Unicaja-Baskonia: Huracán verdimorado (94-73)

Tras un primer cuarto competido, el Unicaja pisa el acelerador y ofrece un recital de baloncesto ante el Baskonia, al que tritura con un juego de muchísimo nivel

Las fotos del partido

Sima realiza un espectacular mate.
Sima realiza un espectacular mate. / Carlos Guerrero

Vuela el Unicaja y tritura al Baskonia (94-73). Con los niveles de concentración e intensidad altos, el baloncesto que despliega el equipo de Ibon Navarro tiene poco parangón en Europa. Es efectivo, pero también plástico, bello. Conjuga la esencia del deporte, el gozo infantil de salir corriendo botando el balón, con la modernidad.Disfruta y hace disfrutar, el Carpena, con 20 arriba en el último cuarto, protesta decisiones arbitrales y pide sangre. Con la Copa en el horizonte, un golpe de autoridad importante en el que es un gran clásico del baloncesto nacional en el siglo XXI. Conoció días mejores el equipo gasteiztarra, pero sigue siendo un equipo que compite dignamente en Euroliga aunque ya sea una constante su ausencia en la Copa del Rey. Es una victoria que sabe especial. Y de la manera que juega y transmite este equipo, más aún. Es un detector que jugadores como Kravish y Djedovic ofrecieran su mejor versión tras una temporada rara con las lesiones en un partido así. Son soldados muy valiosos en escenarios de máxima exigencia. El equipo continúa igualado en la cabeza de la ACB pasado el ecuador

El arranque del partido no fue el ideal para el Unicaja, con algunas imprecisiones y pérdidas. El Baskonia parecía conceder a Perry que amasara balón y algún tiro, como incitándole a que el de Florida ejecutara en vez de hacer jugar al equipo, colapsando también la zona. El tanteo era inusualmente bajo para las propuestas de los equipos, aunque el Baskonia bajaba revoluciones, había errores en el tiro y también mucho rebote de ataque, con los vascos impidiendo la velocidad malagueña. 15-14 tras 10 minutos, con una anomalía que detuvo más de cinco minutos el duelo. La inscripción de Raieste en el acta digital había desaparecido y cuando el estonio entró a pista saltó la anomalía. Se había comprobado que originalmente estaba inscrito y los entrenadores tuvieron que volver a firmar. Paró un tanto el punto de excitación del partido.

En el segundo cuarto ya comenzó a ser el Unicaja más reconocible en cuanto al ataque. Esta vez no había sido falta de intensidad y concentración, la había de sobra. Pero sí empezó a sentirse más cómodo, dominando el rebote (24-16 al descanso) para conseguir imponer su ritmo de juego progresivamente. Muchos ataques acababan en canasta y con el estilo personal. Transiciones, buenas circulaciones de balón, respuestas rápidas a las canastas del Baskonia, que en este tramo de partido se agarraba a Markus Howard. Está por debajo de su nivel habitual en sus dos primeros años el americano, con un sueldo galáctico y jugador franquicia. Tiene ramalazos de ser un jugador imparable, aunque también condiciona el ataque de su equipo. Y la defensa rival, genera una gravedad como pocos jugadores en el baloncesto europeo. Pablo Laso pedía dos tiempos muertos porque la diferencia a favor del Unicaja crecía progresivamente. Cinco, 10 puntos. Momentos de gran nivel atrás, con buenos minutos de Djedovic, un alley hoop para Kravish tremendo con adicional. Perry sacaba tres tiros libres, Tillie metía un triple, Sima mataba en un contragolpe... Al descanso la distancia era ya de 11 puntos (44-33).

La segunda parte comenzó con un huracán verde y morado, con minutos de baloncesto fantásticos en los dos lados de la canasta. El Baskonia sólo podía anotar tras impulsos individuales de sus jugadores. Seguía dominando el rebote el Unicaja y el juego fluía de manera sensacional, con combinaciones preciosistas y una circulación de balón. Una jugada en la que tocaron el balón los cinco jugadores en pocos segundos culminada con un triple desde la esquina de Osetkowski tras un pase extra de un Barreiro que ha regresado tras el paso por talleres a buen nivel que ejemplificaba cómo se juega al baloncesto. La distancia se iba ya por encima de los 20 puntos (71-50 tras un dos más uno de Carter en las postrimerías del tercer cuarto). En el acto final, Tyson Pérez se fajaba en el rebote de ataque para coger varios seguidos y ganarse la ovación del Carpena. Está aún en esa búsqueda y en esa progresión de un jugador que empezó tarde a jugar.

Con 78-54, el Carpena se encendió por una antideportiva a Taylor por, entendieron los colegiados, dejar el pie a Luwawu-Cabarot tras un triple que metió. El francés se encaraba con el Carpena y se ganaba una técnica (79-58). Y de ahí hasta el final, un festival de baloncesto para solaz de una afición que tuvo una comida de domingo plácida. Difícil no ilusionarse con lo que viene. Este martes, ojo, partido de nivel con el Rytas.

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