La profecía cumplida de Dani Romero

El histórico jugador del Unicaja vaticinó hace un mes públicamente el título copero cajista

De Dani a Adriana

Una cicatriz de la que presumir

Dani Romero, ex jugador del Unicaja.
Dani Romero, ex jugador del Unicaja. / Unicaja B. Fotopress / M. Pozo

Dani Romero (Málaga, 1973) es uno de los jugadores de aquel histórico equipo que en 1995 llevó al baloncesto malagueño a otra dimensión con el subcampeonato de ACB ante el Barcelona. Actualmente es delegado de campo en los partidos del Unicaja en el Martín Carpena y trabaja con los niños en Rincón de la Victoria, donde está afincado. Su hija, Adriana, es una prometedora jugadora que hace dos años fue la MVP del Campeonato de España infantil ganado por el club. La madrugada del domingo al lunes, Dani era uno más de los muchos centenares de aficionados que se acercaron a recibir al aeropuerto a los héroes de Badalona.

Hace justo un mes, el pasado 23 de enero, se celebró una mesa redonda, dentro de los actos que ha preparado el club por el 30 aniversario de la fusión entre Caja de Ronda y Mayoral Maristas. Allí se glosaron las virtudes de aquel grupo de jóvenes chavales, con una media de edad baja y con mucho canterano, que puso contra las cuerdas al Barça de Aíto. Y el que fuera jugador cajista desde 1991 a 2000, undécimo con más partidos jugados (253), encontraba paralelismos entre aquel equipo y el actual.

Dani Romero, junto a Nacho Rodríguez.
Dani Romero, junto a Nacho Rodríguez. / Unicaja B. Fotopress

Romero trata con cuerpo técnico, staff y jugadores, ve los partidos a pie de pista y palpaba algo. "Veo muchas cosas en este equipo que me recuerdan al nuestro. Gente que sabe dónde está, qué camiseta lleva, qué supone el escudo antes ibas a los partidos con la incertidumbre de qué pasará. Ahora voy con la certidumbre de que este equipo se va a dejar la piel. Y esas cosas pasan pocas veces", apuntaba. Justo ese lunes 23 de enero se había celebrado el sorteo de la Copa del Rey, teóricamente diabólico para el Unicaja, que dibujaba un cuadro con Barcelona, Madrid y el superviviente de la otra parte. Pero confiaba en que algo grande podía hacerse. "Esto es deporte, pero puede pasar cualquier cosa. Le tendremos que ganar al Barcelona, al Madrid después y la final a otro, qué remedio", decía en aquella charla en la Sociedad Económica de Amigos del País. Menos de un mes después, la Copa está en Málaga tras una hazaña malagueña.

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