Una discutida falta a Kyle Fogg permitió al Unicaja ganar al Barcelona. Una muy probable falta al californiano no señalada en el Audi Dome de Múnich desequilibró la balanza para que el equipo alemán se hiciera con la victoria (72-69). En el baloncesto es muy frágil el ecosistema y la moneda cae para un lado o para el otro.
En cualquier caso, es una buena noticia que el Unicaja esté en el partido hasta el último segundo con el Barcelona o el Bayern. Se ganarán o se perderán encuentros, no sobra el poderío para vencer siempre, pero es el camino para ser más fuerte. La validez del resultado del partido era relativa. Quedó un nefasto inicio tras el descanso que hay que corregir de manera incuestionable. Salir así costará partidos. El resto del encuentro fue aseado, al nivel de uno de los favoritos de la competición. Ver a pie de pista de Thiago, Javi Martínez y Lewandowski, los futbolistas del hermano mayor, y a un público que casi llenaba el pabellón y con un ambiente caldeado ayuda a entender la dimensión del Bayern, que quiere equipararse a largo plazo al fútbol.
En el cómputo global, el Unicaja estuvo algo más de tiempo por delante. Fogg no tenía esta vez la capa de Superman, pero fue de nuevo el faro del equipo. No fue tan brillante en la anotación, pero sí muy completo, aportando en más facetas, como en la distribución. Él mismo asume que es un campo en el que debe mejorar. También se nota cuando Alberto Díaz no está en la faceta defensiva. El malagueño marca la cota mínima para ser competitivos atrás. En el plano positivo, bien N'Diaye, ofreciendo minutos de cierta calidad, aprovechando balones doblados y muy activo defensivamente, sin faltas estúpidas y, con sus limitaciones, condicionando muchos tiros.
El partido empezó con bastante espesura. 13-12 fue el marcador al final del primer cuarto, con hasta ocho cambios de liderazgo en el marcador. Un par de canastas de Brooks y un mate de N'Diaye fue lo más reseñable. El panorama cambió en el segundo tiempo, con los equipos ya engrasados y con más confianza para mirar al aro. Un tapón espectacular de N'Diaye fue su primera carta de presentación. Smith endosó cinco puntos seguidos. Y el detonante fue una llamarada de Fogg, con ocho puntos en minuto y medio para abrir hasta los nueve puntos la diferencia (24-33). Alberto Díaz metió dos tiros libres y, tras robar un balón, se encaminaba a elevar la diferencia por encima de los 10 puntos, pero la intimidación rival le llevó a un mal pase. La respuesta fue un dos más uno de Lucic y un triple de Johnson, a la postre decisivo para el partido (20 puntos), quien no era jugador del Bayern en el partido de la primera vuelta y eleva la calidad exterior bávara, y que repitió poco después casi sobre la bocina para dejar estrecho margen al descanso (35-37).
El parón sentó mal al Unicaja. Horrible, más bien. La buena actividad defensiva de la primera mitad desapareció. En casi ocho minutos se habían anotado sólo cuatro puntos. Balones perdidos, malos pases, infracciones, malos tiros... Muy mal. Una técnica por medio a Dejan Musli también. La salida de Alberto Díaz y Fogg reubicó al equipo cuando se perdía (53-43). Un tiempo muerto de Plaza reactivó. Se cerró el cuarto con un parcial de 0-9 (53-52) extendido hasta un 0-13 en el arranque del último periodo, con mates de N'Diaye y Fogg, éste tras robo (53-56). Eran los mejores minutos del Unicaja, con una excelente actitud defensiva. Culminaba bien N'Diaye, más productivo desde que volvió desde la lesión, para machacar el aro rival. Hasta 1-17 fue el parcial (54-60). A partir de ahí el partido se equilibró. Intentó escaparse el Unicaja otra vez (60-65) pero Johnson fue el Fogg del Bayern. Metió cinco puntos seguidos e igualó. Y metió, a falta de 28 segundos, una canasta determinante (68-67) después de que Alberto Díaz colara dos tiros libres. El posterior ataque se saldó con una pérdida de Fogg, en una muy probable falta no señalada. Y el Unicaja no estuvo rápido para hacer otra falta. Le quedó una jugada a un segundo para empatar, pero no fue productiva, el pase fue de Alberto Díaz se perdió en la banda. Y vino la derrota.
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