Vélez-Málaga

La torta de Algarrobo de la Pastelería Ramos, un legado artesanal andaluz

Sebastián Guerrero y Damián Ramos, dueños de Pastelería Ramos

Sebastián Guerrero y Damián Ramos, dueños de Pastelería Ramos / M.H (Vélez-Málaga)

En el corazón de una pastelería de Vélez-Málaga se encuentra una historia que se remonta a cinco generaciones atrás, una tradición arraigada que ha evolucionado con el tiempo. La Pastelería Ramos no solo es un negocio familiar, sino un crisol de sabores ancestrales combinados con la pasión por la innovación.

Damián Ramos, el actual propietario, es la cara visible de este legado. Con más de 30 años de dedicación a la pastelería, su relato se entrelaza con la esencia misma del negocio. "Hemos mamado desde pequeños la panadería y la pastelería, creando la pasión e ilusión por un oficio tan bonito, a la vez que sacrificado", señala, transmitiendo la devoción que han mantenido por esta profesión a lo largo de las décadas.

La Pastelería Ramos inició su incursión en el mundo de los dulces con la icónica torta de Algarrobo. Esta exquisitez surgió hace aproximadamente 40 años cuando la bisabuela de Damián, proveniente de Algarrobo, solicitó la receta a una vecina. Desde entonces, esta torta se convirtió en un emblema, fusionando los sabores tradicionales andaluces con un toque distintivo.

La constante búsqueda de mejora y crecimiento llevó al equipo a sumergirse en el mundo del chocolate, participando en cursos y adquiriendo conocimientos en la Chocolate Academy de Barcelona. Esta incursión resultó en la creación de los populares turrones trufados y de giandujas, hace unos 12 años, fusionando la maestría en pastelería con la tentación del chocolate.

Sin embargo, el auténtico sello distintivo de la Pastelería Ramos reside en su compromiso con la calidad y la autenticidad.

La torta de Algarrobo

La filosofía que impulsa la torta de Algarrobo en la Pastelería Ramos es un tributo a la autenticidad y la excelencia en la elaboración de sus productos. El compromiso con la calidad se refleja en cada etapa de producción, desde la selección de ingredientes hasta el método de elaboración artesanal.

"La búsqueda de lo natural es un pilar fundamental en la creación de la torta de Algarrobo", declara Ramos. Tanto el propietario como su socio, Sebastián Guerrero y su equipo, se esfuerzan por mantener la pureza de los ingredientes, prescindiendo de conservantes y optando por una versión vegana que respeta tanto el sabor como la herencia de la receta original de los andalusíes. Esta torta, esencialmente una torta de aceite, se encuentra en varias zonas de Andalucía, pero la variante de Algarrobo destaca por su arraigo al pueblo y sus alrededores, lo que le confiere su nombre y una conexión especial con sus orígenes.

Imagen de una torta de Algarrobo empaquetada Imagen de una torta de Algarrobo empaquetada

Imagen de una torta de Algarrobo empaquetada / M.H (Vélez-Málaga)

La distinción de la torta de Algarrobo de la Pastelería Ramos reside en la meticulosidad con la que se produce. Aunque la calidad de los ingredientes es una prioridad, el valor diferencial radica en el proceso manual. Cada porción se pesa y se elabora a mano, un testimonio de dedicación y atención a los detalles que se traduce en un producto final excepcional.

Este enfoque artesanal no solo asegura una calidad superior, sino que también rinde homenaje a las técnicas y tradiciones arraigadas en la historia de la pastelería. La combinación de ingredientes de primera calidad y la elaboración meticulosa a mano otorgan a la torta de Algarrobo de la Pastelería Ramos su sabor distintivo y su prestigio en el mercado.

Así, el dulce no es simplemente un producto, sino una representación de un legado cultural, un compromiso con la calidad y la autenticidad que se mantiene en cada dulce bocado, llevando consigo la esencia de generaciones de panaderos y la riqueza de las tradiciones andaluzas.

En relación con las ventas de este dulce tradicional e innovador, Ramos destaca que la temporada estival representa un notable incremento, impulsado por el constante flujo turístico típico del municipio. No obstante, a lo largo del año, la Pastelería Ramos consigue despachar aproximadamente 15.000 docenas de tortas de Algarrobo, las cuales suelen comercializarse en paquetes de docenas.

La innovación no significa abandonar las raíces, sino adaptarlas a nuevas técnicas y sabores. El pastelero resalta la importancia de fusionar recetas tradicionales con nuevas inspiraciones para brindar a sus clientes una experiencia emocionante en cada visita.

El éxito no ha pasado desapercibido, con un aumento constante en las ventas de la torta de Algarrobo y los turrones, ganando reconocimientos notables en la industria gastronómica. Además, la incursión en ventas en línea ha expandido su alcance más allá de las fronteras, llevando los sabores artesanales de la pastelería a toda España y algunos países europeos.

Los premios obtenidos, como el galardón a la mejor pastelería de Málaga, el reconocimiento en los premios Quién es Quién de Gastronomía de Málaga y el primer puesto en el concurso de La Pasa de Málaga en repostería, son testimonio del compromiso y la excelencia que caracterizan al equipo de la pastelería.

En última instancia, el pastelero reconoce que este logro colectivo no sería posible sin el apoyo y el esfuerzo de su plantilla, un grupo dedicado que ha contribuido a mantener viva la tradición y la innovación en la Pastelería Ramos.

Con un legado arraigado en el pasado pero mirando hacia el futuro, la Pastelería Ramos continúa deleitando paladares con sus delicias, preservando las tradiciones con un toque de innovación que las hace únicas en su género.

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