Málaga

La pobreza extrema salta de escalón

  • Los servicios que atienden a personas sin hogar detectan nuevos perfiles conformados por titulados medios y superiores, y familias completas

Cerca de un centenar de personas con estudios medios y superiores duermen en la calle. Corresponden al nuevo perfil de pobreza extrema detectado por las unidades de calle de Puerta Única, un servicio municipal que integra a las entidades que trabajan con personas sin hogar. El servicio ha detectado y atendido en la calle en lo que va de año a 386 personas, de ellas 97 se salen del patrón general. Ochenta han cursado bachillerato y 17 incluso tienen estudios superiores, frente a un colectivo en el que predominan las personas con escasa formación académica y profesional.

Tres unidades de calle, compuestas por conductor, mediador social y trabajador social, en jornadas de 13 horas durante todos los días de la semana, recorren las calles de la ciudad. Son el último eslabón que ata al sistema a decenas de personas sin hogar y, sin excepción, con muchos problemas.

Puentes, huecos, soportales, aceras y chabolas son los escenarios habituales de trabajo de la mediadora social Toñi Martín y Manuel Muñoz, conductor de una de las unidades. La infravivienda de Martin es uno de los puntos del recorrido realizado viernes pasado. Este checo fornido (dice que fue policía militar) vive desde hace seis años y medio en una antigua caseta de obra. La fragilidad de su vida se ha visto alterada por un robo ocurrido el día anterior en la chabola, con el que cierra una mala racha: semanas atrás fue agredido y perdió varios dientes, al tiempo que perros asilvestrados han atacado y herido en una pata a La Pequeña, un perro grande que le acompaña día y noche.

Los ojos de Martin, azules intensos, se nublan. Las lágrimas caen mansas cara abajo mientras habla con Toñi. Todavía no ha aceptado más ayuda que la asistencia sanitaria (le preocupa la pérdida de los dientes) y que un veterinario atienda a la perra. "Los límites los marca el usuario. Mucha gente al principio es reacia a los contactos por el aislamiento en el que viven o desconfianza. Han perdido lo que les ataba al sistema, ya fuese el trabajo o la familia. En porcentajes muy altos sufren adicciones y enfermedades mentales o ambas a la vez. Cada vez son más frecuentes las patologías duales", explica la mediadora social. "Lo importante", dice "es que tengan alguna referencia". Esa referencia es ella. Muchas veces solo puede brindar un poco de conversación. Lo suficiente para comprobar cómo se encuentran y romper la soledad.

 Tras la visita a Martin, la unidad de calle atraviesa Málaga de norte a sur. La segunda visita del día es para Alan. Inapreciable debajo de las mantas en una cama armada sobre la acera con cartones, duerme. Un envase de vino a los pies y unas fiambreras vacías junto a la cabecera. La mediadora social pretendía acompañarle al centro municipal de acogida para que se duchara y cambiara de ropa. Decide volver a intentarlo por la tarde.

Puerta Única es una agrupación de desarrollo creada en 2008 que integra a entidades que trabajaban con personas sin recursos (Cáritas, San Juan de Dios, Las Adoratrices, Accem, Málaga Acoge, Arrabal, Asima, comedor de Santo Domingo y Cruz Roja) junto al centro municipal de acogida. Su función es triple: coordina los servicios que se prestan para evitar duplicidades, ofrecer directamente atención psicológica y social (a través de personal propio y de las entidades) y, mediante las unidades de calle, contactar directamente con personas sin hogar para facilitarles el acceso a los recursos sociales disponibles. Desde una simple ducha y una comida caliente en un comedor, a atención sanitaria, psicológica, programas de reinserción social, centros de acogida, pisos compartidos, formación profesional e inserción laboral.

"El objetivo es la reinserción social", puntualiza Sandra Serrano, coordinadora de Puerta Única. Hay casos de éxito. Incluso éxitos espectaculares como un hombre sin vivienda atendido en el centro San Juan de Dios que con el paso de los años ha acabado casado y llevando negocios en Colombia, o el de un joven con una grave adicción al alcohol que ahora aprende un oficio, pero también hay casos de éxito modesto y puntual.

"Cuando la situación de calle está cronificada es más difícil. El objetivo entonces es al menos minimizar el daño. La facilidad o no para salir depende del tiempo que lleven sin hogar", apunta. "Pueden pasar un tiempo en un centro y de pronto vuelven a la calle y así una y otra vez",  explica Toñi Martín después de saludar a Gregorio, que aguarda junto a decenas de personas a que llegue la hora del almuerzo en el centro municipal de acogida. Desde hace años vive periódicamente en la calle y a veces en un centro de acogida.

Junto a las casi 400 personas atendidas por las unidades de calle, la mayoría españoles y ciudadanos de la Unión Europea, otras 800, entre las que predominan españoles y magrebíes, han acudido a las dependencias de Puerta Única a lo largo de este año.

Sandra Serrano reconoce que aún cuando la mayor parte de las víctimas de la crisis se sostienen a través de las redes familiares y sociales antes de llegar a este último asidero contra la exclusión social, las dificultades económicas están provocando cambios. Junto a a la aparición de personas con formación se ha detectado también la aparición de familias completas. "Todavía son muy pocas, casos aislados", indica Sandra Serrano.

Hasta ahora únicamente se habían registrado familias monoparentales, casi sin excepción madres con hijos a su cargo que acuden al centro en busca de ayuda de emergencia y vías para la reinserción social, generalmente a través de la incorporación al mercado laboral.

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