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Un triunfo que vale oro (65-69)

  • El Unicaja se hace sólido y maduro para conquistar una victoria capital que le permite dormir octavo tras media vuelta . Faltó la guinda de recuperar el 'average' a los gallegos

El triunfo en Santiago (65-69) valió oro. Platino hubiera sido remontar el average al Blusens, que había ganado por seis puntos en Málaga. En cualquier caso, una capital victoria del equipo de Jasmin Repesa en tierras gallegas, justo el tipo de partido que se le había atragantado. El mismo bloque capaz de vencer en el Universal Sports Hall, el Nokia Arena o el Palacio de los Deportes de Madrid se había diluido en pistas menores ante rivales de inferior enjundia cuando los triunfos eran realmente necesarios. Tenerife, la pista del Estudiantes, Zaragoza o Badalona eran buenos ejemplos. El Fontes do Sar sí fue tomado por el Unicaja, en un ejercicio de madurez y consistencia pocas veces visto esta temporada. Estuvo en el alambre el equipo malagueño varias veces en el partido tras haber dominado por 10 puntos en el segundo cuarto, pero supo revolverse, mostrar carácter y acierto, apretar los dientes y dar un paso adelante. El Unicaja duerme octavo en la Liga Endesa, en puestos de play off, después de casi media vuelta fuera de ellos. Es su hábitat natural, del que nunca debería bajar. Pero se ha montado en el tren a tiempo aunque aún pueda caerse si se trastabilla. Quedan dos partidos para amarrar.

El triunfo tiene muchos protagonistas. Desde Calloway, que se chupó 35 minutos en pista con una rotura en la cara aunque no anotara, hasta el irreductible Luka Zoric, que aguantó el último cuarto con cuatro faltas y ahí metió nueve puntos cuando el balón pesaba un quintal. Pasando por un soberbio Txemi Urtasun, capaz de bloquear al increíble Corbacho, o el partido de hormiguita de Andy Panko, providencial en varios trances del encuentro y capaz de aportar en varias facetas. En un minuto final de infarto tras un último cuarto de diferencias raquíticas Vidal, Urtasun y Fran Vázquez complementaron desde la línea de personal el trabajo en la zona propia para evitar puntos gallegos. La rúbrica no quedó completa por el average. Pero puede sellarse pronto el play off.

El Unicaja salió mentalizado al partido, con capacidad de sufrimiento para correr mucho y pasar los bloqueos, para cerrar el rebote, para que no le ganaran por ganas. Con Calloway en pista, sin protección, con su rotura ósea entre la nariz y el ojo, pero dispuesto a comandar la nave. Sin estridencias, pero marcando un buen nivel defensivo. Panko, como suele cuando empieza de tres, creó problemas a Pumprla y generó tiros libres y los primeros puntos para el Unicaja. Respondía en el Blusens Kendall, jugador de catálogo superior por su temporada y por lo que demostró ayer. Con pocos puntos, el equipo de Repesa, que demostraba haber preparado de manera concienzuda el partido, se sentía cómodo. Se notaba la mano talentosa de Simon, sin Williams el que más magia tiene en la plantilla. 12-16 tras el primer cuarto y buenas sensaciones.

Moncho Fernández tenía en la recámara las dos balas formadas en Los Guindos, Rafa Luz y Alberto Corbacho. Urtasun fue el perro de presa para el excelso tirador mallorquín. Al mismo tiempo, el navarro ejercía de base para darle resuello a Calloway. Sin brillo, grandes minutos los suyos, tapando fugas en los dos aros. Así, dominaba el Unicaja hasta por 10 puntos (21-31), con buenas hechuras de entereza. Lástima que el final de los primeros 20 minutos se torciera y el Obradoiro, con el primer triple de Corbacho, despertara y recortara (28-32). La sensación por el marcador era pobre para el serio juego desplegado sobre el parqué del Fontes do Sar, entregado como siempre a su equipo.

El Blusens redobló esfuerzos tras el descanso. En varias ocasiones llegó a mandar por cuatro puntos (40-36, 52-48, 55-51), pero el Unicaja siempre tuvo la respuesta adecuada basándose en una defensa que concedió pocos tiros cómodos, a veces refugiándose en una zona cuando Corbacho no estaba. Porque en ataque el Unicaja no produjo con cierta fluidez hasta que en el último cuarto conectó con sus interiores, principalmente Luka Zoric. Él y Panko sumaron 30 puntos. Cuando el partido estaba en el culmen, los árbitros fueron amables con el Unicaja. Una falta en ataque de Rafa Luz y un tapón-falta sobre Dewar sonrieron. Y los tiros libres en el minuto final liquidaron un partido de cuchillo entre los dientes en el que el Unicaja salió triunfante, poderoso. Pero no se puede confiar.

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