Unicaja

Baloncesto y sueños malagueños en México

Miguel Aguilar, Pablo García y Carlos Alonso. Miguel Aguilar, Pablo García y Carlos Alonso.

Miguel Aguilar, Pablo García y Carlos Alonso. / M. H.

La vida le cambió a Pablo García (Málaga, 1989) hace cinco años. Entrenaba en la cantera del Unicaja y trabajaba en un bar de copas del centro. El baloncesto era su pasión, pero había que vivir. Licenciado en Derecho, preparaba su entrada a un bufete cuando le llegó una proposición ese verano. Marchase a la LNBP de México para ser entrenador ayudante del español Iván Déniz en Mexicali, en la frontera con Estados Unidos. Los miedos lógicos a un cambio grande perdieron ante la posibilidad de prolongar un sueño. Allí se labró un nombre y tuvo la recompensa de un contrato como primer entrenador de las Abejas de León. En su primera temporada metió al equipo en play off. A mediados de junio cruzará de nuevo el charco para una nueva campaña. Y lo hará con dos 'fichajes' a bordo, Carlos Alonso (Málaga, 1990) como segundo entrenador y Miguel Aguilar (Málaga, 1998) como fisioterapeuta. 

Un staff muy joven, con sello malagueño y con ambición por crecer en este mundillo. "Cuando tú sales fuera te das cuenta del valor que tiene la estructura organizativa de las categoría de formación en Málaga y España. Es un lujo que en cada generación niños de ocho años tengan tres equipos en un club. Málaga es un lujo, no sé cuántos clubes hay, es una barbaridad. Hay un nivel de gente con pasión de baloncesto, pero es complicado y somos muchos. Es complicado crecer y para crecer tienes que salir. El nivel de baloncesto es tremendo. EBG tiene 800 niños, El Palo 500, luego en Rincón, Marbella, Alhaurín, Estepona... Lo que falta es pagar más dinero a entrenadores, para que conforme vaya creciendo y tenga que cubrir sus necesidades puedan seguir. Hay pasión y talento, pero hay que dar un mínimo", relata Pablo García, contextualizando la situación que se ve desde la distancia del baloncesto malagueño.

El horizonte se ha abierto con estos años en México. "El nivel de mexicano promedio es inferior al del español, puede ser LEB Oro-LEB Plata. Los jugadores de la selección nacional, Gustavo Ayón por ejemplo ha jugado allí y ahora está en Puerto Rico, son de primer nivel. Pero el relevo generacional está costando. El nivel de la Liga es muy elevado porque hay cuatro americanos y también los mexicoamericanos, los salarios no están a nivel ACB, Alemania, Turquía o Italia, pero te sales de ahí y en México se paga más que en países medios de Europa. Hay buen nivel en México y Puerto Rico, mensualmente se paga bastante bien al jugador. La temporada es más corta. A lo mejor en LEB Oro un jugador gana 2.000-3.000 euros al mes, por 10 meses. Allí se puede pagar a un jugador 10.000 o 12.000, aunque son menos meses de competición aunque también pueden jugar en otros lugares durante el año. Es típico en Latinoamérica que los jugadores vayan rotando de país según las estaciones. Nuestros equipo, con los mexicoamericanos, tendrá ocho que vienen de EEUU y cuatro mexicanos a los que daremos protagonismo".

El desarrollo, relata García, pasa por coger experiencia no sólo en el campo del entrenamiento puro. Junto con Carlos Alonso trabaja en la confección del equipo para la próxima temporada y su campo de acción rebasa los límites de la cancha. "El gran salto es integral. No sólo somos entrenadores, no sólo preparamos un entrenamiento, un calendario o unas cargas de trabajo ni dirigimos sólo partidos. Si eres capaz de aguantar un play off en México eres capaz de aguantar cualquier cosa aquí. Sobre todo es que trabajamos mirando todas las ligas del mundo, hablando con jugadores y agentes, conocemos y tratamos, al ser un club pequeño, con todos los departamentos y estructuras del club. Y ese conocimiento es impagable, no lo puede tener. Tenemos la fortuna de poder conocer el deporte en todos sus ámbitos. Esa formación integral es lo que más nos enriquece y nos puede dar el salto de calidad para ser buenos entrenadores en el futuro", explica el entrenador paleño, que este año ejerció durante un par de meses con el CB Marbella en LEB Plata, aprovechando el paréntesis de la competición en México. Los impagos del club azulón propiciaron su salida, cuando estaba con dos victorias y el average por encima de los puestos de descenso. Tras siete derrotas finales seguidas, el equipo bajó a EBA.

Pablo García, durante un partido. Pablo García, durante un partido.

Pablo García, durante un partido.

Para este segundo año, Pablo García se apoya en Carlos Alonso, que ha mamado baloncesto desde pequeño. Es hijo de Paco Alonso, ex jugador histórico y entrenador del Unicaja, y hermano de Francis. Fue jugador, campeón de España junior en una generación dirigida por Manolo Trujillo con Augusto Lima, Rafa Luz, Ernesto Díaz (hermano de Alberto) o Miguel Lorenzo. Después, como entrenador ha trabajado en la EBG y El Palo y tuvo una experiencia de cuatro años en EEUU. "El año pasado Pablo me lo sugirió, pero estaba con un compromiso con la EBG, llevaba un junior y el minibásket más la tecnificación y no me gusta dejar las cosas a medias. A nivel baloncestístico, Pablo tiene un talento brutal y creo que hacemos un buen tándem. Mis puntos débiles pueden ser sus puntos fuertes y al revés. Creo que puedo ayudarle con la experiencia de que estuve cuatro años en Missouri (Estados Unidos), en Link Year, que este año quedaron segundos en la competición de instituto. Allí estuvo Carralero o este año Pablo Ávalos. El nivel era bastante alto, de cada año 10-12 jugadores iban a jugar a Division I de NCAA", explica Alonso: "Hemos estado viendo jugadores. Creo que, por ejemplo, puedo aportar la experiencia de haber tratado con muchas universidades y saber cómo funciona la NCAA. Si conoces a los entrenadores, la cultura de cada programa, puedes saber incluso cómo es persona. Si ha jugado en Michigan State o St John's ha jugado para Tom Izzo y Chris Mullin, este chico mala persona no puede ser. Eso ayuda a la hora de reclutar a jugadores, por la importancia que tiene el jugador americano en México".

La tercera pata malagueña del staff de las Abejas de León es Miguel Aguilar, joven fisioterapeuta que también se embarca en el proyecto. "Acabé hace tres años Fisioterapia. Mientras hacía la carrera, Rai López [ex canterano del Unicaja y ex jugador de ACB y LEB] me presentó el proyecto de Basket4Life para seguir formándome como fisio a la vez que trabajaba. Estuve dos años allí y el mundo del baloncesto y la fisioterapia deportiva es lo que de verdad me llama. Trabajo aquí en una clínica en la que estoy muy bien y contento, pero quería probar también ese nivel deportivo. Cuando Pablo y Carlos me presentaron el proyecto, de cabeza dije que sí. He pedido una excedencia para los meses de la competición y aquí estamos en el barco. En Basket4Life era Primera Nacional, con dos ascensos a Liga EBA que no se pudieron concretar por temas económicos, pero esto es ya baloncesto profesional", señala Aguilar, que se prepara para un salto importante y exigente: "Es trabajar con otro tipo de cuerpos. Altura, fortaleza, experiencia, desgaste... Son cuerpos distintos. El salto a profesional también se nota en tema de materiales, donde yo he trabajado antes el material era muy escaso. El tiempo, la remuneración, el trato va a ser mucho más directo y con más dedicación. Es lo que me atrae de la experiencia, estar en el mundo profesional. Es dar el 100% en el día a día. Que ellos se sientan cómodos y la exigencia es máxima. Antes de llegar quisiera tener el historia de los jugadores, sus lesiones o problemas para trabajar. Hay jugadores que llevarán 10 meses sin jugar y otros que compiten hasta la semana antes en otro sitio".

Las noticias que llegan de México y la violencia son muy frecuentes. Tras su experiencia de varios años en el país, Pablo García relata cómo se aborda el tema de la seguridad. "No hay problemas, dentro de que obviamente hay cosas que aquí damos por hecho y que allí no hay que darlas. Es una cosa que se valora cuando se está fuera. Cuando estás en tu casa caminas más tranquilamente, cuando estás en otro país tienes más cuidado y respeto. Pero si no quieres buscarte problemas no tienes problemas. En los cinco años que he estado allí no tuve ninguno. México es un país complicado, es verdad, pero es un tema de zonas, sobre todo en las rurales es más problemático. En las ciudades urbanas hay menos. México se está abriendo como país. El mexicano es muy agradecido, es lo que más me gusta del país. Es mucho más familiar que nosotros, el valor de la familia aquí se perdió, pero allí no. Allí la gente te ayuda, te ven extranjero y se vuelcan, te tratan mejor que al propio mexicano. Allí se le llama el malinchismo. Cuando llegué tenía ese miedo de ver cómo me aceptan por ser español. Nos valoran y nos tienen mucho cariño", asegura el entrenador malagueño, que explica cómo es la competición mexicana: "Son 12 equipos para la temporada que viene. Antes del covid eran 14 y con proyecto de expansión a 18. Pero con el covid vino un bajón. Para la siguiente, 2023/24, se espera que haya 18 y que de cuatro meses se pase a los siete-ocho de competición. Allí se valora mucho al técnico español y argentino. Están Edu Torres en Jalapa; Sergio Valdeolmillos, en Jalisco; Iván Déniz, en Soles; Manolo Hussein también está allí, es posible que llegue alguno más... Casi la mitad de los entrenadores somos españoles. Ellos son mucho más experimentados. Nosotros a base de conocimiento, trabajo e ilusión intentaremos igualarlos. La Liga ha mejorado institucional y organizativamente. El nivel de los árbitros, que era el mayor problema, va creciendo aunque haya que mejorar. Hay una solidez también con los jugadores, hace cinco años había más dudas con ir allí, con la seguridad, con los problemas que podía haber dinero... Es una Liga FIBA y eso te da la garantía de que acabas cobrando. Más allá de que va habiendo un bagaje y se va extendiendo el boca a boca. Txemi Urtasun, por ejemplo, estuvo allí el año pasado. Si él transmite la experiencia positiva, que pagan bien a tiempo y hay seriedad, pues eso se extiende".

Pablo García, Carlos Alonso y Miguel Alonso. Es el trío de jóvenes malagueños apasionados del baloncesto que emprende a mediados de junio una aventura conjunta en México, en León, estado de Guanajuato, unas dos horas al noroeste de la capital. 

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