Unicaja-Barcelona: Corazón ardiente, mente helada (18:30)
El Unicaja tiene la opción de sentenciar el pase a semifinales de la ACB en el Carpena después de igualar en Barcelona con un gran partido aunque tendrá que gestionar bien las emociones
Supercopa ACB
La eliminatoria está de vuelta en Málaga después de una exhibición de baloncesto en el Palau Blaugrana. El motivacional ‘See you in Barça’, el mal cuerpo que se quedó tras la derrota en la prórroga, sirvió para canalizar de manera correcta la energía, para focalizarse y borrar del mapa a los catalanes en su feudo, normalmente un incomodísimo cubil en el que es altamente difícil ganar en un partido decisivo. El Unicaja venció con el aplomo con el que los grandes equipos solventan los momentos críticos. No fue un puñetazo en la mesa, sino que la volvió del revés.
Pero en un play off vale lo mismo un triunfo por 22 puntos que otro en la prórroga. Y el partido de este domingo (18:30 horas) en el Carpena empieza de cero. Han pasado cosas sobre el parqué, las últimas buenas para el equipo malagueño, pero el Barça apelaba al reset. Y la realidad es esa, que el equipo azulgrana está también a 40 minutos de las semifinales, la misma distancia que el equipo malagueño, que juega en casa y cuenta con el favor del público que garantizará la electricidad en el ambiente en un caluroso domingo preveraniego. Y seguramente la clave del partido sea permanecer fríos en la caldera. Corazón ardiendo, mente helada para gestionar las dificultades y las emociones. Baloncestísticamente, el Barcelona tiene los dos mejores jugadores de la eliminatoria, Jabari Parker y Kevin Punter, pero los recursos del Unicaja como grupo y bloque son superiores. Que un descarte del primer partido, Balcerowski, salga y reviente el duelo en las dos canastas dice mucho de lo que es esta obra de culto que se ha construido en Málaga en un trienio casi insuperable. El descarte de Osetkowski, jugador fijo en situaciones idénticas antes, fue un acto consecuente con la filosofía. Tácticamente se solventaron los problemas que causaron ciertos quintetos y situaciones en el primer partido. Es también un síntoma de progreso grande.
El Unicaja ha ido superando dificultades y obstáculos en este periodo, ha aprendido de las caídas. Pero todas las grandes victorias de esta época han sido lejos de Málaga, no sólo los títulos. Parece haber una suerte de nube negra en los encuentros trascendentes en casa. Esa gestión de la emoción es esencial para un partido como el de esta tarde es esencial. Porque habrá malos momentos, no se puede esperar un partido como el del Palau. El respeto, que no miedo, al Barça debe ser reverencial, es un gigante herido y humillado por lo que ocurrió el viernes. Y en baloncesto 48 horas es tiempo suficiente para mudar la piel. Hubo pañuelos y bronca del Palau, Peñarroya quedó muy tocado. Y ese es un escenario en el que los grandes equipos sacan lo que queda dentro.
Lo verbalizaba Ibon Navarro tras la victoria, el ejemplo del UCAM el año pasado es lapidario, se había hecho lo más complicado, igualar un 0-2. Pero con el regreso a Málaga volvió la presión de vuelta. Con +8 en el último cuarto se fue el partido y quedó una sensación de desazón importante por la oportunidad perdida. Es una experiencia que debe estar en la cabeza, sin renunciar a la filosofía propia. El partido cósmico que realizó Kendrick Perry, el termómetro emocional de este equipo, en el Palau significó mucho. El líder de un equipo que lleva 10 meses ganando y que humanamente podía dejarse llevar tras cuatro títulos viendo las vacaciones ahí advirtió con mensajes y actos de que no se había acabado. El Unicaja tiene ganas de seguir escribiendo una historia que, de alguna manera, entronca con 30 años atrás, cuando el subcampeonato del 95. Emocionalmente, eliminar al Barça significaría mucho.
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