Tyson Carter es, Saint-Supéry aparte, el jugador más joven de la primera plantilla del Unicaja. Con 24 años, es su tercera temporada en Europa, primera en España. Es un jugador muy ligero, de 75 kilos, pero que tiene un aire especial, de diferente y calidad. Ha soltado llamaradas de su calidad, aunque una gripe fuerte le dejó KO durante una semana. Pero su evolución es intrigante y puede elevar el techo del equipo porque el suyo es bastante elevado.

“Su evolución pasa por ser más constante y más maduro en el juego, pero va de la mano de un jugador de 24 años que tiene su primera experiencia en la ACB”, explica Ibon Navarro sobre lo que puede aportar el estadounidense al equipo: “Yo creo que tenemos que ser muy optimistas y positivos con él porque está mejor de lo que podríamos pensar. Sus desconexiones son delante y detrás. Cuando está conectado, atrás está bien, mejor sobre balón que lejos de balón. A nivel de manos, meter el cuerpo, chocar, presionar... Lo hemos llegado a poner con los bases y hace un trabajo muy bueno”.

No obstante, incide el técnico vitoriano en los márgenes de mejora para acercarse a ese listón, algo que pasa de manera indefectible por una mayor perseverancia. “A nivel de continuidad en el juego en las dos partes de la cancha le falta. Es un poco el reflejo de la derrota en Badalona, ese momento de desconexión que tuvimos. Pide el cambio tras dos tiros libres, cuando vuelve 45 segundos después se había desconectado cuando estaba siendo el mejor jugador”, resume Navarro cualidades y carencias de Carter.