Zalgiris - Unicaja La crónica

Cómo revivir a un muerto (67-65)

  • El Unicaja mostró su peor versión en Kaunas y se complica innecesariamente el pase al 'Top 16'. Le dio la vuelta al partido tras perder por 14, pero Peric perdonó bajo el aro y Valters erró la última posesión

Qué partido tan malo. Qué derrota tan hiriente. Qué oportunidad desperdiciada para haber puesto pie y medio en el Top 16. Qué indulgente el Unicaja, que dio vida a un Zalgiris moribundo que ya se veía fuera de la Euroliga. Qué temple para mantener el tipo en un encuentro horrendo y no perder la fe en la victoria. Qué reacción en los últimos minutos para dar la vuelta al marcador y ponerse por delante por primera vez en el partido. Qué mal desenlace, fallando una canasta bajo el aro en la penúltima posesión y eligiendo la peor opción en la última.

La mejor versión del Unicaja, la que dio la cara en Moscú, se exhibió en Alicante, puso contra las cuerdas al campeón de Europa y tumbó al Baskonia, no compareció en el Zalgiris Arena de Kaunas. Se quedó en Málaga y mandó en su lugar a su peor versión de la temporada. Un Unicaja errático, incapaz de aprovechar las dudas de un equipo atenazado por los nervios que afrontaba su última oportunidad para engancharse a la Euroliga. Un Unicaja que peleó casi todo el partido sin Freeland, otra vez muy por debajo de su nivel, y que, por primera vez este año, no tuvo el sostén que supone Darden (sorprendente -7 de valoración). Tampoco contó con Sinanovic (sólo dos minutos y medio de juego tras cargarse con faltas). Y esta vez, ni Berni ni Peric acudieron al rescate. Se salvó Zoric, otra vez Zoric, al que sin embargo Chus Mateo relegó al banco en el último cuarto, un emergente Fitch y momentos puntuales de Valters.

Con tal panorama, lo lógico hubiese sido haber encajado una derrota mayúscula, pero los malagueños se toparon con el peor Zalgiris que se ha visto en años. Un duelo en el que se trataba de dilucidar quién era el menos malo. El majestuoso Zalgirio Arena y los 12.400 lituanos que poblaban la grada se frotaron, sin embargo, las manos ante el avasallador comienzo de los suyos. Parecía solucionado el mal endémico de las puestas en escena. No sucedió, salvo ante el PAO, en los últimos partidos, pero lo de ayer recuerda que sigue sin superarse. En 4 minutos y 40 segundos, el Unicaja encajó un imperdonable parcial de 10-0 que obligó a Mateo a parar el partido después de ver cómo su equipo desperdiciaba sus primeras nueve posesiones. Era justo lo que no había que hacer ante un equipo desesperado.

Mateo cambió en un instante el cinco en pista y el Unicaja comenzó a meterse en el partido. Poco a poco, de la mano de Valters y las primeras canastas de Freeland, fue metiéndose en el encuentro (27-22). Tuvo opciones ahí de igualarlo del todo y ponerse por delante, lo que seguramente hubiese servido para comenzar a ganar la batalla anímica. Pero perdonó y el Zalgiris revivió con una nuevo parcial, este de 8-0, que le llevó hasta los 13 de diferencia antes del descanso (35-22).

La desventaja se fue pronto hasta los 14 (40-26) y ahí comenzó el equipo malagueño su particular escalada. Punto a punto, comenzó a creer de verdad que podía llevarse el triunfo cuando Garbajosa acertó de tres en la primera acción del último periodo (50-45). Weems, imparable ayer tanto para Darden como para Peric, obligaba a un nuevo esfuerzo (60-50), y el Unicaja respondió con sus mejores minutos ofensivos. Recobró, por un momento, la inspiración, movió bien el balón y encontró un par de tiros abiertos de Fitch y Valters que remató Freeland con un mate en carrera (60-58). El Zalgiris era un flan. El inglés, que apareció al final, dio la primera ventaja visitante (63-65) y Popovic igualó desde la línea de tiros libres (65-65).

Ahí encalló definitivamente el Unicaja. Tuvo medio partido en su mano Peric, que falló debajo del aro a poco más de un minuto y que en la siguiente jugada no pudo evitar que anotara Weems. Y no supo rematar esta vez Valters. El letón erró un triple en la siguiente acción y fue el encargado de decidir en la última posesión. Mateo quería castigar la defensa de Popovic y se quedó en el bloqueo con Javtokas. Le encaró, le fintó el tiró, penetró y se jugó un tiro muy forzado que no entró. Quizá, el Unicaja no se merecía otra cosa que salvar el average particular con los lituanos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios