Los nostálgicos están de enhorabuena. Cuando se cumplen 150 años de la acuñación de la primera moneda de peseta (pesaba 5 gramos de plata y equivalía a 4 reales) y cuando ya han pasado 16 años desde su desaparición de la circulación, conservar algunos ejemplares puede darnos mucho dinero. Según la web catalogodemonedas.es, existen modelos de moneda que, según el año de creación y sus especiales características, pueden llegar a multiplicar por varios miles su valor de entonces. Aunque las cifras son bastante variadas y los expertos recomiendan prudencia, la peseta 256 perteneciente al modelo 73, por ejemplo, puede llegar a valer unos 2.000 euros. Fue acuñada entre 1946 y 1948 y en su tiempo se retiró del mercado debido a que al caudillo no le gustaba su busto.

También hay pesetas más baratas y las hay de todos los valores posibles: de 80 euros, de 10 euros, incluso de 50 céntimos, pero todas ellas tienen un valor en el mercado del coleccionismo mucho mayor del valor inicial. En ocasiones, un buen método para conocer el valor de las pesetas es consultar un catálogo numismático, siempre teniendo en cuenta la conservación y una cierta tendencia optimista de estas fuentes. Es muy importante, además, el grado de conservación de la pieza. Asimismo, en la web catawiki.es existen subastas de monedas para aquellos que quieran poner a la venta su nostálgico recuerdo. Según calcula el Banco de España, aún hay en circulación más de 275.000 millones de pesetas que no se han cambiado a euros. Una auténtica fortuna que, teniendo en cuenta el valor en el mundo de los coleccionistas, puede ser aún mucho mayor.