Vivir

Una vida entregada a los demás

  • Una fuengiroleña lleva 27 años trabajando como misionera, los dos últimos en Angola

  • "Mientras tenga salud y las condiciones necesarias no tengo intención de regresar a España, soy feliz ayudando a los demás", comenta

Virginia Alfaro llega dos años trabajando como misionera en Angola.

Virginia Alfaro llega dos años trabajando como misionera en Angola. / m. g.

Hace apenas mes y medio que Virginia Alfaro regresó a su tierra natal. En Fuengirola aprovecha cada minuto para pasar el máximo tiempo con su familia, volver a ver a sus amigos, recorrer sus calles, reciclarse y, sobre todo, descansar. El próximo 31 de octubre partirá de nuevo a la localidad de Lobito, en Angola, donde trabaja como misionera desde hace dos años. Allí se enfrenta cada día a una realidad de extrema pobreza repleta de dificultades y en la que trabaja en materia de alfabetización y formación. "El pueblo de Angola es un pueblo muy acogedor y muy alegre, con un sinfín de enormes dificultades pero con una capacidad de resiliencia que hacen que sean capaces de levantarse siempre y continuar, y eso nos ayuda mucho a todos los que compartimos nuestro tiempo con ellos a entender y a vivir la vida desde otra perspectiva", comenta.

Junto con Cristina Aranguren y Guillermina Manchado forma el equipo de Misevi (Misioneros Seglares Vicencianos) en Angola. Llegaron a la provincia de Benguela en mayo de 2016 para colaborar con las Hijas de la Caridad, que llevan dos décadas trabajando en el país. Define Lobito como una ciudad en continuo crecimiento a la que continuamente llegan personas del interior con la esperanza de encontrar una mejoría en la calidad de vida. Es una ciudad portuaria con bastante actividad comercial a la que también llega el tren. En los barrios más próximos a la playa se practica la pesca y las mujeres, por lo general, se dedican a la venta ambulante. "Los primeros seis meses fueron para conocer la realidad de la zona, visitar los barrios, conocer a las familias, escuchar a las personas. Es lo que entendemos con una fase de diagnóstico social", explica. "A partir de ahí descubrimos algunas realidades en las que podíamos colaborar y empezamos a crear equipos de personas para trabajar en esas iniciativas. Específicamente trabajamos mucho el tema del alcoholismo y la salud mental. La mujer es otro de los pilares de nuestro trabajo y trabajamos con ellas en temas de alfabetización y de formación", comenta.

Maestra de profesión, desde uno de los puestos del mercado central de Lobito Alfaro ofrece cada día clases de alfabetización y también cursos para mejorar la capacidad de rendimiento de los negocios, clases de higiene o de salud, entre otros. "También incidimos mucho en la importancia de la educación de sus hijos para generar ingresos con mayor facilidad", señala. Por este motivo, incide en la importancia de la documentación. "En Angola hay muchas personas adultas que no tienen documentación y por tanto no pueden registrar a sus hijos en la escuela, lo que corta el acceso al sistema educativo", apunta. Su labor también consiste involucrar a las instituciones locales y en formar a personas que puedan hacerse cargo de los proyectos para que su presencia allí no sea necesaria o lo sea el mínimo tiempo posible.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios