La Virtus Bolonia es el nuevo campeón de la Eurocup. Un megaproyecto que alcanzó la gloria y tiene el billete para jugar la próxima Euroliga. Hay tradición de baloncesto en la ciudad italiana, donde hubo un ambiente espectacular en la final frente al Bursaspor (80-67). Se acabó el sueño para los turcos, que hicieron un torneo impresionante. Un nuevo título para Sergio Scariolo, que tras dejar la NBA se puso al mando de este gigante dormido que ya está despierto. Hay mimbres para permanecer en la élite europea.
"Estamos extremadamente felices. Ha sido una gran Eurocup. Quiero agradecer en primer lugar al equipo, a la organización del Sr. Zanetti a Luca [Baraldi] y Paolo [Ronci] por permitirme venir aquí y entrenar a este equipo", explicaba el ex entrenador del Unicaja, eufórico: "No fue fácil dejar la NBA, pero este es un día en el que podrías pensar que valió la pena. Y gracias por respetar mis requisitos, mis elecciones sobre los jugadores, mis decisiones sobre la lista. Tengo que decirles que realmente intentaron hacer todo y fueron de gran apoyo. Estoy muy agradecido por esto".
El Virtus Segafredo Arena fue una caldera. "Gracias a los aficionados por el gran ambiente de esta noche. Sentimos su apoyo durante toda la temporada, incluso en la primera mitad cuando tuvimos tantas lesiones, una locura tras otra. Pensamos que era una típica temporada desafortunada en la que no te das cuenta. Pero finalmente, después de febrero, encontramos algo de salud y luego incorporamos un par de jugadores nuevos que nos dieron un poco más de experiencia y madurez", continuaba el técnico: "Gracias al equipo por dejarme entrenarlos. Por mostrarme una profunda confianza por todo lo que les estaba lanzando en el entrenamiento desde el principio. Sentí esta confianza y me atrevo a profundizar mucho para tratar de mejorar y elevar el nivel de nuestra competitividad. Y también gracias por soportar mis momentos difíciles porque sé que a veces soy muy duro con los jugadores. Esto probablemente compensa todo".
Scariolo se acordaba también de su familia. "Gracias a mi familia. Mi esposa y mi hija aquí, mi mamá y mi hermana en Brescia y mi hijo en los Estados Unidos. Gracias al personal, entrenadores. Increíble trabajo. Entrenadores, fisioterapeutas, médicos, directivos. Increíble trabajo. Esta copa es de ellos y a la siguiente", terminaba el italiano, que, ambicioso, ya mira hacia adelante: "Tiempo para disfrutar, por supuesto. Pero sentimos que tenemos buena química, una buena cohesión. Tenemos algo un poco especial aquí y esto no sucede todos los años. Tenemos que construir sobre eso y, con suerte, lo haremos".
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