Habrá tiempo para el gozo en el vestuario del Unicaja, pero con escaso margen. Desde el vestuario se empieza a infundir un mensaje de satisfacción, pero de cautela, a menos de 24 horas de jugar una finalísima de la Copa del Rey. Dylan Osetkowski, qué partido ha hecho el californiano, volviendo loco a Tavares como pocas veces se había contemplado, habló para Movistar justo al acabar el choque, con la adrenalina de haber hecho historia, aunque con el poso de saber que mañana hay otra guerra. "¡Mañana nos queda un partido, necesitamos más de esta gente! Todavía nos queda un partido, está bien ser parte de esta historia, pero aún queda la final. No hay dolor para mañana. Me siento bien, queremos más!", además con ese cierre esperanzador, la mejor medicina a los problemas físicos es la emoción de estar en la final. El Unicaja puede ponerle el broche, la que sería sin lugar a duda la mejor semana de su historia, el nuevo equipo de moda del baloncesto español.