Había que remontarse a antes de la pandemia para encontrar un partido que no fuera del Real Madrid para encontrar una asistencia superior a los 8.000 espectadores en un partido del Unicaja. De hecho, quizá los mejores ambientes deportivos se vieron en la final del Mundial sub 17 y la final de la EHF Cup de balonmano femenino del Costa del Sol, que metieron unas 7.000 personas en el Palacio. Los espectadores que acudieron al partido ante el Real Betis fueron 8.030. Acabaron haciendo la ola y divirtiéndose en distintos focos. Sentido recuerdo de Martín Urbano y una hermosa ovación espontánea al acabar un minuto de silencio, disfrute con el juego del equipo, con la entrega y también con jugadas espectaculares, petición concedida con los minutos de Mario Saint-Supéry y broche final para varios cientos que se quedaron a ver cómo los jugadores disfrazados de Halloween repartieron regalos tras el partido.

Se rondan los 6.000 abonados entre particulares y empresas, hay diversos acuerdos con Diputación y clubes para que acudan a los partidos y fomentar el baloncesto, algo que los dirigentes actuales se fijaros como clave. Había algunos aficionados del Real Betis también. De alguna manera, había condicionantes positivos para que hubiera buen ambiente, pero también el equipo dejó sus semillas ganando con autoridad y ofreciendo un buen espectáculo. No hay mejor campaña de marketing que ganar encuentros. Pueden hacerse malabarismos fuera, pero lo que pasa en el 28x15 es lo verdaderamente determinante.

La buena ola de los 8.000 espectadores hay que cabalgarla. Presumiblemente habrá una buena entrada también el próximo domingo en el derbi ante el Covirán Granada, con un desplazamiento importante de seguidores nazaríes en el feliz regreso a la ACB. Pero lo importante es no defraudar. Aunque el núcleo de fieles ha estado en los tiempos duros en torno a los 5.000, algo menos quizá, hay varios miles con la antena puesta esperando seducción de parte del equipo y aguardando señales para regresar. El Carpena percibe que, al fin, se ha construido un equipo que puede llegar lejos y apuntar a objetivos altos. De momento, PAOK y Granada en la cabeza para ir al parón con la sensación del deber hecho.