Habrá que ir aprendiendo su nombre porque lleva varios años visitándonos. Se llama Noctiluca. Para ser más rigurosos, Noctiluca scintillans. Es un microorganismo planctónico, una microalga que entre sus pigmentos contiene betacaroteno, de ahí su color rojizo. Esa es la explicación de las manchas que en los últimos días han aparecido en el mar, en distintos puntos de las costas malagueñas, sobre todo de la zona oriental, y que pueden divisarse desde tierra.

"No hay motivo de alarma. Es un fenómeno natural y pasajero. Cuando suben las temperaturas, esas algas proliferan y así como llegan repentinamente, luego desaparecen", explica el jefe de Gestión del Medio Natural de la Delegación de Medio Ambiente, Valentín Ortiz.

La Delegación de Salud ha hecho analíticas y confirma: "Microbiológicamente el agua está perfecta". Es decir, que es apta para el baño y no hay ningún germen peligroso. El director del Aula del Mar, Juan Jesús Martín, también señala: "No es nada peligroso, se produce todos los veranos. Aunque puede resultar algo desagradable porque es como un moco al que se pegan otras cosas".

Esta alga microscópica, unicelular y viscosa ya se ha presentado con anterioridad en las costas malagueñas. La Delegación de Medio Ambiente explicó ayer que las mareas rojas son "florecimientos masivos de dinoflagelados" que pueden estar provocados por unas 2.000 especies. De ellas, solo 70 pueden ser tóxicas. Y en el caso de las manchas rojizas avistadas en los últimos días en las costas malagueñas se trata de Noctiluca scintillans, una especie que no es tóxica.

"Las mareas rojas de esta especie, responsable también de otros curiosos fenómenos como la bioluminiscencia del agua, no suelen ser extraños durante la primavera en nuestra costa", precisan los técnicos de la Delegación de Medio Ambiente. La reproducción de estos microorganismos -el bloom, como lo llaman los expertos- se produce a caballo entre la primavera y el verano. Y ocurre en las aguas cálidas de la superficie.

Alberto García, especialista del Instituto Español de Oceanografía (IEO), añade: "Es inofensiva, eclosiona y prolifera. Es un fenómeno que no tiene nada que ver con huevas de sardina o boquerón". Este microalga lleva nombre divino. Noctiluca era la diosa de la luz nocturna a la que los celtíberos rendían cultos en las noches de luna llena. Dicen que le bailaban danzas hasta el amanecer. Quizás hace siglos que se conoce el fenómeno. Lo que está claro es que también existe en otras latitudes. El uruguayo Jorge Dexler incluso le dedica una canción a su centellear nocturno, del que debe derivar su apellido scintillans: "Brilla noctiluca, un punto en el mar oscuro donde la luz se acurruca".