Unicaja-Barcelona: Que la ira sirva para crecer (77-83)
Un partido en el que siempre fue a remolque aunque su proverbial competitividad le permite tener opciones hasta los últimos segundos pese a el gran campo de mejora
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En el baloncesto, en partidos de cierta paridad, suele ganar quien más lo necesita. Era el Barcelona y fue el Barcelona quien se impuso (77-83) en el Carpena. La actuación arbitral Pizarro-Araña-Martínez provocó la ira del Carpena y desquició al Unicaja, seguramente con razones, pero también se perdió porque no se jugaron bien ciertas situaciones, entre ellas ese control de la frustración y sentimiendo de trato desigual. Lo mejor en este proceso de reconstrucción es que el equipo continúa siendo extremadamente competitivo con las carencias, ya se verá si salvables más adelante en los grandes escenarios. Y no es poca base para pensar en un año en el que disfrutar con el equipo, ganar ya se sabe que es muy complicado. El Unicaja fue a remolque el grueso del partido, llegó a ponerse por delante puntualmente en segundo y último cuarto, pero no pudo consolidar esa ventaja, siempre aparecía un Barcelona que ha ganado bastante jerarquía con Shengelia y Clyburn. El 0-2 con el que llegaba al Carpena no era límite, pero casi.
Advertía Ibon en la previa de que Clyburn y Punter no iban a encadenar dos partidos malos y los americanos le daban la razón en los primeros compases del duelo, permitiendo distanciar a un Unicaja al que le costaba anotar con fluidez. Es parte de esa búsqueda para camuflar alguna debilidad estructural que no le impide seguir siendo altamente capaz, pero que se debe ocultar para pensar en algo más que tocar la moral de los grandes. Y costaba percutir, aunque Tyson Pérez recordaba que está para estos niveles aunque por suerte se le siguen viendo por Málaga.
Era un buen test para medir a los fichajes (Castañeda fue el descarte) y Webb ofrecía cosas distintas ante pares de bastante nivel, quizá explotaba mejor sus cualidades jugando como alero. No así un Chris Duarte al que aún le cuesta detectar situaciones de ventajas para evitar el atasco y abusar del bote, sobre todo en quintetos sin varios jugadores que no espacían. El reto de acoplarlo sin desnaturalizarle como jugador está ahí. Se palpa la ansiedad, se chocó con Punter, que entró al trapo, hubo un roce y el americano le sacó la tercera falta.
No obstante, el Unicaja había conseguido igualar la contienda, ese gen pervive. Apareció Tillie con un triple y se conseguía una buena canasta de Kravish a pase de Kalinoski menguaba la renta azulgrana (18-22). Iguala Perry tras un tres más uno (24-24) y la sensación era de -8 o -10 en el juego, lo que habla de la capacidad de este bloque para sufrir. Llegó a ponerse por delante el Unicaja con un triple de Barreiro (27-26) y con un pobre 33% en tiros de campo en la primera mitad, el equipo malagueño conseguía competir, fallando varias canastas de porcentaje alto cerca del aro, poco frecuentes en jugadores del nivel cajista. Ello dio aire al rival, Shengelia irrumpía con más fuerza en el tramo final del primer tiempo y el Barça cogía algo de renta (34-39). Un tanteo bajo que no casaba con la propuesta de los dos equipos. En el baloncesto hay mucha estadística pero no todo es matemática.
Juani Marcos, clásico fichaje del que no espera mucho pero rebasa la expectativa, le daba puntos al Barcelona que le permitían estirar hasta los 10 puntos (39-49), tres triples y una bandeja tras romper a Kalinoski firmaba el argentino. La espesura cajista era grande. Tillie metía un triple y Webb una rápida tras canasta rival, pero el Barça encontraba maneras de producir. Se recortaba (46-51), pero estiraba el cuadro de Peñarroya. Hay quintetos con los que cuesta disimular la falta de capacidad para generar. Se juntaban Alberto y Duarte y el dominicano tenía más responsabilidad y balón, pero no producía, preso de la ansiedad (0/5). Llegaron unos minutos muy físicos del Unicaja, después de una gran bronca a los árbitros, miraron para otro lado, con Djedovic de capo, pero era dañino el dos más uno de Parra casi sobre la bocina (57-62).
En la vorágine del último cuarto, el Unicaja sacaba la cabeza con grandes minutos en los dos lados de Sulejmanovic. El Barça producía con tiros libres. La jerarquía de Shengelia y Clyburn ha añadido ese saber jugar. Habrá que ver en el largo plazo por su edad, pero en el corto la ganancia, también el respeto arbitral, es evidente. Ese doble rasero enervaba al Unicaja. Rápidamente en bonus, el cuadro malagueño jugaba con esa guadaña. Contacto de play off, falta. No obstó para que se regresara varias veces ante los tirones azulgranas, hasta para ponerse por delante (71-70 tras tiro de Kravish de media distancia). Cuatro tiros libres seguidos del Barça daban aire, Perry comprimía a 1:20 tras robo (77-78) y un triple de Duarte a falta de 45 segundos para empatar que fue reclamado como falta de manera intensa por el banquillo acabó con técnica a Ibon tras un rebote clave de Satoransky que decantó definitivamente el duelo. En el último cuarto el Unicaja no fue al 4.60 y el Barça metió 12 de los 15 tiros libres de los que dispuso. Hay una diferencia en la forma de jugar y las cualidades de los jugadores de los dos equipos, los azulgrana más agresivos hacia el aro, pero... Que la ira sirva para crecer, la senda no es para nada mala. Aunque las carencias existen y taparlas requerirá de trabajo y de química. Pero es Unicaja con un ADN que no se borra.
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