Unicaja

Los lazos malagueños que mantiene Abrines

  • "Nos hicimos muy amigos y aún hoy en día hablo con ellos, en el tema del baloncesto me ayudaron muchísimo", dice el ex cajista en una charla con jóvenes del Barça sobre Pepe Pozas y Luis Conde

Abrines, Pozas y Ángel Sánchez-Cañete celebran una victoria del Unicaja.

Abrines, Pozas y Ángel Sánchez-Cañete celebran una victoria del Unicaja.

Álex Abrines se volvió a enfrentar esta temporada al Unicaja después de regresar desde la NBA al Barcelona. El mallorquín llegó a Málaga con 16 años, entre su primer y segundo año junior. Su marcha en 2012 al club culé hizo daño en Los Guindos, era una perla evidente que ya había eclosionado con partidos extraordinarios, uno de más de 30 puntos ante el Estudiantes aún con 18 años, hito en la ACB.

Los recibimientos del Carpena no fueron nada buenos durante varios años con la camiseta de Barcelona, desde donde saltó a la NBA. Pero el balear guarda un grato recuerdo de esos dos años jugando en el Unicaja y el Clínicas, pese a las dudas que tenía en un principio.

"Fue difícil porque pasaba de jugar en un club que conocía (La Salle Palma) desde muy pequeño, con mi padre de entrenador, mi madre la secretaria y con todos mis amigos del colegio a irme a algo desconocido", explicaba Abrines en una charla que hizo con los jugadores del Cadete B azulgrana, donde el segundo entrenador es Víctor Sada, ex compañero en el primer equipo: "Tenía un poco de miedo de ir allí, de ver cómo encajaba, de si sería lo suficientemente bueno para el equipo. Creo que pasadas un par de semanas, en las que estuve mal porque echas de menos a la familia y a los amigos, estuvo mejor. Allí estaban Pepe Pozas, Miki Servera o Luis Conde, que me ayudaron mucho en esa primera etapa", indica.

"Nos hicimos muy amigos y aún hoy en día hablo con ellos y me hicieron ver que podía tener también amigos allí y en el tema del baloncesto me ayudaron muchísimo", remarcaba sobre su experiencia. Dejó un dinero en las arcas cajistas (en torno al medio millón de euros más la renuncia al tanteo para fichar a Fran Vázquez).

Después de una lógica readaptación tras volver de la NBA, la evolución de Abrines era cada vez más evidente cuando estalló la crisis del coronavirus, justo en su mejor momento de la campaña tras superar también ese bloqueo psicológico que le hizo acabar su etapa en Oklahoma.   

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