El fondo de armario del Unicaja va creciendo

Va mejorando el estado de forma y de confianza de más jugadores y el equipo lo van notando positivamente

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Sin opciones ante el Canoe

Las fotos del Unicaja - Río Breogán
Alberto Díaz saluda a los compañeros en un tiempo muerto. / Carlos Guerrero

Después de cinco victorias se ven las cosas de otra forma. Había la lógica preocupación tras las tres derrotas seguidas en ACB, aunque sin alarmas sonando. Pero se consideraba parte del proceso para reincorporar a la dinámica a los jugadores que volvían de lesión, alguno tan estructural como Kravish, cuya importancia se ha hecho más notoria si cabe cuando el equipo ha empezado a carburar. La diferencia entreun Kravish sano o no se ha constatado. Aunque su lesión es traicionera, él decía tras la victoria ante el Le Mans que era “pasado”.

Ante el Breogán al Unicaja le faltó Kendrick Perry, el hombre que marca el estilo y el más desequilibrante en la plantilla. Pero la falta del de Florida, además de darle unos minutos de fuego real a Mario Saint-Supéry, sirvió para que se comprobara que el fondo de armario va creciendo progresivamente. Jugadores no llamados a ser grandes referentes anotadores como Ejim y Barreiro fueron claves con sus puntos para distanciar al cuadro lucense. Era el tercer partido oficial en el que Djedovic acaba como máximo anotador. El bosnio tiene la habilidad y la experiencia para estar cuando se le necesita y en este arranque de temporada está ofreciendo una versión muy aproximada a lo que fue la campaña pasada hasta febrero, cuando la lesión muscular seria en la Copa del Rey le hizo ir a contrapié ya hasta el final. Ha hecho un concienzudo trabajo este verano en Sarajevo para llegar bien de forma y lo está demostrando.

También Melvin Ejim va cogiendo ritmo tras un Mundial en el que no tuvo muchos minutos y, como ocurre en los torneos de selecciones, se entrena poco porque se privilegia competir. Tiene esos fogonazos más anotadores (13 ante el Breogán), que fueron más continuos en el tramo final de la temporada pasada. La semana anterior no viajó a Hungría para hacer trabajo específico en Málaga, algo que permite tener una plantilla amplia.

E igualmente Alberto Díaz, que tras el bajón lógico después del Mundial va ensartando buenos partidos. Sin brillar en la anotación (está en un 35% de tiros de campo que va elevando progresivamente), en lo que nunca ha sido superior, sí va mejorando en otros aspectos del juego en los que es diferencial. Se le vio, por ejemplo, ante el Breogán un par de pases de talento y creatividad que sólo suele ejecutar cuando su confianza es alta y su estado físico le permite salirse del guion de no equivocarse en ataque. Y son señales bastante buenas.

Tras cinco partidos en 15 días, ahora viene otra semana en la que ahondar en el trabajo sin partidos entre semana, para controlar cargas y acelerar o frenar según conviene a cada jugador, que tiene un trato personalizado. Hacia ello tiende el deporte de equipo profesional, lo que antes se podía entender como un privilegio ahora es una realidad, cada jugador, dentro de unas normas comunes, tiene unas necesidades. Pasado el primer traqueteo de la temporada, ahora todo va fluyendo y con más jugadores soplando para que el barco siga aumentando la velocidad.

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