"Los clubes estamos indefensos por la NCAA, nos planteamos el modelo de cantera"

Sitapha Savane, presidente del Gran Canaria, alerta ante ese éxodo pronunciado a la liga universitaria: "Es una situación muy compleja a la que se enfrenta el baloncesto europeo"

Nzosa, orgullo cajista

Saint-Supéry, con España.
Saint-Supéry, con España. / FEB

El presidente del Dreamland Gran Canaria, Sitapha Savané, alertó este viernes de que los clubes de cantera se encuentran en una situación de "indefensión total" ante el éxodo de jóvenes hacia la NCAA, liga universitaria de baloncesto estadounidense. Preguntado en la rueda de prensa en la que anunció la participación en Liga de Campeones de la FIBA por una posible salida de Massamba Diop, tal y como adelantó 'Canarias7', el presidente del club amarillo dijo que su caso es el de "muchísimos jóvenes", y una situación "muy compleja que enfrenta el baloncesto europeo".

Savané explicó que, actualmente, por la reglamentación de la NCAA, los jugadores pueden irse a la competición estadounidense pese a tener contrato firmado, ya que no requieren carta de libertad. "Tienes un contrato firmado y un chico que has formado se puede levantar, no decirte nada, no se presenta a entrenar, no sabes dónde está y se va a una competición que no requiere carta de libertad. No puedes hacer nada más allá que esperar que su contrato se acabe. Pasan los cuatro o cinco años de universidad y no te queda nada", lamentó.

El máximo mandatario del club claretiano señaló que a raíz de esta problemática "muchos clubes se están replanteando el modelo de cantera profesional" e incluso este viernes hubo una reunión en España entre entidades para discutir la situación que está generando el éxodo de jóvenes y cupos nacionales en formación a Estados Unidos. Savané resaltó que gracias a "la buena voluntad de los jugadores y sus agentes para llegar a acuerdos con los clubes" muchos de los casos han terminado con entendimiento por ambas partes, también porque piensan en un futuro y en que "no todos acabarán en la NBA y les interesa mantener buenas relaciones".

"Estamos en un momento de mucha turbulencia, será complicado para FIBA conseguir que la NCAA haga algo al respecto. Es una travesía que se presenta como un reto mayúsculo para todos los clubes que tenemos cantera", insistió.

La FIBA y la fuga de talento

La fuga de talento desde Europa a la NCAA comienza a ser masiva, en jugadores de distintos escalones, incluso ya pasados los 20 años se ven algunos casos de ofertas con el nuevo paradigma que permite a los jugadores cobrar por participar en la competición universitaria. En el reciente congreso de mitad de ciclo celebrado en Barein, la FIBA pasó revista al estado actual y futuro del baloncesto y uno de los puntos que se trató ante las 167 federaciones nacionales presentes, fue la emergente situación de los ‘fichajes’ de jóvenes jugadores por universidades estadounidenses. El Unicaja ha visto cómo en los últimos años se fueron jugadores como Álvaro Folgueiras, lo hará en breve Guille del Pino y Mario Saint-Supéry puede seguir el mismo camino. En el caso de Saint-Supéry, ya asentado en ACB. Pero con proposiciones económicas excelentes.

El propio Andreas Zagklis, Secretario General de FIBA, trató este asunto a lo largo de su discurso ofreciendo una visión de la situación actual, el objetivo y el camino a seguir. Siguiendo la recomendación del grupo de expertos enfocado en los Jugadores Jóvenes y la NCAA, creado en diciembre de 2024, el Central Board definió tres objetivos para mantener un ecosistema sostenible: ayudar a los jugadores a tomar decisiones bien fundamentadas, aumentar la disponibilidad de los jugadores de la NCAA para sus selecciones nacionales y contribuir a proteger las inversiones de los clubes en el desarrollo de jugadores. Se tomó la decisión de entablar una colaboración formal con la NCAA, con el objetivo de que los traspasos de jugadores desde fuera de Estados Unidos hacia universidades de la NCAA sean tratados de la misma manera que las transferencias internacionales entre clubes FIBA, mediante el uso de una Carta de Autorización (Letter of Clearance).

“Seguimos invirtiendo en el desarrollo de jugadores jóvenes como nunca antes; el año pasado organizamos más de 30 competiciones de selecciones nacionales juveniles en todo el mundo. Son cifras récord: casi 4.900 atletas que visten el logo de FIBA cada verano y que luego pasan a formar parte de las selecciones nacionales absolutas, en la NBA, la WNBA o en el más alto nivel. Tratamos de guiarlos y acercarlos a lo que significa jugar en la selección nacional y desarrollarse. Esta gran inversión fue debatida extensamente en el Central Board y tiene que ver con los últimos desarrollos en el baloncesto universitario en Estados Unidos”, apuntó.

“Es una oportunidad para nuestros jugadores, no podemos negarlo. Las cantidades de dinero que se están... no diría invirtiendo, porque no estoy seguro de que desde una perspectiva financiera se trate de una inversión, pero sí lo es desde una perspectiva de desarrollo en el deporte del baloncesto. Pero estas cantidades de dinero que terminan en manos de jugadores de 18, 19, 20 años son bienvenidas por ellos, por su entorno, estamos felices por ellos, pero al mismo tiempo debemos reconocer que esto ha dejado de ser una experiencia académica principalmente para los atletas”, señaló.

“Las universidades de la NCAA están cada día más cerca de ser entidades comerciales, clubes profesionales, y eso desafía nuestro ecosistema por la simple razón de que nuestro ecosistema se basa en un principio: que se puede transferir siempre que se respeten los contratos, los acuerdos deben respetarse, y para transferirse de una institución profesional de baloncesto a otra institución que de facto es profesional, debe haber un proceso: llámese carta de liberación, si quieren llamarlo de otra manera, pero debe haber una autorización por parte del club de salida y la federación nacional, y deben existir ciertas garantías sobre a dónde va el jugador, cuáles serán las condiciones allí, cuál será la disponibilidad para la selección nacional y cuál es la compensación para el ecosistema FIBA, nuestros clubes, nuestras ligas, nuestras federaciones y sus miembros que han invertido en alguien que empezó a jugar a los 9, 10 u 11 años y que ahora termina con un cheque de siete cifras en sus manos a los 18 años”, indicía Zagklis.

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