Real Madrid - Unicaja: Más cerca, pero no basta (90-75)

El Unicaja ofreció una versión mucho mejor en el segundo partido, tuvo bola para empatar en el último cuarto pero acabó frustrado y desquiciado y con Ibon Navarro expulsado en el minuto final

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Instante del partido.
Instante del partido. / ACB Media

Un Unicaja diferente, digno y mucho más competitivo pero con errores demasiado continuos en aspectos básicos del juego, se quedó bastante más cerca de lo que dijo el marcador final (90-75) de derrotar al Real Madrid en una serie en la que el equipo blanco está ofreciendo su mejor nivel. Ejim tuvo un triple para empatar a falta de seis minutos para el final. Había vuelto tras un mal arranque de segundo tiempo, pero no le llegó para exigir hasta el final. Hay jugadores estructurales del equipo que no están, si Osetkowski está fuera también lo está Tyson Carter. Es complicado sin el techo que ponen ellos sacar partidos así. El arbitraje desquició al Unicaja, Ibon Navarro acabó expulsado, pero hay que también controlar las emociones en situaciones así. Primer match ball adverso este domingo (17:00 horas) en el Carpena.

El partido tuvo un cariz muy distinto desde el comienzo, con un Unicaja más agresivo, duro y concentrado. Con una tara con las pérdidas de balón que condicionó en demasiados momentos (ya se habían perdido 16 al descanso cuando se promedia 12 durante todos los partidos oficiales del año), pero mirándole a los ojos a un Real Madrid que, causa y efecto, tampoco estaba tan atinado. Con alguna renta en los comienzos (8-14), dominio en el rebote y mucho ritmo. La fina frontera ante un equipo del nivel del Madrid entre el punto exacto y la precipitación. Pero es el estilo que ha hecho grande a este equipo y también es oportunista quejarse cuando no sale. Sí hacerlo mejor. Era dañino el triple mandarina de Sergio Llull al final del primer cuarto porque el marcador no respondía a la sensación (23-19).

Había detalles interesantes. El Unicaja era muy agresivo en los flashes defensivos de los pívots, a 9-10-11 metros del aro. Los triples blancos no eran tan cómodos. La energía era la adecuada, canalizarla mejor era el reto del equipo malagueño, que también se encontraba con el diferente listón arbitral. Técnicas a Balcerowski (tras manotazo de Tavares al limbo), Taylor (risible falta sobre Abalde y en la protesta cuando se dirigía al banquillo) e Ibon Navarro, porque aquella rebasaba el vaso. La diferencia en las decisiones disciplinarias es donde se observan mejor las castas o jerarquías. Y Conde, Calatrava y Caballero las conocen bien. No obstante, estaba el Unicaja algo acelerado. Es parte del juego.

Había errores propios también. Con 31-29, contra de tres contra uno, malos pases y el resultado, antideportiva de vuelta y 36-29. Son detalles claves en estos partidos tan complicados. Especialmente llamativo era el mal día de Kalinoski, errático en las decisiones y las ejecuciones. Un buen tramo final permitía recortar (46-41). El rebote permitía compensar el número de pérdidas.

Sucedió una horrible salida tras el descanso. Al ritmo de Campazzo, el Madrid desarboló al Unicaja, precipitado y acelerado. Parcial de 9-0, con ocho errores en el tiro seguidos (55-41). El tiempo de Ibon tampoco arreglaba la situación, el horrible día en el triple ahondaba la falta de confianza. A uno de Carter respondía Abalde. Y se perdía el oremus. Un triple desde 10 metros de Hezonja era un rejón (63-44). En cinco minutos parecía que se había ido el partido por el sumidero. Pero reaccionó el Unicaja con un 10-0 de parcial. Dos más uno de Balcerowski ante Tavares y triple de Perry, tiro de Taylor... (63-54). Misma distancia que al final del tercer cuarto (67-58), con todo abierto.

Aprovechaba la ventana sin Campazzo y Tavares para recortar hasta cuatro puntos tras triple de Taylor (67-63) un Unicaja que recuperaba la fe en poder pelear con un gran parcial. Tenía un triple Ejim para empatar inclusive a falta de seis minutos, pero no entró. Un par de malos tiros y triples de Garuba y Hezonja hacían daño. Más aún una antideportiva de Carter tras pérdida propia sobre Llull (77-68). Tuvo otra ráfaga el Unicaja para engancharse pero un triple sobre final de posesión de Campazzo tras una buena defensa ponía las banderillas (83-71) a un Unicaja que fallaba demasiados tiros libres y que no tenía inspiración en el triple para acelerar. Una pena, fue una buena oportunidad, se jugó de manera muy digna, pero con errores demasiado gruesos en sectores concretos del juego que hacen casi imposible ganar a una versión más que buena del Real Madrid, en un nivel de juego muy alto. Sólo queda el Carpena para seguir vivos. En las mentes de los jugadores del Unicaja está convencerse de que es posible seguir.

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