Unicaja-Real Madrid: Héroes en la derrota (79-86)

El Real Madrid liquida la fabulosa temporada de un gran Unicaja, que compitió hasta el último minuto con mucha dignidad y exigiendo la mejor versión del cuadro blanco para llegar a la final de la Liga

Las fotos del partido

Las lágrimas de Alberto Díaz.
Las lágrimas de Alberto Díaz. / Javier Albiñana

La fabulosa, seguramente irrepetible, temporada del Unicaja hizo techo en el cuarto partido de semifinales ante el Real Madrid. 80 minutos a fuego en el Carpena ante los blancos en los que se ha rayado el mejor baloncesto de la temporada, exprimiendo el jugo de un equipo que ya estaba ganando títulos en septiembre. Sigue ahí el sueño de disputar una final de la Liga. Es algo que se merece este grupo. Hay oportunidades que no vuelven, pero también es gasolina para el futuro, para seguir alimentando el fuego interior para temporadas venideras. No fue posible ante un gran Real Madrid, en el mejor momento de la temporada (79-86). Se les exigió una gran versión. Un fantástico equipo de baloncesto, no tan bueno de deportistas. Jugarán contra Valencia para no quedarse sin títulos. Ha sido un factor mental clave, esa necesidad desde la capital por salvar la temporada.

El partido se jugó como una eliminatoria entre iguales. Salía Osetkowski inspirado, con dos triples, y 9-2 de entrada. El Unicaja volvía a llevar el peso del partido, igualado, aunque con cánones de rentas en torno a cinco puntos, con algún estirón y algún recorte. Había ajustes en los dos equipos, más allá de lo emocional también había baloncesto de altos quilates. Alguna segunda opción en el rebote daba aire al Madrid, que volvía a dominar bajo tableros, lógico con su altura, como el Unicaja controlaba pérdidas (cuatro al descanso, igual que recuperaciones).

El Unicaja proponía, podía entenderse que sobraba algún triple, pero también el rival se desviste por algún lado y es lo que concede. Pero con el paso de los minutos encontró más equilibrio en la producción ofensiva. El Madrid se asía a Sergio Llull, pitado pero con la personalidad que le ha caracterizado toda su carrera para asumir. También Hezonja sacaba su tremenda calidad para generar algún emparejamiento, no sólo con sus triples, que también. Grandes minutos de Ejim en la intendencia y con puntos, no tantos de un Taylor que ha perdido algo de chispa. En un momento de eferverscencia, con triple de Osetkowski tras pérdida de Hezonja forzada por Alberto, el Unicaja estiraba hasta los 10 puntos a falta de 1:25 para el descanso, pero los blancos regresaban, como era previsible, castigando Llull en la última posesión (43-39). Ibon tiraba con el excel, tres jugadores en 10 minutos en pista, no más. En el Madrid había dos en los 15. Mantener esos niveles de agresividad y energía era esencial para la reanudación.

La salida tras el descanso no fue mala, se mantuvieron las constantes. Perry subía a las tres faltas, también Tavares, que ahí empezaba a tener barra libre para tocar y empujar sin castigo. Y el aro se hacía más pequeño, obviamente. Hezonja seguía castigando, Campazzo desbordando y llegaba la primera ventaja blanca (51-53). Era un instante clave constatar la reacción del Unicaja a ese momento. Una antideportiva a Balcerowski de Garuba y un triplazo de Alberto repelían (56-53). La personalidad en ese momento fue grande del equipo malagueño, con grandes momentos de Balcerowski y un triple de Kalinoski, que lo merecía, que encencía al Carpena (63-57). Regresaba el Madrid al final del tercer cuarto (63-61) después de un par de malos ataques cajistas.

Todo estaba en 10 minutos. El rebote blanco estaba haciendo daño y era una vía fundamental de sustento para producir. Así llegaba la producción de sus tres primeros ataques (67-67). Mateo había podido dar algo de descanso a sus hombres claves en el tercer cuarto y el Unicaja tenía a Balcerowski y Osetkowski con cuatro faltas. A triplazo de Hezonja respondía otro de Perry (70-70), pero otro de Llull a cinco minutos metía al Unicaja en una zona pantanosa. El aro se fue cerrando, Tavares seguía pegando sin faltas y el equipo malagueño tuvo un momento de duda (70-77). Con 72-79, ahora sí, el caboverdiano se iba eliminado a dos minutos y medio del final. Tuvo un impulso extra el Unicaja (77-79) tras canastón de Carter, pero un dos más uno de Campazzo a 39 segundos fue matador. Ahí acababa el inolvidable curso 2024/25, el de los cuatro títulos en una era dorada en la que aún hay desafíos por delante, para seguir explorando los límites de un grupo que perderá piezas pero tendrá otras hambrientas. También son héroes en la derrota.

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