Redescubriendo Málaga tras el coronavirus

Senda de Villanueva de Algaidas a Cuevas Bajas: una ruta enmascarada

  • En la etapa 15 de la Gran Senda de Málaga nos pasmaremos con las amplias panorámicas del Valle del río Genil

  • Entre grandes extensiones de olivares, no olvidaremos ponernos la mascarilla, que además nos vendrá bien para la alergia al polen

En Villanueva de Algaidas se encuentra la humilde ermita de la Virgen del Socorro.

En Villanueva de Algaidas se encuentra la humilde ermita de la Virgen del Socorro.

La cosa va que se las pela hacia un nuevo confinamiento o una vuelta atrás a las fases de desescalada. Dios quiera que no ocurra, sobre todo porque esto no hay economía que lo aguante. Pero mientras pasa o no, nosotros, por nuestra parte, podemos seguir poniéndonos las botas de montaña, coger los palos de andar (quien los use), nuestra mascarilla obligatoria que tan buenos ratos nos está haciendo pasar (y más en verano) y nos lanzamos a realizar la ruta entre Villanueva de Algaidas y Cuevas Bajas.

Esta senda corresponde a la etapa 15 de la Gran Senda de Málaga que, semana tras semana, vamos recorriendo y que parece inagotable. Esta senda recorre la zona más septentrional de la provincia, en el contacto con las fértiles vegas del río Genil. De recorrido corto, tan sólo 10 kilómetros -vamos, apenas tres horas de caminata-, la senda asciende al cerro de la Cruz, lo que supone una considerable subida. Entre las curiosidades de este trazado destaca que comparte delineado con el Camino Mozárabe.

El asunto parte, como bien sabemos a estas alturas, de Villanueva de Algaidas. La localidad está compuesta diversos núcleos: El Albaicín, La Parrilla, Zamarra, Solana, Barranco del Agua, La Atalaya y Rincona. Desde la zona norte del pueblo ascendemos a La Atalaya y en ese arranque ya estamos metidos en faena.

El sendero se encamina hacia unas ruinas: las del convento de Nuestra Señora de la Consolación de las Algaidas que se edificó en el año 1566. Anexa se encuentra una ermita rupestre mozárabe datada entre los siglos IX y X.

Desde aquí enfilaremos sobre el arroyo del Bebedero, que a partir de Villanueva de Algaidas se llama río Burriana, y tras cruzar por el Puente Viejo.

Ahora toca ascender en busca de La Atalaya, donde, como su nombre indica, encontraremos un mirador tras subir una buena pendiente en dirección norte por el camino de las Algaidas. Si hacemos como la mujer de Lot y nos giramos, no nos transformaremos en estatua de sal, sino que seremos gratificados con unas preciosas panorámicas sobre el pueblo con la Sierra de Arcas detrás, coronada por el parque eólico que en realidad creemos que hace, más que otra cosa, más bonito el paisaje.

El interior está repleto de patrimonio. El interior está repleto de patrimonio.

El interior está repleto de patrimonio. / malaga.es

Se sigue subiendo, la pendiente se suaviza y se corona el cerro para alcanzar los cortijos de la Loma Vieja y de la Loma Nueva. Desde aquí ya comenzamos a bajar y en este descenso tenemos que estar atentos para descubrir el Chaparro Bolondro, el de mayores dimensiones de la zona, y tan querido que ha merecido un cartel alusivo en el mirador del Cedrón, donde realizaremos una parada obligatoria.

Y es que pocos lugares pueden ofrecer una vista tan amplia como esta, con la zona de campiña de las provincias de Córdoba y Granada, cuando Málaga se asoma al Genil.

Los cortijos de la Loma Vieja y la Loma Nueva se reconocen por sus palmeras. Los cortijos de la Loma Vieja y la Loma Nueva se reconocen por sus palmeras.

Los cortijos de la Loma Vieja y la Loma Nueva se reconocen por sus palmeras. / malaga.es

Así, las vistas panorámicas sobre tres provincias son espectaculares en días claros, y la visita a las alquerías del Cedrón (de origen judío) y La Moheda (fundada por los andalusíes) ofrece unas estampas de la vida tradicional en estos pequeños núcleos que afortunadamente resisten el paso del tiempo. Una vida que todo el mundo dice desear, pero que luego deja a la España interior vacía.

La caminata se ve recompensada con el paisaje que se contempla desde el mirador del Cedrón. La caminata se ve recompensada con el paisaje que se contempla desde el mirador del Cedrón.

La caminata se ve recompensada con el paisaje que se contempla desde el mirador del Cedrón. / malaga.es

Desde aquí volvemos a descender hacia la inconfundible alquería de El Cedrón, que ya hemos visto de lejos. Hay un desvío hacia La Moheda pero nosotros continuaremos por el cortijo de las Molinas y el paraje del Montecillo, desde donde llegaremos prontamente a Cuevas Bajas.

Al pueblo se entra por la calle Archidona y pasa por la plaza principal, donde se erige la iglesia de San Juan Bautista con su fachada de ladrillo visto, la torre barroca del reloj y la espadaña de tres campanas.

Retazos de una vida más tranquila, pero, tranquilos, que aquí también llega el 4G. Retazos de una vida más tranquila, pero, tranquilos, que aquí también llega el 4G.

Retazos de una vida más tranquila, pero, tranquilos, que aquí también llega el 4G. / malaga.es

La etapa termina al lado del río Burriana, casi donde contacta con el río Genil, en una avenida donde celebraremos una pequeña reunión con quienes hayamos realizado la ruta para decidir dónde llevamos a buen término una opípara comida.

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