El Unicaja, bicampeón de la Copa Intercontinental (71-61)

Con el aire burocrático del que tiene la situación absolutamente controlada incluso en momentos de dificultad, aunque el partido concluyera con trazas de pachanga, con la grandeza de este ciclo que se reinventa pero no acaba, el Unicaja conquistó su segunda Copa Intercontinental después de derrotar al NBA G League United (71-61) en un partido en progresión que comenzó fatal y acabó con Alberto Díaz alzando otro trofeo. Se le da un empujón a este proyecto 4.0 de Ibon, aún con mucho margen para crecer y por mejorar para volver a ser ultracompetitivo, con otro título. Singapur es tierra sagrada para el club malagueño, el primer lugar en el que se defiende y repite título de los 11, ya no bastan los dedos de las manos. Son siete en ocho finales en 31 meses, desde febrero de 2023 a septiembre de 2025. Un periodo de esplendor para el baloncesto malagueño en los albores de una temporada en la que los retos y la dificultad crecen.

Quizá para darle picante, la salida al partido del Unicaja había resultado desalentadora, con un parcial adverso de 0-10, incapacidad para encontrar situaciones claras ante la propuesta de defensa zona de Joe Blair y poca actividad defensiva. Balcerowski fue cambiado rápidamente. Mucha facilidad americana para anotar en transiciones y primeros segundos de posesión, algo en lo que incidía Ibon Navarro. Tras el preceptivo tiempo muerto del entrenador vasco y la salida de Alberto Díaz, más energía y mejor actitud, aunque seguía la tapa en el aro estadounidense, equipo con calidad física y técnica, peor en la toma de decisiones, pero con dañido cuando se mueve en escenarios anárquicos como el que se observaba (11-21 tras el primer cuarto). Primera rotación alocada de Chris Duarte, que pedía el cambio.

Poco a poco, el Unicaja fue tomando el mando del encuentro tras ceder hasta por 12 puntos. Siempre detrás en el marcador, pero con la entrada de jugadores sólidos como Djedovic o Sulejmanovic, sin que tuvieran brillo o impacto estadístico, el equipo de Ibon Navarro empezó a lucir algo mejor. Sobre todo porque defensivamente no era ya tan endeble y empeoraba las canastas rivales. Los cambios defensivos contrarios no eran optimizados por el Unicaja, ahora sí encontrando más tiros liberados, pero con un pobre 27% en tiros de campo al descanso es difícil siquiera ser competitivo. Sí lo conseguía el cuadro cajista apretando algo más atrás, adaptándose a los contactos que permitían los colegiados y reduciendo también el porcentaje estadounidense tras el tino que tenían al principio. Al descanso, no obstante, el panorama era algo más tranquilizador (33-36) pese a la desventaja perenne.

La salida del Unicaja tras el descanso fue excelente, con rebote y corriendo. Matazo de Webb, dos más uno de Perry montado en la moto, pase del de Florida para Tillie y la primera ventaja del partido (42-36) con tiempo muerto de Blair. La dureza estadounidense, la mental, se ponía a prueba en este momento, pero el francés ponía dos banderillas en un triple con oposición (47-38). La maquinaria malagueña había cogido velocidad de crucero, se pasaban los 10 puntos de renta. Se pasaban unos minutos de cierto despropósito, con efecto contagio para los malagueños, de los que se salía con un triple de Kalinoski y dos mates de Balcerowski (56-41) para cerrar el cuarto. 23-5 había sido el parcial en 10 minutos demoledores, la mejor versión de este equipo.

Parecía el partido ya decantado, pero una jugada de seis puntos (triple, falta en el rebote y triple) reabría algo la puerta para los americanos, pero no hubo más partido, estaba todo liquidado. Un tercer cuarto tremendo había borrado la opción de una sorpresa. Es el hábito de ganar en el que se ha instalado el Unicaja. El siguiente fin de semana, otro reto, esta vez con rivales de mucho más nivel y la maldición de Málaga, donde no se levantó ningún título. Si este equipo no lo consigue...

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