Se hace difícil pensar en un regreso de la actividad deportiva habitual a corto o medio plazo cuando se observa lo que hay alrededor. Aunque es obligación de los organismos escrutar posibilidades, hay situaciones que obligan a pensar fríamente.

Sucede en Belgrado, donde el coronavirus aún no ha golpeado con la virulencia que sí lo ha hecho en países cercanos como Italia. La mítica Sala Pionir se convierte estos días en un hospital para combatir contra el virus, que ya asoma en Serbia. En la Sala Pionir ha jugado el Unicaja numerosas veces y es la casa del Partizan de Belgrado, uno de los equipos aún en liza en la presente Eurocup. De hecho, el que pasó con mejor balance el Top 16 y al que el Unicaja sólo se encontraría en la final, en el caso de que se pudiera seguir la competición.

500 camas ocupan ahora su pista para evitar que los hospitales de la capital serbia colapsen cuando el virus se extiendan. Viendo el ejemplo de España e Italia, decretaron con menos de 200 infectados la suspensión de los transportes públicos y el cierre de toda actividad comercial en cafeterías, restaurantes y centros comerciales. Además, hay un toque de queda de 20.00 horas a 05.00 horas en las que nadie puede estar en las calles excepto quienes tienen obligaciones laborales. Además, se prohibió el movimiento de las personas de más de 65 años de edad durante todo el día en las zonas urbanas, y en localidades de menos de 5.000 habitantes para personas mayores de 70 años.