Real Madrid-Unicaja: Tan cerca, tan lejos (91-82)
El equipo malagueño realizó una primera parte magistral y arrinconó a los blancos, que le dieron la vuelta con algún empujoncito extra
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En el Movistar Arena no gana nadie desde hace cerca de dos años, eso es importante destacarlo de entrada. Aun así, el Unicaja le dio guerra al Real Madrid, sobre todo en 20 minutos brillantes, de buen hacer colectivo, de energía y concentración. Y con golpes de talento, tanto de los que lo muestran más a menudo como de los gregarios. No tiene demasiado sentido seguir acordándose de los que no están este año en la plantilla y la merma en calidad que ello ha supuesto, pero es evidente que con lo que hay es verdaderamente complejo aguantarle un mano a mano al conjunto de Sergio Scariolo. Y aun así los malagueño estuvieron dignos (91-82).
A la hora de la verdad y con guiones distintos, ha caído en sus dos enfrentamientos con los Euroliga, Baskonia y Madrid. No se puede lamer las heridas porque el Joventut, rival de su escalón, viene al Carpena este martes. Cerrar 2025 con victoria es fundamental pese a lo empinado del calendario en esta recta final.
Visitar el Movistar Arena siempre es un reto. Luchar contra lo propio y lo ajeno es la primera premisa con la que se debe afrontar el partido. Pero el Unicaja entró con determinación y seriedad a la cancha blanca, dispuesto a dar pelea mientras se le permitiese.
El partido estaba igualado de inicio, pero parecía que las canastas del Madrid llegaban de manera más natural que las del Unicaja. Y cuando no era así, un par de empujoncitos tras un triple (¿?) fallado de Llull y una falta abajo sobre Henzonja revisada por petición de Scariolo y concencida con una explicación flojita de Araña y Aliaga, ayudaron con cinco puntos desde el tiro libre a estirar hasta el 11-7.
Siguió el Unicaja, como una hormiguita, cargando el rebote de ataque y soltándose la melena. Con Balcerowski fino dentro y fuera en primer lugar y luego con un cierre de cuarto en el que Tillie marcó diferencias con cinco puntos que dio ventaja (27-30).
El propio Tillie inició con un triple el segundo parcial (27-33). Pero el Madrid se quedó cerquita a base otra vez de tiros libres (tres faltitas en minuto y medio de los verdes a los blancos). A Scariolo se lo llevaban los demonios, un enfado que fue in crescendo por la facilidad con la que los malagueños fueron aumentando la renta. 35-46 tras siete puntos consecutivos de Sule y silbidos en las tribunas.
Se mordía la lengua en mitad de todo esto Ibon Navarro tras una falta en ataque de Len que acabó siendo la cuarta de equipo señalada a Tillie. Y luego incrédulo cuando empezó a chorrear el bonus, lo único que sujetaba a los locales. 38-50 tras canasta de Audige.
Estaba jugando muy bien el Unicaja. Ibon tiró la revisión en un supuesto 2 más tiro de Tavares que quedó demostrado que era falta abajo de Perry. El pívot falló sendos libres. Lo que no hizo Tyson Pérez (42-54).
Tavares y Campazzo limaron la ventaja cajista. Ibon pidió tiempo a falta de 29 segundos. En estos partidos cada punto es un tesoro, pero entre Perry y Duarte se comieron la posesión. Llull falló sobre la bocina. 46-54.
El juego era excelente, pero resultaba complicado pensar que el ritmo de anotación seguiría siendo tan alto. “Nuestra defensa ha sido bastante desastrosa”, decía Llull al irse a vestuarios. A la vuelta Ibon avisaba de que no podían dejarles correr o se les iba a ir el partido porque además el ritmo anotador desde el perímetro parecía insostenible en el tiempo.
No dejó de jugar bien el Unicaja al principio, manteniendo las rentas, pero el Madrid le endosó un 10-0 (casi todo de tiros libres…) con la rubrica de Hezonja y Abalde. Ibon paró el partido. La sangría de faltitas continuó hasta que los blancos empataron redujeron a 61-62.
Por lo que sea, desde que los merengues hicieron la cuarta, no hubo nada más que señalar en todo el tercer periodo. Por lo que sea. Garuba puso al Madrid por delante (65-64) y Maledon desde la línea de personal aumentó (67-64). Quedaba un poquito de polémica para cerrar la tercera manga, con una penetración de Duarte que acabó en canasta y a la vez ataque y otros dos tiros, ahora para Feliz. 71-66.
Todo el daño que no había terminado de hacer Tavares lo estaba haciendo Garuba, cuyos méritos fueron reconocidos por su público al sentarse en el banquillo. El Unicaja seguía, no obstante, compitiendo con dignidad. Lejos, eso sí, de la versión majestuosa de la primera parte. Sobre todo negados desde el perímetro incluso en situaciones favorables, de lanzamiento cómodo.
El desenlace fue el esperado, con el Madrid medianamente cómodo en los minutos finales pese a la actitud meritoria de los verdes. Por momentos, estuvo cerca. La realidad es que están lejos.
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