Unicaja-Real Madrid, la tensión se dispara
Una semifinal muy viva y con alguna línea roja que se bordea tras ese cruce dialéctico Ibon-Mateo, puro play off y ese picante extra antes del cuarto partido
El codazo de Musa a Perry
Sangre, sudor y una temperatura que se dispara en una semifinal que ha ganado vida, pero también tensión. En un play off se manejan unos códigos aparte, donde no siempre gana el mejor, sino el que está dispuesto a ir más allá. Es lo que le toca al Unicaja, en una nueva exhibición de orgullo y con el peaje de hasta dos hemorragias por el camino, y esa caída desgraciada de Tyson Pérez, para doblegar a un Real Madrid al que se le ganó en el tú a tú. Humo denso el que se trajo el Madrid desde la capital tras esas reacciones de Ibon Navarro en el segundo partido. Su irritación, controlada para el temperamento del vitoriano, voz quebrada, el cómo reivindicó a Olek Balcerowski y esa diferencia en el respeto, todo eso parecía un estallido emocional. Pero era algo más. Era estrategia emocional. Una forma de plantar bandera, de marcar territorio. Desde entonces, el Unicaja ya dejó claro que no se iba a callar. Que ya no iba a ser ese equipo simpático que cae con dignidad. Un claro acicate para ese 2-1, solo hay que ver la salida tremenda del conjunto cajista. Veinte minutos donde sacó de la pista a los de Mateo.
Un equipo también acostumbrado a ganar mucho, vivo, consecuente por toda la máquina mediática que orbita alrededor del Real Madrid y esa facilidad para cambiar el relato a medida. El Unicaja también ha vivido ese proceso de mirar al gigante a los ojos sin parpadear, aprendizajes que genera someter al Madrid en una final de Supercopa o Copa, u otros tantos éxitos en este ciclo. Sorprende, o no, la sobreactuación de parte del staff de Chus Mateo y ese teatro con la silla, y las esposas de Sergio Llull, de mal perder, una cara B que no sale por primera vez en el balear, secuencias bochornosas de ese equipo grande hecho para mandar, no para sufrir. Seguro que el Unicaja ha despertado a esa bestia antes de cuarto partido. Pero acepta el pulso el equipo malagueño, equipo grandísimo. El callo de estas temporadas y una plantilla que también necesita estos estímulos, cuando ya pesan cabezas y piernas, pero honor al compromiso de un equipo que ya está de lleno en la semifinal, quizá tarde. O no. "La montaña todavía es enorme", la echaba al suelo Ibon.
Y ahora el que juega la eliminatoria fuera es el Madrid. Hay algo que ha tocado a Chus Mateo, contemplativo, pero que sabe lanzar mensajes a su manera, un pequeño dardo, sutil y fino, a Ibon Navarro sobre si la eliminatoria había alcanzado un excesivo pico de tensión. "Por mi parte estoy jugando partidos de baloncesto, quitándole hierro a todo con mis declaraciones. Tensión por mi parte no la estoy poniendo en ningún caso. Yo elijo el estilo que quiero, intento entender las cosas y dejarlas pasar. Por mi parte y lo que yo siento", decía el técnico del Madrid y ese yoísmo teledirigido al otro banquillo. Lo dicho, ingredientes del play off. “Yo elijo mi estilo para que mis hijos me vean y me escuchen. Cada uno tiene su forma de pensar. No me meto. Ya está. Ni me sienta mal ni no. Solo controlo lo que puedo controlar, lo que dicen los demás no lo puedo controlar. Tengo una relación extraordinaria con Ibon, pero cada uno elige sus formas. Nunca hablo de los arbitrajes, ni ganando ni perdiendo, para que lo vean mis hijos, porque el deporte es un marco donde todo el mundo tiene que venir a divertirse. No hay que hacer algo más allá. Nos ponen un micrófono aquí y hay que tener cuidado. Solo estoy intentando dar mi opinión”, reflexionaba. "Solo hablé de esa gestión y el caso de Balcerowski, que el chaval está trabajando en ello y no se tiene cuidado. No he hablado de que el Madrid ganara por los árbitros. O no ha visto mi rueda de prensa o se lo han contado mal. Solo de eso. Nada más”, la respuesta de Ibon minutos después.
Recuperar piernas, pero sobre todo hacer hueco en la cabeza antes de un cuarto partido que será estresante. Carácter e inteligencia, no será seguro el Madrid del tercer partido, con el cuchillo y enrabietado. Habrá que igualar de nuevo esos topes con colmillo y aguante. Se jugará a baloncesto, pero también a otra cosa. Alguna línea roja ya se ha cruzado.
También te puede interesar
Lo último