Cofradías

Cuatro estaciones en una mañana

  • Los rosarios de Sentencia y de la Agrupación de Glorias, presidido por el Carmen de El Palo, han cerrado las procesiones del mes de octubre en una mañana con nota gélida

Mujeres portan a la Virgen del Carmen de El Palo por calle Císter tras salir de la Catedral.

Mujeres portan a la Virgen del Carmen de El Palo por calle Císter tras salir de la Catedral. / J. L. P.

La llegada del cambio de hora y la ola de frío a Málaga han sido las grandes aliadas del silencio de la mañana. Apenas había tráfico en la ciudad mientras el silencio reinaba temprano, ajeno a la realidad de las calles. Con el titilar de las luces de Navidad, atemporales en un mes de octubre por la prisa de vender una fiesta con excesiva celeridad, cualquier transeúnte podía pensar que era una mañana de invierno.

Sin embargo, caminando por la orilla de Carretería, un leve murmullo y los toques de una campana podían hacer pensar algo distinto. Ante el Muro de las Catalinas, la Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos, de la hermandad de la Sentencia, avanzaba con paso firme y sin redoble de tambores hasta la iglesia de las Catalinas. La voz de las letanías hacían ver que el rezo llegaba a su fin cuando las andas volvieron al suelo. Una tradición callada, reservada a la veneración de la Virgen, y que cumplía su misión de encontrarse frente al templo de Viñeros para escuchar el canto de la Salve Regina.

La Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos, en su procesión. La Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos, en su procesión.

La Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos, en su procesión. / J.L. P.

Terminado el encuentro, los cofrades de Sentencia volvían sus pasos hacia el centro histórico con el fin de regresar a la parroquia de Santiago. La banda de música de La Paz comenzó su acompañamiento musical con la marcha Virgen del Rosario y una potencia que mantienen sin que les tiemble el pulso. El corte de la Dolorosa, el exquisito gusto en el exorno floral y la aparición de elementos pasionistas han rememorado una primavera siempre presente.

Mientras, y con embarque al amanecer, desde la barriada de El Palo y hasta el Muelle Uno llegaba la Virgen del Carmen. El exorno marengo entre sus filas volvía al centro histórico para presidir el rosario de la Agrupación de Hermandades de Gloria. La propuesta de la corporación sirvió hasta que, en el Palmeral de las Sorpresas, se había culminado el rezo. Quedaba aún alcanzar la Catedral entre vivas y claveles blancos prendidos al pelo, fajines rojos y alpargatas de esparto. Una escena estival que remite a otros escenarios pero mantiene vivas las esencias de su pueblo.

La Virgen del Rosario alcanzó el templo de Viñeros con el rezo de las letanías

La Virgen volvió a salir desde el primer templo de la ciudad, ya en su trono procesional, y con los acompañamientos musicales de la banda de cornetas y tambores La Estrella y la formación musical de Expiración, que fue tras la Virgen. Las representaciones de las corporaciones agrupadas fueron particular cortejo que avanzó por calle Cañón para guiar a las portadoras hasta circundar la Catedral. Con Danos tu Paz se vivieron momentos de encuentro y, unos metros más adelante, en Postigo de los Abades, la mirada del beato Arnaiz se encontraba con los bailes por malagueñas y el canto de la Salve marinera mientras dos hombres buscaban en un café un poco de calor entre sus mangas cortas, preparadas para la mar de verano.

A estas escenas se unieron dos petaladas recibidas por el trono, una en Molina Lario y otra en calle Granada, cerca de la plaza de la Constitución. En apenas unas horas, sin salir de un espacio, las escenas de Málaga fueron de todas sus estaciones. Cuatro ambientes distintos que convergen en el otoño de la realidad y lejos de la fantasía de otro tiempo eternizado.

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