Mersin-Unicaja: Visita al balneario en Turquía (77-100)

El Unicaja completa un partido muy serio en la pista de Mersin para ganar con autoridad y dejar virtualmente sellado el pase al Round of 16 y evitar el play in de enero

Las fotos del partido

Balcerowski intenta anotar. / BCL

El Unicaja recuperó sensaciones, vigor y baloncesto en Mersin. Fue una sesión de balneario a orillas del Mediterráneo, volvió a arrasar con minutos de buen juego y continuidad (77-100). Siempre con ese asterisco de que los rivales en esta instancia de la competición no hacen cosquillas al equipo malagueño, pero después de la derrota fea en Andorra se necesitaba una versión así como respuesta, no ya para las dudas externas sino para la autoestima de un bloque acostumbrado a ganar regularmente y que en la BCL tiene su particular jardín. Su racha de victorias seguramente quedará para los anales, está haciendo continuamente historia y ha elevado el prestigio del torneo, para el que se vaticina un nuevo escenario con la llegada de la NBA a Europa.

Con este triunfo el pase al Round of 16 directo, sin el engorro del play in, estará prácticamente garantizado. Le bastaría no perder por 18 puntos o más en el partido que cierra la fase ante Karditsa en el Carpena. Para llegar a ese extremo, los griegos deberían ganar en la jornada previa al Mersin y el Unicaja perder en Oostende, así que debería ser matemático tarde o temprano.

El Unicaja se tomó el partido con las dosis de concentración y agresividad necesarias para competir a domicilio. En el coqueto Servet Tazegul de Mersin no hubo obstáculos apenas. El rival tenía un balance defensivo bastante deficiente y el Unicaja lo castigó repetidamente, adorándose contraataques como un pase largo por la espalda de Balcerowski para Perry o un bonito pase del de Florida para Webb picado en claras superioridades de 3x1 o 1x0. Alberto Díaz, poco dado a estas situaciones, hacía un show con un triple a tabla desde nueve metros como entremés de otro desde más de 20 metros sobre la bocina del primer cuarto que hacía llevar las manos a la cabeza (22-31).

No era un ambiente infernal lo que había en Mersin, aunque sí cierta animación, pero el Unicaja despejaba cualquier atisbo de sorpresa. La diferencia de ritmo, intensidad y rotaciones entre los dos equipos es tremenda. Y a estos niveles es insostenible salvo que el superior se duerma. No fue así. Siguió percutiendo con un Balcerowski absolutamente dominante, con el reto de trasladar esto ante rivales superiores. También con Djedovic en una vertiente más creadora y ejecutora, necesidad obliga. Prescindía en la rotación Navarro de Xavier Castañeda hasta el último cuarto, en un síntoma más de que está lejos de ser ahora mismo un jugador mínimamente útil y que su salida puede estar cercana.

Con 41-60 se llegó al descanso. Es difícil hacer análisis con tamaño hueco de nivel. El equipo malagueño mantuvo los mínimos para conseguir una victoria muy holgada en la segunda mitad, Duarte regaló varios pases de buen nivel para Pérez y Balcerowski, Castañeda demostró que está mentalmente también fuera y Tillie emite señales preocupantes. Tiempo para centrarse en la ACB, donde hay retos más urgentes. La BCL no los tendrá hasta finales de enero.

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