasado lo pagué. Si tropezase dos veces con la misma piedra sería tonto. Y aprendí mucho de mis errores, madurando a base de hostias. Creo que de cabeza estoy mejor. Decidí bien viniendo aquí siendo extranjero. Depende mucho de la universidad a la que vayas, hay algunas que sí son muy suyos, esa protección al jugador americano, pero en la mía en jugador freshman, que viene de fuera, ha solido triunfar. No hay clichés en ese sentido. Y el año pasado ya lo vi, siendo freshman (jugador de primer año universitario), ya me daban minutos e importancia, y eso significa que puedes mostrar que sigues creciendo”.

Folgueiras, en un calentamiento.
Folgueiras, en un calentamiento. / M. H.

En diciembre hiló partidos por encima de los 20 puntos, esos picos que regala el baloncesto durante un año largo. “Estoy disfrutando muchísimo de esta última etapa. Pero hago un cierto trabajo de que no se me suba a la cabeza, intentando que no. Al final tengo la suerte de lo que hago bien, lo que más me gusta hacer, le gusta a mucha gente y más, pero eso no me hace más especial como persona. Partiendo de ahí, creo que no se me está subiendo a la cabeza, pero lo estoy disfrutando mucho, porque obviamente al sentirte útil, importante, el sentir esa presión de jugador profesional, el notar que esto va creciendo un poco más, me encanta y me resulta ilusionante. Pero estoy con los pies en la tierra, sin darle muchas vueltas porque aquí juegas cada tres días. Y si te crees mucho más guapo al día siguiente, el baloncesto se encarga de hacerte humilde", dice Folgueiras. Su mejor partido, un 21-19-6 tras tres prórrogas ante Northern Kentucky (97-93). "El partido de las tres prórrogas fue agónico. Sí, sí… Fue una locura. Descansé cuatro minutos solo. Estuvo guay porque ganamos. Llegamos a perder y no veas el perder después de tres horas jugando, no habría tenido gracia. Hubo mucha tensión. Nos faltaba aire a todos al final, las piernas no nos daban. En ese tipo de situaciones ves de qué pasta está hecha la gente y eso siempre mola”.

"Mi entrenador me pide todo y más, que juegue en todas las posiciones, pero es algo que abrazo porque significa que mi equipo me necesita"

Más claves de esa transformación, el repetir con su entrenador Andrew Toole, coach de Robert Morris desde 2010, que guarda un fuerte vínculo con el malagueño. "Mi entrenador me lo pide todo y más, juego en todas las posiciones. Y cuando lo hago todo, me pide más (risas). Y más. Y más. Esa es nuestra relación. Pero la acepto y la abrazo porque significa que espera mucho de mí y que mi equipo me necesita. Hay que afrontarlo con madurez. Hemos tenido nuestros más y nuestros menos, pero teniendo 19 años y siendo mi segunda temporada en NCAA, tengo que mejorar absolutamente todo. Si puedo aportarle al equipo en todos los aspectos, como creo que soy capaz y soy ese tipo de jugador completo, pues mucho mejor”, el tono de una estrella. Además, Folgueiras sigue experimentando un cambio físico en su cuerpo. “He ganado peso, en kilos no lo sé porque estoy muy americano ya (risas). Estoy en libras, en 206-208. Me puse en 225 libras. En kilos vine en 93 y estoy en 100 aproximadamente, midiendo 2.08. Lo he notado mucho en el juego. Pero la verdad es que siempre he sido muy peleón. Ahora se nota. Me canso menos al contacto y lo absorbo mejor. Tienes que estar rápido, por nuestro estilo de juego, donde los grandes no paran de moverse, son rápidos y versátiles. A veces cambias en una defensa y tienes que ser rápido, las piernas de los jugadores son una locura y tienes que estar a esa altura”. Hasta hace unos días, Folgueiras aparecía en el top-10 de reboteadores en NCAA. "Sí que me llama la atención, pero ligeramente. No me obsesiono con eso de los números. Sí que lo he llegado a estar durante la temporada, no te voy a engañar. Y tampoco es malo estar obsesionado con el rebote. Yo al final me centro en ir a todos y quererlo más que nadie, y ya con eso de partida eres buen reboteador. Y ya podemos estar hablando horas, haciéndonos los filósofos del basket, de hablar de instinto; el cómo dar el contacto, el timing de rebote y tal, pero sí que me centro en eso. Me hace ser buen reboteador, además de mis condiciones físicas, con mis brazos largos y al ser grande. Soy bastante activo, entonces lo de estar ahí arriba me enorgullece. Pero igual que estoy arriba, puedo ir bajando. Estamos a mitad de temporada y necesitamos ganar. Si puedo ayudar al equipo reboteando, lo haré, pero sin que eso me produzca un extra en mi cabeza".

El malagueño trata de anotar.
El malagueño trata de anotar. / M. H.

“Si me miran de otra forma por ser el líder del equipo de baloncesto, yo no me doy cuenta. Robert Morris tiene mucho deporte y tampoco es que haya una pasión arraigada por el equipo de baloncesto. Hago vida normal de estudiante y soy alguien más. Y si me miran con otros ojos, de verdad que no me doy cuenta", expresa Folgueiras en si ha alterado algo su popularidad dentro del ambiente universitario. "Los estudios los llevo bien. Voy dos horas a clase y hago mis cosas en el ordenador, no es muy difícil. Hago Business. No tengo clases ahora porque es el Winter Break. Voy a clase a las 10:00, salgo a las 12:00, hago pesas a las 12:15, entreno a las 13:30 con el equipo, dos horas de entrenamiento, comemos todo el equipo y tengo toda la tarde libre. Suele ser así. Aunque hay algo de flexibilidad, por ejemplo si hacemos un mal partido, ajustamos alguna cosa, vemos más vídeos de scouting”, así es un día del malagueño, que niega esos mitos de las fiestas universitarias. "Tampoco lo soy, y no lo digo por hacerme el niño bueno. De verdad que no soy muy de fiestas, en Málaga tampoco. Pero no es una universidad de estas como se suelen pintar, con todo el mundo en la calle. Hay veces que hace -20 grados o nevando todo el día, y a la gente no le apetece socializar tanto. No hay ambiente en esta universidad, pero yo vengo aquí a jugar al baloncesto", bromea.

"Soy un jugador competitivo, súper de equipo, completo, versátil y líder, algo que siempre lo he sido"

El tema mental, el cómo gestionar la presión en unas responsabilidades competitivas, Folgueiras dice "tener un psicólogo deportivo donde hablamos el tema de la presión y esas cosas. Lo acepto como una realidad del jugador. Si quiero dedicarme a esto, tengo que abrazar esa presión. Es parte de jugar a un deporte competitivo y que te exijan, y que esa presión competitiva vaya creciendo con el paso de los años. Si eso ocurre, significará que me ocurren cosas buenas. Afronto la presión con bastante tranquilidad. Lo que yo piense, o la gente piense de mí, no me importa demasiado, o las expectativas que tengan en mí. Esto se resume en diez tíos por luchar por quedar un punto por encima del otro, meter una canasta más. Lo que rodea a todo eso, no me debe apartar del foco o molestar en exceso, creo que eso lo llevo bien. No sé si queda mal decirlo, pero siempre he sido un líder natural dentro de mis equipos. Y aquí es verdad que a veces, con el idioma y tal, me cuesta más comunicarme, ahora mejor. Pero es algo que me gusta, en el campo soy un líder e intento dar ejemplo a mis compañeros. Y así lo siento, cómodo en ese papel”, explica el malagueño, quien se define como un jugador “competitivo, súper de equipo, y creo que soy inteligente, versátil y completo”.

Folgueiras.
Folgueiras. / M. H.
"Mi familia está disfrutando más que yo, especialmente mi abuela, una crack y una persona muy especial para mí"

El cómo lleva su familia este boom mediático y esa circulación del apellido Folgueiras. "Mi familia está disfrutando más que yo. Se enteran antes de las noticias que la gente publica que yo; por supuesto ven todos mis partidos. Si tienen que quedarse hasta la 1:00 a ver mis partidos, lo hacen sin problemas, aunque al día siguiente trabajen. Mis padres, mi hermano, mi abuela, mis tíos, absolutamente todos. Y tener ese respaldo familiar es una locura, me enorgullece un montón ser parte de una familia así. Y yo tengo esa motivación por intentar que sigan disfrutando". Concreta el paleño en la figura de su abuela. "Es una máquina. Se pasa en redes sociales todo el día y está atenta con todo lo que salga de mí, busca los links, la que informa de absolutamente todo en el grupo de la familia. Una friki y una crack. Hablo mucha con ella. Es una persona muy especial, una abuela muy abuela, y a la abuela se la quiere mucho", se puso tierno Folgueiras, que reconoce echar de menos Málaga. "A mi familia principalmente, mi gente; pero este es el peaje que hay que pagar. He elegido este camino porque creo que es el que mejor me viene para ser la mejor versión de mí como jugador en un futuro. Y acepto la realidad con alegría. No me entristece el estar lejos de mi familia durante la temporada, aunque lo eche mucho de menos. Sabía qué había al llegar aquí".

"Ojalá pueda jugar un día en la selección absoluta, y hacerlo además con Mario, al que conozco desde los 4 años"

Si esta gran temporada a Robert Morris puede servir de trampolín a una universitaria de mayor pedigrí tampoco le preocupa. "No se puede pensar en el año que viene. Carpe diem. El futuro crea ansiedad y el pasado crea depresión, tristeza y nostalgia. Vivo en el presente, pensar en entrenar mañana, con vistas a jugar el próximo partido y de ahí no salgo. Me va bastante bien pensar así, la verdad. El ritmo de competición es muy alto, no puedes ponerte a pensar demasiado. No sé si me voy a ir o me voy a quedar, es que no lo sé (insiste). Pero sí trato de disfrutar el momento, porque ya no es solo baloncesto, sino la vida, no sabes cuándo te vas a encontrar un contexto así, de ser importante, el tener buena gente alrededor, que la gente confíe en ti, tener opciones de ganar cada partido, y ahora mismo estoy en un momento muy bueno como para poner a pensarme en el futuro", asegura. Aunque sí será un fijo para el Europeo sub 20 de este verano en Grecia. "A la selección voy a ir siempre. Es el mayor orgullo que me ha dado el baloncesto, el representar a mi país. Para mí ese es el top de un deportista, representar a un país, tener esa oportunidad. No sabes cuántos niños quieren ir a la selección cada verano de mi edad. Matarían por eso (repite). Y yo puedo tener la opción o las cosas que sea, pero tengo que valorar este tipo de cosas. Después de los 20, lo próximo será la absoluta. Pero yo no sé cuándo voy a ir a la absoluta, ojalá se pueda dar un día. Y me lo paso increíble. Tengo ahí a mis amigos desde los 12 años. Son experiencias que unen un montón, en un país donde no has estado nunca, haciendo cosas distintas, lo que más te gusta con la gente que quieres y con tus amigos, no se puede pedir nada más. El objetivo de este verano es el oro, que nuestra generación ha jugado Mundial y Europeo y nos hemos llevado dos platas, así que es el verano de la redención", desarrolla el malagueño.

Folgueiras y Saint-Supéry.
Folgueiras y Saint-Supéry. / Javier Albiñana

Sí tiene contacto con esos amigos de generación. "Con algunos. Hablo con Aday asiduamente; uno de mis mejores amigos es Bruno Vidarte, que juega al 4 en la selección; con Mario hablo un montón. Prácticamente, todos porque somos amigos de verdad". Y profundiza en Saint-Supéry, con el que ha jugado desde muy niño. "A Mario claro que lo sigo, estoy al tanto de lo que está haciendo en Manresa. Está madurando a una velocidad increíble, es lo que me sorprende. No me sorprende que un día Mario haga 20 puntos o que se salga defensivamente, eso lo ha hecho siempre. Y como es un tío que tiene cero miedo, no me sorprende de nada. Me sorprende que lo haga de forma regular, a pesar de que el scouting contra Manresa está cada vez más enfocado en Mario y se está convirtiendo en un problema. Me sorprende esa regularidad y madurez con la que se le ve ahora mismo. Y el cómo está acelerando el proceso. Mi mayor sueño es jugar con la absoluta un torneo grande. Y sería increíble jugar con Mario, al que conozco de los cuatro años. Ojalá podamos coincidir en la selección, aunque no me gusta pensar más allá", insiste.

Le llega con fluidez la información del Unicaja, el equipo de moda, aunque el malagueño matiza con maestría. "Lo de que el Unicaja sea el equipo de moda... lo lleva siendo año y medio. El Unicaja es una realidad. Hace un buen trabajo manteniendo un grupo de jugadores que realmente se conocen entre ellos y juegan un baloncesto de memoria. Ver eso es un placer para los seguidores de baloncesto. Que el Unicaja, mi equipo, porque va a ser siempre mi equipo, esté jugando a ese nivel y que sea tan competitivo, me enorgullece un montón y estoy supercontento. Intento ver los partidos cuando puedo, aquí en Estados Unidos es difícil, pero lo sigo, sé cuándo juega, sigo las estadísticas", remata Folgueiras. Recibe esas miradas con naturalidad. No abundan jugadores de su pelaje en el baloncesto español.

stats